jueves, 28 de diciembre de 2017

Cosas de Navidad.

Las medias de Navidad
La tradición de colocar medias para los regalos viene de los orígenes de San Nicolás. Este santo, en el cual está basado el actual Papá Noel, salvó a tres muchachas que debían prostituirse. Para que no lo hicieran les dejó monedas de oro en sus medias mientras dormían.

Lutero decoró el primer árbol
Según la historia, el protestante Martín Lutero fue el primero en decorar un árbol de Navidad. Viendo las estrellas brillar entre las ramas, decidió mostrar lo mismo a sus hijos llevando un árbol a su casa y poniendo velas en él.

Noche de Paz
La canción más popular de Navidad es Noche de Paz, con 733 versiones desde 1973. Se dice que fue escrita en Austria por el padre Joseph Mohr cuando se le rompió el órgano de la iglesia. Sin embargo, la historia que parece ser cierta es la de un sacerdote que la escribió mientras se quedaba en una iglesia de Austria.

FIESTA PAGANA
La Navidad tiene sus raíces en las fiestas paganas festejadas durante diciembre. Como la Iglesia Católica desaprobaba estas festividades estableció el nacimiento de Jesús un 25 de diciembre para terminar con estos festejos, a pesar de que no hay pruebas de que realmente haya nacido ese día.

Los colores oficiales
Los colores de la Navidad son el verde, el rojo y el dorado. El verde representa el renacimiento y la vida, el rojo es por la sangre de Cristo y el dorado es la luz, la riqueza y la realeza.

25 de diciembre
La fecha específica del nacimiento de Jesucristo fue establecida recién en el año 350 de la era común por el Papa Julius I.

Árboles de Navidad
Aunque muchos prefieren los árboles naturales, cortados y adornados, otros compran árboles artificiales. Esta costumbre fue creada por los alemanes que comenzaron a fabricar árboles con plumas de ganso teñidas.
No abandones a tus Padres!
 Historias para reflexionar


Había una vez un hombre cuyo padre era un anciano inválido. La esposa del hombre lo fastidiaba constantemente: “Estoy harta de ver a tu padre. Tendrás que elegir entre nosotros. Si prefieres al viejo, yo me iré”. El pobre esposo le pedía, implorando: “¿Qué debo hacer? Si yo no cuido a mi propio padre, ¿quién más lo hará?”

La mujer era inflexible. Después de pensar profundamente el asunto, el hombre decidió llevar a su padre a las montañas y dejarlo allí. Preparó la carreta, como si tuviera la intención de llevar de viaje a su pequeño hijo, luego le dijo a su padre: “Voy a ir a las montañas con el pequeño. ¿Por qué no vienes con nosotros? El aire te hará bien”.

Partieron los tres juntos a las montañas. Sin tener idea de lo que le aguardaba, el anciano charlaba con su nieto y compartía la alegría del viaje con él. Al final llegaron a un bosque solitario. El hombre extendió unas mantas en el suelo, acostó al padre, y puso algo de comida y agua a su lado. “Quédate acostado aquí, padre”, dijo, “mientras nosotros vamos a cortar un poco de leña”.

Sin darse cuenta de lo que le había sucedido, el pobre anciano abuelo quedó abandonado en el desconcierto.

Pero cuando pasaron varias horas sin que nadie viniera a buscarlo, captó la razón de por qué había sido abandonado. Sus ojos se llenaron de lágrimas, pero en vano. ¿Qué podía hacer un desdichado viejo?

Mientras tanto, su hijo y su nieto estaban regresando al pueblo, dejando que el viejo tuviera su encuentro final con el destino. “¿Por qué dejamos a mi Abuelo en ese lugar solitario?” preguntó el niño. “¿No vamos a volver a buscarlo?” El hombre respondió: “Se ha hecho viejo. Ahora lo vamos a dejar allí”. Esta respuesta no satisfizo al inocente niño. “¿Pero por qué?” preguntó, luego exclamó: “¡Quiero a mi Abuelo!” Su padre insistió: “Está demasiado viejo, te digo. . .Tiene que quedarse allí”.

Pero finalmente el niño lo hizo entrar en razón con estas palabras: “Muy bien, cuando yo sea grande, tú estarás viejo y enfermizo como mi Abuelo. Cuando llegue ese momento, ¿debo dejarte en las montañas como tú dejaste a mi Abuelo?”.

Dándose cuenta del gran pecado que había cometido, el hombre regresó llorando. Encontrando a su padre en donde lo había dejado, cayó a sus pies. El anciano acarició la cabeza de su hijo. Diciendo: “No llores, hijo. Yo no abandoné a mi padre en las montañas, de modo que por qué haría DIOS que tú me abandones a mí aquí?”.


Cuento Árabe.

sábado, 23 de diciembre de 2017




ÁRBOLES
DE NAVIDAD
Los primeros árboles de Navidad se decoraban convelas. Esta costumbre, al parecer, nació de las creencias germánicas y escandinavas, antes de ser adoptada por el cristianismo.

Los habitantes de estas regiones europeas celebraban cada 26 de diciembre el nacimiento de Frey, dios del sol y la fertilidad, adornando un árbol que a su vez representaba a Yggdrasil, una metáfora del universo según la mitología nórdica.

Esta práctica cambió, con llegada de San Bonifacio a Europa, en el siglo VIII, pues la misión de este evangelizador cristiano era, entre otras cosas, eliminar o reemplazar todos los símbolos paganos, incluyendo el árbol, sustituyó la planta de los nórdicos por un pino, “símbolo del amor perenne de Dios”, vistiéndolo además con manzanas que representan las tentaciones, y velas como símbolo de la luz de Cristo. La costumbre de las velas, se mantendría por siglos en lo que hoy se conoce como Alemania, pero más por combatir el frío y calentar los hogares en esa época de invierno. También llegaría a países como Inglaterra, en donde se tienen registros de árboles adornados con luces en el castillo de Windsor desde que la reina Victoria accedió al trono.

Y la tradición no tardó en migrar hacia Estados Unidos, donde Thomas Edison estaba a punto de crear la primera bombilla eléctrica. Este invento, que se produjo en 1880, le daría un aire nuevo a la Navidad dos años más tarde, cuando Edward H. Johnson, socio de Edison, usó 80 focos luminosos de diferentes colores para adornar el árbol de su casa.

Aunque se registró en varios diarios, la acción de Johnson no fue bien recibida en un principio, por parecer una estrategia publicitaria. Sin embargo, este inventor sigue siendo considerado el padre de las luces navideñas eléctricas, un adorno que en 1895 llegó a la Casa Blanca y en 1931 visitó al tradicional árbol del Rockefeller Center de Nueva York, para pasar luego a ser un elemento decorativo imprescindible en casas, calles y vitrinas.



FUENTE:
El legendario origen del árbol de Navidad, de Isabel Martínez Pita





domingo, 17 de diciembre de 2017