Las Mujeres y la Crisis Económica Actual*
Se calcula que la crisis que hoy afecta al planeta entero, elevará los niveles de pobreza de América Latina y el Caribe. Para entenderlo mejor, hay que recordar que según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), casi un tercio de la población de esta región, es decir 192 millones de personas, vive en condiciones de pobreza, y 75 millones, en pobreza extrema.
En otras palabras, el número de pobres podría crecer en casi 13 millones para 2010. Al mismo tiempo, sabemos que la mayor parte de los pobres del mundo son mujeres, lo que hace que para nosotras se enciendan mil alarmas, pues se estima que en el contexto descrito, el desempleo femenino mostrará un incremento importante.
Esta realidad nos exige que las discusiones y decisiones sobre la crisis y las formas de sobrevivirla y superarla, tomen en cuenta que el impacto es diferente en los hombres que en las mujeres, siendo más profundo y más extenso para ellas.
Esto responde a varios factores. A pesar de que la participación femenina en el mercado laboral ha ido en aumento en la región, ésta no se traduce necesariamente en empleos formales, bien remunerados y en las condiciones que caracterizan al “trabajo decente”. Por el contrario, la mayoría son precarios, concentrados en los servicios domésticos –o extensiones de lo doméstico-, informales, mal pagados e inseguros, además de su baja productividad y poco reconocimiento social, y sin los beneficios mínimos de seguridad social.
La brecha salarial entre hombres y mujeres es otro factor de desventaja frente a la crisis y se da a lo largo de todos los estratos sociales. Lo mismo ocurre con las oportunidades de capacitación y acceso a mejores cargos. Por otra parte, está comprobado que la diferencia de salarios por un mismo trabajo, afecta mucho más a las mujeres con más escolaridad. Sin embargo, entre las mujeres de los estratos más pobres, un menor grado de educación tiene un impacto negativo en sus posibilidades de encontrar empleo, más todavía que en el caso de los hombres.
Sumado a que aproximadamente un tercio de las familias están a cargo de una mujer, a situaciones de conflictos internos o fronterizos que obligan al desplazamiento, y otras condiciones adversas, todo esto, contribuye a perpetuar las inequidades entre el género femenino y el masculino.
Todo lo anterior significa que la reducción del desempleo y la reinserción de las mujeres en el mercado formal no podrán lograrse si no se invierte en ellas, sobre todo en las mujeres más jóvenes.
El año 2010 ha sido declarado, desde la Comisión Interamericana de Mujeres (CIM), de la OEA, como el Año Interamericano de la Mujer. Esta es una razón más para esperar que los esfuerzos se focalicen en el desarrollo de las capacidades y la autonomía económica de las mujeres. Parte de la estrategia para el desarrollo sostenible que debemos diseñar, debe incluir el apoyo a acciones en este sentido, que además potencien el rol ciudadano femenino. La crisis actual representa una oportunidad para examinar y volver a evaluar el papel y la contribución de ellas y de los hombres en el desarrollo sostenido, bajo los principios de la democracia, la justicia social, la igualdad y la equidad.
Por último, deseo informar que en la CIM hemos acordado ofrecer un curso/taller virtual de liderazgo para las mujeres considerando que no podemos olvidar la urgencia de potenciar su capacidad de dirigir los cambios políticos y culturales, como de emprendimiento económico, a fin de ampliar sus oportunidades y protagonismo en el progreso de sus respectivos países y el disfrute igualitario de sus resultados.
Laura Albornoz
Experta Invitada
Ministra Directora del Servicio Nacional de la Mujer (SERNAM) de Chile
y actual Presidenta de la Comisión Interamericana de Mujeres(CIM)
Fuente| Portal Educativo de Las Americas
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