Sobre “La Chica de la Sarasota”, obra de Marivell Contreras
La Chica de la Sarasota me gustó... Lo leí de un tirón, porque libros de este tipo se asumen sin abandonarlo... Hay que darle inicio y conclusión de una vez... Son unas viñetas de encanto, que desde una estructura narrativa muy limpia y breve, retratan una realidad de la que somos ignorantes, o pretendemos ocultarnos a nosotros mismos... Pero, no hay en estas viñetas -de gracia, asombro y ternura- ningún atisbo de crítica social, porque ese no es su propósito. No es crónica para la sociología, aunque muy bien pueden servir como tal. Las veo como una recreación de la realidad golpeante y frenética de la vida marginal, de su lascivia y espanto, de esos tropezones humanos que forjan la calentura sinigual de los sueños vencidos.
Claro, si existieron sueños en esa 'raza humana' tan poblada de soles truncos y de esperanza.
Cada viñeta va conformando un conjunto de "audiciones" de la realidad: que se escuchan todas desde los altoparlantes de la moral social que plantean. Y el conjunto termina creando, tal vez sin pretenderlo la autora, un auténtico retablo de la marginalidad urbana en tiempos de globalización.
Ahí están los antihéroes, las antiheroínas deberíamos decir, de una materia calcinante, sinuosa, estrafalaria, demencial: la existencia de una sociedad que no se inscribe ni se inscribirá en la posteridad, porque no está codificada en el presente ni se tienen noticias de que ancló alguna vez en el pasado. O sea, vaya, de un segmento social sin futuro, dominado por la oquedad y el vacío, elementos que son las claves de estas narraciones brevísimas que nos retratan de cuerpo entero las vivencias fatales de esa humanidad perdida en la urdimbre de la ciudad.
Fuente Hoy
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