James Cameron,
James Francis Cameron, canadiense de 56 años, ha pulverizado por segunda vez en su historia los 1.000 millones de dólares de taquilla, una cifra a la que sólo han llegado un puñado de filmes como El Caballero Oscuro, Piratas del Caribe II o El Señor de los Anillos III. Pero Cameron fue el primero en alcanzar ese nivel con Titanic (1.800 millones), con la que se prepara para ser la película más taquillera de la historia del cine, además de la más costosa con 500 millones de dólares.
Pese a que las producciones de Hollywood registraron una subida de ventas en taquilla del 10%, hasta 10.500 millones de dólares en 2009, el pastel se ha repartido poco. Más de 7.000 millones o el 70%, fueron a parar al bolsillo de las 10 películas más taquilleras, según informa Hollywood.com. El resto, unos 3.400 millones, se repartieron entre las 282 restantes, y más de 62 películas recaudaron menos de 1 millón.
Nacido en un pequeño pueblo (Kapuskasing) de la provincia de Ontario, es hijo de un ingeniero y se graduó en Físicas por
En los 90 con Terminator II y Titanic. Y ahora, en el ocaso de los años cero ha hacer sonar la campana con una historia de otro mundo. Cameron ha dirigido películas que han hecho miles de millones de dólares, cifras en las que sólo se han movido pocos directores como Steven Spielberg o George Lucas. Su pasión por los mundos futuristas, personajes fantásticos, bien condimentados de tecnología han dejado huella en su filmografía, aunque debutó en el cine con una película de criaturas como Piraña II. Todo un presagio para el que han llegado a etiquetar como el devorador de la taquilla.
El regreso de Cameron a los mandos de su nueva cámara 3-D ha reactivado las expectativas de Hollywood en este 2010, que tras el primer fin de semana registra incrementos de ingresos del 50%, aunque en su mayor parte se deba al Avatar de Cameron. El director canadiense ha conseguido dirigir algunos de los filmes más taquilleros durante tres décadas. En los años 80 reventó la taquilla con Terminator (1984) o Aliens.
Pero el récord de recaudación de los Avatar tiene su truco. Está en el uso de la tecnología 3-D, cuyas entradas se cobran sustancialmente más caras en los cines. Y muchos expertos del sector creen que podría alcanzar a Titanic e, incluso, duplicar las cifras actuales ya que en enero y febrero apenas se estrenan superproducciones. Cameron promete revolucionar los ingresos de la industria en un periodo de vacas flacas en la economía y, en definitiva, en el consumidor, que se contienen a la hora de ir al cine.
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