jueves, 9 de abril de 2009


La Exportación de oxígeno.

Mecanismos de paises pobres para poder subsistir a la crisis mundial.

Como una ironía ambiental, la enorme generación de gases contaminantes en países industrializados como Estados Unidos o Japón, se convertirá en una fuente de ingresos para Nicaragua, si se concretan algunas iniciativas para vender internacionalmente la capacidad de los bosques nacionales de retener gas carbónico.

Las nuevos mecanismos de desarrollo sostenible han generado un nuevo rubro de exportación para países como Nicaragua que aún no han sido invadidos por los complejos industriales y cuentan con grandes bosques.

Estas enormes áreas forestales le permiten a Nicaragua “venderle oxígeno” a cualquier país que, debido a su alto desarrollo industrial, se ha convertido en enorme generador de gases que dañan la atmósfera de la Tierra.

Dadas
las altas posibilidades se están dando los primeros pasos para la implementación de estos proyectos en algunos puntos del país, con el respaldo del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (Pnud).

MUCHO POTENCIAL

Algunos de estos proyectos y las diversas posibilidades existentes fueron presentados recientemente en el primer Taller de Promoción de Inversión y Comercio Exterior por el Servicio Exterior de Nicaragua.

“El potencial de Nicaragua es muy grande, debido a las grandes posibilidades del país para que se apliquen tecnologías y técnicas limpias, como la reforestación, energías alternativas como la eólica, geotérmica y la eléctrica. Por eso puede ser beneficiada con tecnología y financiamiento”, explicó Jorge Chediek, representante del Pnud en Nicaragua.

Aunque su manejo es bastante complejo, se puede decir que existen dos mecanismos para obtener ingresos por la venta de carbono.

El primero es a través de agresivos procesos de reforestación (según los últimos acuerdos deben ser reforestaciones realizadas de 1990 hasta la fecha), que permitirán una mayor captura de oxígeno.

Por la captura de este oxígeno, que conlleva un beneficio global, los países industrializados e inclusos grandes empresas privadas podrían pagarle a Nicaragua por la generación de este aire puro.

Esto se hará por medio de “certificados para la reducción de gases de efecto invernadero”, los cuales ya tienen un valor en el mercado bursátil internacional que oscila entre 3 y 7 dólares cada uno.

El segundo mecanismo es a través del financiamiento de proyectos de energía alternativa en países en vías de desarrollo.

Este financiamiento provendrá principalmente de empresas ubicadas en países desarrollados, ya que a éstas les resulta más barato proveer estos fondos que aplicar la reducción de gases en sus propias instalaciones.

“Si una empresa privada u otro tipo de institución va a generar energía eléctrica por medios alternativos, sin usar carbón o petróleo, empresas de países desarrollados ponen fondos adicionales para el desarrollo de esta tecnología, ya que quieren el crédito del gas invernadero no producido para sí mismos”, explicó Chediek.

“¿Cuál es la ganancia para ellos?, que pueden divulgar que pese a su alta generación de gases de efecto invernadero, contribuyen con esta empresa equis en Nicaragua para la reducción de estos gases. Les resulta mejor porque en esos países es más costoso reducir la producción de gases”, añadió.

Por su parte, Marina Stadthagen, coordinadora de la Oficina Nacional de Desarrollo Limpio (ONDL) y una de las principales impulsoras de esta iniciativa, explicó que a medida que pasan los años, los “certificados para la reducción de gases de efecto invernadero” incrementan su valor, por lo que Nicaragua debe apurar la ejecución de los proyectos para la captura de oxígeno y reducción de emisión de gases dañinos para el medio ambiente.

“Hay países obligados a reducir emisiones y reducir esas emisiones cuesta a Japón 500 dólares, mientras en Nicaragua cuesta diez dólares. Por eso, Japón va a comprar en vez de reducir, Japón puede ser un gran comprador”, dijo.

“La responsabilidad histórica es de los países industrializados, porque destruyeron sus bosques y pusieron sus gases en la atmósfera. Por eso ahora nosotros vendemos nuestro derecho a contaminar”, agregó.

Stadthagen mencionó que los países mas interesados en la compra de oxígeno hasta el momento son Holanda y Finlandia.

TODO EMPEZÓ EN JAPÓN

La venta de oxígeno o retención de carbono es un mecanismo establecido en el Protocolo de Kyoto (ciudad japonesa) firmado en 1995, para que a través de inversiones, los países en desarrollo “capturen” oxígeno y por ende no generen gases que causen el efecto invernadero, una afectación climática provocada por el alto nivel de contaminación en la atmósfera.

Precisamente fue en Kyoto donde se establecieron las reglas de intercambio financiero entre los países ricos y pobres para enfrentar el calentamiento global producido por los daños en la capa de ozono.

La premisa en ese sentido fue el ahorro que representa para los países ricos reducir emisiones en países en vías de desarrollo que en sus propias industrias.

En Nicaragua están a punto de concretarse varias inversiones en ese sentido, financiadas principalmente con fondos de cooperación provenientes de Holanda, Canadá, el Banco Mundial y algunas empresas privadas.

COSTA RICA, PIONERO

Costa Rica fue el pionero en obtener ganancias por la venta de oxígeno, a través de una agresiva política para la reforestación de bosques y generación de energía no renovable, implementadas desde 1992.
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Consulta: La Prensa Digital


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