martes, 30 de diciembre de 2014

ECOLOGIA



Una pequeña fracción del presupuesto militar global podría salvar la biodiversidad del planeta

Las comparaciones entre presupuestos destinados a cosas distintas son muy socorridas y a veces pueden caer en la demagogia, pero es difícil no ceder a la tentación de imaginar cuántas cosas de provecho para toda la humanidad se podrían hacer si una pequeña parte de la fuerte suma de dinero que se destina a un capítulo como el gasto militar, sensiblemente reducible cuanto mayor sea la paz en el mundo, se destinase a otro tan barato y tan provechoso para toda la humanidad como la biodiversidad, un soporte de la salud y la subsistencia del Ser Humano, a través de beneficios en la agricultura, la ganadería, la investigación médica, la biotecnología, el progreso científico general y hasta el turismo.

Un cálculo de esta clase es el que se ha efectuado en una investigación realizada por especialistas de la Universidad de Queensland en Australia, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN, International Union for Conservation of Nature), y la Wildlife Conservation Society (WCS) (Sociedad para la Conservación de la Fauna y la Flora), con sede en Estados Unidos.
 
El mundo necesita con urgencia un cambio drástico en la voluntad política y en la financiación de la protección de la naturaleza a fin de que las zonas protegidas puedan ejercer su plena capacidad de conservación de las especies, así como desarrollar todo su potencial económico y social. Esta es una de las conclusiones de la nueva investigación, presentada a través de la conocida revista académica Nature.

Según los autores del estudio, destinar entre 45.000 y 76.000 millones de dólares al año para zonas protegidas (solo el 2,5 por ciento del gasto militar global anual) podría ayudar a gestionar adecuadamente esas zonas, garantizando que su contribución potencial al bienestar del planeta se alcance en su plenitud.

Muchas especies amenazadas, como el elefante asiático, el tigre, y todas las especies de rinoceronte, así como numerosas plantas, reptiles y anfibios, sobreviven gracias a las zonas protegidas. Las zonas marinas protegidas bien gestionadas contienen más de cinco veces la biomasa total de peces grandes y 14 veces la biomasa de tiburones en comparación con las áreas de pesca.
 
"Las áreas protegidas nos ofrecen soluciones para algunos de los retos más apremiantes de hoy en día", destaca James Watson de la Universidad de Queensland y la WCS, coautor del estudio, quien también denuncia que si la situación actual no se corrige, muchas de tales zonas protegidas fracasarán en sus objetivos.

Las áreas protegidas son reductos de biodiversidad que se podrían salvar con una pequeña fracción del presupuesto militar global. (Foto: Amazings / NCYT / JMC)

Según los últimos datos, las áreas protegidas cubren alrededor del 15 por ciento de la tierra y el 3 por ciento del mar. Sin embargo, los expertos advierten que a pesar del aumento significativo de su cobertura durante el siglo pasado, esta es insuficiente para que alcancen las metas globales, a seis años vista, de proteger al menos el 17 por ciento de la tierra y el 10 por ciento del mar. Muchos ecosistemas siguen teniendo una conservación pobre porque las zonas protegidas no siempre incluyen las áreas más importantes para la biodiversidad.

Además, la gran mayoría de las áreas protegidas existentes con buena ubicación no tienen suficientes recursos como para ser eficaces, y algunos estudios han encontrado que tan solo una cuarta parte de ellas son gestionadas con eficacia. Las amenazas crecientes del cambio climático y el auge de la caza furtiva aplican presiones adicionales a escala global sobre las zonas protegidas.

"Algunas de las áreas protegidas más emblemáticas, como el Parque Nacional Galápagos de Ecuador, están sufriendo una degradación significativa, en parte debido a la falta de capacidad para gestionarlas con eficacia", denuncia el profesor Marc Hockings, de la Universidad de Queensland, coautor del estudio.

La nueva investigación también alerta de una inquietante y creciente tendencia en los gobiernos, tanto de países desarrollados como subdesarrollados, a dar marcha atrás en sus compromisos, mediante recortes de fondos y cambios de políticas. Un análisis mundial reciente ha documentado 543 casos en los que se redujo o eliminó el estatus de zonas protegidas.

Por ejemplo, recortes recientes en el presupuesto para parques de Canadá han reducido el gasto para conservación en aproximadamente un 15 por ciento. En Uganda se están realizando trabajos de exploración y explotación de petróleo dentro de muchas áreas protegidas. En Indonesia, en 2010, se emitieron permisos para explotación minera dentro de 481.000 hectáreas de áreas protegidas. Un santuario natural en Omán fue retirado de la lista de Sitios declarados Patrimonio de la Humanidad después de que el gobierno redujera el tamaño de la reserva en un 90 por ciento para permitir la extracción de petróleo y gas.

Una de las cosas más tristes de esta situación es que, paradójicamente, las áreas protegidas pueden generar ingresos económicos. En Ruanda, por ejemplo, los ingresos económicos por visitas turísticas para ver los gorilas de montaña dentro del Parque Nacional de los Volcanes es ahora la mayor fuente de divisas extranjeras del país, recaudando 200 millones de dólares anualmente. En Australia, el presupuesto de 2012-2013 para la Autoridad del Parque Marino de la Gran Barrera de Coral fue de aproximadamente 50 millones de dólares australianos, pero el turismo en esta fascinante área natural aportó más de 5.200 millones de dólares australianos a la economía de esa nación.

 

 Fuente: CYT.

 

 

BIOLOGIA


La historia de los Estados Unidos está escrita en su mapa genético

Durante los últimos 500 años, Estados Unidos ha sido un lugar de mezcla continua de diferentes grupos raciales y étnicos, principalmente nativos americanos, colonos europeos y africanos, estos últimos llevados por el comercio de esclavos a través del Atlántico. Sin embargo, no se conoce cómo la ascendencia genética de estas poblaciones varía actualmente en las distintas regiones geográficas del país norteamericano.

Un estudio publicado en la revista American Journal of Human Genetics ha analizado los genomas de más de 160.000 afroamericanos, latinos y estadounidenses de origen europeo y ha dado a conocer que la ascendencia genética de estas poblaciones está fuertemente marcada por la historia.

Aunque se ha caracterizado genéticamente a la población de buena parte del mundo, Estados Unidos ha recibido menos atención por parte de los genetistas debido a sus complejos patrones de ascendencia. Además, la relación entre la ascendencia genética y las autodenominadas identidades raciales y étnicas en cada región de los Estados Unidos no se había caracterizado profundamente.

Katarzyna Bryc, autora principal del estudio, señala que el trabajo realizado “no solo revela los fundamentos históricos de las diferencias regionales en la ascendencia genética sino que también arroja luz sobre las complejas relaciones entre la ascendencia genética y la raza y la etnia autodenominada".

 

Para hacer frente a esta investigación, Bryc y sus colegas analizaron variaciones en la secuencia de ADN llamadas polimorfismos de un solo nucleótido en los genomas de 5.269 autodenominados afroamericanos, 8.663 autodenominados latinos y 148.789 autodenominados estadounidenses de origen europeo. Para ello utilizaron muestras de saliva proporcionadas por 23andMe, una empresa estadounidense dedicada al diagnóstico genético. Las más de 160.000 muestras habían sido cedidas por los pacientes tras completar una encuesta y consentir que los datos fueran utilizados con fines de investigación.

Encontraron que las diferencias regionales en la ascendencia genética reflejaban acontecimientos históricos, como la temprana colonización española, la reubicación forzada de los nativos americanos en los Estados Unidos o las oleadas de inmigración. Por ejemplo, la ascendencia escandinava se encontró en trazas genéticas en la mayoría de los estados, pero comprendió alrededor del 10% de la ascendencia de los europeo-americanos que viven en Minnesota, Dakota del Norte y Dakota del Sur, donde se registraron oleadas de inmigrantes escandinavos, por ejemplo, en la segunda mitad del siglo XIX.

En cuanto a la autodenominación de identidades raciales y étnicas, más de seis millones de estadounidenses que se identifican como europeos podrían tener ascendencia africana y hasta cinco millones de autodenominados europeo-americanos podrían tener al menos un 1% de ascendenci
"Estos hallazgos sugieren que muchos individuos con ascendencia afroamericana y nativa americana han pasado a la comunidad blanca, socavando así el uso de etiquetas culturales que separan a los individuos en grupos discretos, no superpuestos", asegura Bryc, quien añade que en conjunto los resultados muestran que la ascendencia genética “se puede aprovechar para aumentar los registros históricos y para informar sobre los procesos culturales que conformaron a las poblaciones modernas".




En el trabajo han colaborado investigadores de la Escuela Médica de Harvard, la Universidad Chapman y el Instituto Broad del MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts, por sus siglas en inglés) y Harvard. (Fuente: SINC/DICYT )