domingo, 27 de diciembre de 2015

En china ya se vende aire puro embotellado.

Debido a los altos índices de contaminación en China, una compañía canadiense tiene en sus estantes para la venta aire embotellado, después de la alerta roja generada por la inmensa capa de contaminación aérea y la situación ecológica que tienen que soportar los habitantes de Pekín han hecho que compañías saquen ventaja de esta situación.

La compañía canadiense Vitality Air ha presentado su ayuda a los chinos, un prototipo de botella con un contenido de aire de la montaña que oscila entre los 70000 y 100000 pesos colombianos dependiendo de la pureza del aire. Hasta el momento se han vendido mas de 500 botellas y otras 700 botellas se encuentran en camino para ser distribuidas, de la misma manera se encuentra disponible una aplicación para determinar que tan contaminado esta el medio donde se encuentre la persona respecto a la contaminación.

¿Qué se está haciendo para mitigar los problemas ecológicos?
Hace poco se celebró la Vigésimo-primera Conferencia Internacional Sobre Cambio Climático en París, donde los 195 países que participaron firmaron el tratado de París, donde se establecen clausulas inmediatas para frenar y solucionar la crisis climática, el objetivo de este acuerdo es mantener el aumento de la temperatura media del planeta sin superar los dos grados en la variante, y tambien aclara cuanto deberán aportar los países desarrollados para ayudar las economías emergentes para afrontar el cambio climático.


Este acuerdo internacional ha recibido elogios por parte de grandes personalidades quienes aseguraron que este es un gran paso para un futuro con pocas emisiones de dióxido de carbono y que los grandes alcances solo radica en la fuerza de la unión , por otra parte las duras criticas por parte de los ambientalistas no se hicieron esperar puesto que las afecciones a las comunidades menos favorecidas, son relevantes y solicitan a los participantes de esta conferencia que se pronuncien con claridad acerca de las energías renovables en el planeta. (Lee también: Fontus "La botella que convierte el aire en agua mientras pedaleas)

CORTESÍAS: ECO.COM.

jueves, 24 de diciembre de 2015

VIDEO



  Salamandra más grande y antigua jamás encontrada, tiene más de 200 años de edad.

Es las mas grande y antigua jamás encontrada, pesa unos 52 kilos y es considerado un milagro que haya alcanzado semejante edad dado lo amenazada de su especie.

La salamandra gigante de China es considerada uno de los anfibios más grandes que existen en el mundo. Sin embargo, están en peligro de extinción, por lo que causó gran conmoción en hallazgo de un espécimen vivo de más de 200 años y cerca de 1,4 metros de largo.

Según explicaron científicos chinos, el animal fue encontrado en las afueras de una cueva en Chongqing, y extraído para estudiarla y protegerla.

Y es que junto a la salamandra gigante de Japón son los mayores anfibios del planeta y además de hacer frente a la contaminación que afecta a China, es cazada de manera indiscriminada para terminar en la cena de pescadores y turistas.

Cortesía: DC.

lunes, 21 de diciembre de 2015

La resistencia a los transgénicos viene de gente que no conoce el hambre, dice el Nobel de Química.


Venkatraman Ramakrishnan, el premio Nobel de Química de 2009, asume la presidencia de la Royal Society, la academia científica más antigua del mundo, por la que pasaron Einstein, Newton y Darwin.

Venkatraman Ramakrishnan, Venki para los amigos, recuerda perfectamente la mañana del 7 de octubre de 2009. Iba en bicicleta a su trabajo cuando una de sus ruedas pinchó, así que llegó tarde. Le tocó caminar un buen rato hasta su despacho en el Laboratorio de Biología Molecular de Cambridge (Reino Unido). Una vez allí, al poco de llegar, recibió una llamada de un tipo con acento sueco que le anunciaba que había ganado el premio Nobel de Química. Ramakrishnan, todavía confuso por el pinchazo, pensó que era una broma de uno de sus colegas. "Qué bien te sale el acento sueco", le espetó al hombre al otro lado de la línea telefónica, que efectivamente era miembro de la Real Academia de las Ciencias de Suecia. Aunque no se lo creyera, Ramakrishnan acababa de ganar el Nobel por investigar la estructura del ribosoma, la máquina microscópica que en cada una de nuestras células transforma nuestro código genético en proteínas, como las que transportan el oxígeno en la sangre o los anticuerpos que matan a los microbios malignos.
  
Ramakrishnan nació en 1952 en Chidambaram, un pueblo indio conocido por su templo dedicado al dios hindú Shiva danzando para destruir el universo. A los 19 años, consiguió una beca para estudiar Física en la Universidad de Ohio (EE UU). Y dejó India para nunca volver. Cuando se doctoró en Física, se lanzó a estudiar Biología en la Universidad de California. Y en 2000 alcanzó la cima de su carrera. En un laboratorio de EE UU, cuando vio clara la estructura del ribosoma, se puso a bailar más frenéticamente que el dios Shiva. "Vamos a ser famosos", les dijo a sus colegas.

Venkatraman Ramakrishnan en 2009, al recibir el premio Nobel.

El físico de origen indio, que en realidad es un biólogo con nacionalidades británica y estadounidense, acaba de ser nombrado presidente de la Royal Society, la academia científica más antigua del mundo, fundada en Londres en 1660. Desde su nuevo puesto, en la entidad que acogió a Isaac Newton, Charles Darwin y Albert Einstein, Ramakrishnan quiere "concienciar a los ciudadanos y a los gobiernos de que es necesario apoyar a la ciencia". También se propone "estimular mejores maneras de enseñar la ciencia en las escuelas".

El ganador del Nobel de Química es un enamorado de la cultura española. Habla un español muy correcto y disfruta con la literatura española y latinoamericana. "También me gusta el cine español. Después de Franco, el cine español se convirtió en muy creativo, con Almodóvar, Alejandro Amenábar.", opina. La semana pasada, Ramakrishnan visitó España para impartir una conferencia en el congreso anual de la Sociedad Española de Bioquímica y Biología Molecular, invitado por la Fundación BBVA.

- Parece que hay una brecha entre los científicos y los ciudadanos en asuntos como los alimentos transgénicos y la energía nuclear.

¿Cómo piensa convencer al gran público de que los transgénicos no son monstruos y las centrales no son Chernobyl?

- Los científicos se tienen que involucrar más con los ciudadanos. El problema con los alimentos modificados genéticamente es que la ciudadanía no es consciente de que durante siglos hemos estado haciendo modificación genética, aunque de manera muy aleatoria: cruzando diferentes cepas o, desde hace muchos años, con mutagénesis [generación de mutaciones] en cultivos y la posterior selección de los rasgos más apreciados. En realidad, las tecnologías modernas son mucho más específicas y dirigidas. Te enfocas en un gen y sabes exactamente lo que estás haciendo. Así que de alguna manera podríamos pensar que así hay más control que de la forma tradicional. Creo que cuando la gente no entiende muy bien una tecnología, surge la preocupación.

- En EE UU usted come alimentos transgénicos.

- Sí, y no pasa nada, hasta donde yo sé. Soy muy feliz comiendo maíz transgénico. Para alguien como yo, que ha crecido en India, estas resistencias se ven como una cosa de gente que nunca ha conocido el hambre. Le dicen a los países pobres: seguid con hambre. Este tipo de objeciones son un lujo, porque los que las tienen saben que hay mucha comida en Europa y no les importa. Pero en muchas ocasiones los alimentos modificados genéticamente pueden marcar la diferencia: adaptados a la sequía o con más nutrientes en un cultivo, como el arroz dorado, en el que se introducen precursores de la vitamina A y puede ayudar a prevenir la ceguera infantil. Estamos solo empezando a entender todos los beneficios de los alimentos modificados genéticamente. Y, por supuesto, como con cada nueva tecnología, tenemos que estar seguros de que establecemos normas de seguridad adecuadas. Yo no sostengo que se permita hacer todo lo que sea posible hacerse. Tienen que existir reglas generales adecuadas, como con las nuevas medicinas. Con cada nueva tecnología tenemos que poner en la balanza la seguridad y los beneficios.

 "El problema con los alimentos modificados genéticamente es que la ciudadanía no es consciente de que durante siglos hemos estado haciendo modificación genética, aunque de manera muy aleatoria "

- Dice que estas objeciones son propias de sociedades ricas, ¿como el movimiento antivacunas?

- Sí, como los antivacunas, aunque frente a los alimentos modificados genéticamente hay otra objeción. Mucha gente está en contra del monopolio de las multinacionales. Me parece una objeción perfectamente válida. ¿Por qué una sola empresa controla una serie de cultivos? Pero mi opinión es que la modificación genética es una tecnología, no es un monopolio de una empresa. Los gobiernos pueden invertir en alimentos modificados genéticamente y hacerlos accesibles. No son un monopolio. La modificación genética es una tecnología que se puede utilizar para obtener grandes beneficios, no es el monopolio de una empresa. Depende de nosotros utilizarla como queramos.

- Usted está en contra del actual sistema de producción de fármacos, sobre todo de antibióticos, ignorados por las grandes farmacéuticas. ¿Qué modelo propone?

- No se le puede echar la culpa a las grandes farmacéuticas. Las grandes farmacéuticas quieren ganar dinero. Son empresas, su trabajo es tener beneficios. No puedes esperar que hagan inversiones si no están seguras de tener un buen retorno. Los nuevos antibióticos se administrarán a pequeños grupos de pacientes que sean resistentes a antibióticos convencionales. Los grupos son pequeños y no se trata de enfermos crónicos. Si toman antibióticos se curan. Así que no es como desarrollar nuevos fármacos contra el colesterol, que un paciente tendrá que tomar toda su vida. Por otro lado, hablamos de un problema potencial muy serio. Puede haber una epidemia de una bacteria resistente. Es un serio problema de salud pública. Pero como es un tema de salud pública, deberían ser los gobiernos y las organizaciones sin ánimo de lucro, además de las instituciones internacionales, las que invirtieran en esto.

- ¿Y eso va a ocurrir?

- Ya ocurre. En Reino Unido, el Gobierno ha lanzado una iniciativa para el desarrollo de antibióticos. También en EE UU. Los gobiernos se están dando cuenta, pero quizás necesiten coordinarse más.

- Hace 15 años usted publicó la estructura del ribosoma. ¿Qué aplicaciones tiene hoy su hallazgo?

- Hay muchas aplicaciones potenciales. Una de las más inmediatas sería, posiblemente, el desarrollo de nuevos antibióticos. Las empresas farmacéuticas han utilizado la estructura del ribosoma para desarrollar nuevos compuestos. Por ejemplo, Thomas A. Steitz, con quien compartí el premio Nobel, y otros colegas fundaron una empresa biotecnológica en New Haven, en EE UU, donde está la Universidad de Yale. Esta empresa tiene unos cuantos compuestos que parecen prometedores, pero probarlos en ensayos clínicos requiere mucho dinero. Necesitan más inversiones para intentar llevarlos al mercado. Y ocurre lo mismo por todas partes. Puedes encontrar compuestos prometedores, pero tienes que demostrar su seguridad, iniciar ensayos clínicos. Es un proceso muy largo y solo un pequeño porcentaje de los compuestos prometedores acaban siendo fármacos utilizables.

- O sea que todavía no hay nada tangible a partir de la estructura del ribosoma.

- Por el momento tenemos cosas que funcionan, algunas de ellas en ensayos clínicos, pero todavía nada en el mercado. Esto es una prueba de la gran cantidad de tiempo que se requiere para desarrollar nuevos antibióticos. Recorrer el camino desde la ciencia hasta el mercado requiere mucho tiempo, a menudo una década o más. Cuando tienes cepas de bacterias emergentes resistentes a los antibióticos, tienes que actuar muy rápido, para que cuando se conviertan en un problema serio de salud pública en el futuro, tengas algunas herramientas para enfrentarte a él.

- ¿Usted ganará dinero si esos fármacos llegan al mercado?

- Habría muchos beneficios, pero yo no tengo conexión con esta empresa.

- Hace 15 años usted empezó a bailar en un laboratorio y dijo: "Vamos a ser famosos". ¿Lo son?

- La fama es un concepto relativo. Yo no soy famoso ni entre los científicos, solo entre los de mi campo. Quizá soy conocido entre las personas que estudian los ribosomas y puede que también para algunos biólogos estructurales. Si le preguntas a un neurobiólogo, no tendrá ni idea de quién soy. Si voy por la calle en Cambridge, nadie me conoce. Los científicos no somos como los jugadores de fútbol. Los jugadores, y las estrellas de cine, son famosos porque están constantemente visibilizados, cada vez que juegan al fútbol o actúan en una película. A los científicos no se nos ve.

- ¿Qué preguntas intenta responder ahora mismo en su laboratorio?

- El ribosoma es una máquina muy complicada. Aquellos primeros experimentos que hicimos solo nos enseñaron cómo es, pero no cómo lleva a cabo su función, ni cómo se puede detener. Además, los ribosomas de los organismos complejos, como los de los humanos, son diferentes a los que estudiamos en un principio, que procedían de bacterias. Ahora estamos interesados en cómo funcionan los ribosomas de organismos complejos, y también en cómo están regulados, cómo se pueden apagar y encender. Algunos virus pueden secuestrar el ribosoma y fabricar sus propias cosas, en lugar de hacer lo normal. Son preguntas interesantes. La clave para el ribosoma no es solo hacer proteínas, sino hacerlas en el momento adecuado y en la cantidad correcta. Esto implica encender y apagar el proceso. Si no lo hacen, hay un funcionamiento incorrecto de la célula. Por ejemplo, las células cancerosas no saben cuándo parar de producir cosas.

- Usted se fue de India a EE UU con 19 años. Ahora que se habla tanto de migraciones, ¿usted qué piensa?

- Si un país quiere hacer las cosas bien, tiene que estar abierto al mejor talento que haya en el mundo. Ningún país, ni siquiera EE UU, produce todo el talento que necesita. Si vas a EE UU y miras quiénes son los mejores científicos, como los miembros de la Academia Nacional de Ciencias, muchos de ellos no han nacido en EE UU o son hijos de inmigrantes. Son un alto porcentaje. Ningún país es autosuficiente respecto al talento. Cualquier país tiene que hacer posible que las personas con más talento vayan a él. Eso es un tipo de inmigración y muchos países lo permiten. Cuando se trata de refugiados, están menos dispuestos. Cuando la economía no va bien, todo el mundo se preocupa por los puestos de trabajo, por los recursos, por las infraestructuras, etcétera. No quieren agobios. Pero esto es un problema humanitario, debemos tener empatía y entender que se trata de una crisis seria. Y que, después de todo, en Europa y en EE UU somos mucho más ricos que en el resto del mundo. Moralmente, creo que tenemos la obligación de ayudar a los que se encuentran en grandes dificultades. Yo creo que la mejor manera de ayudar es intentar que las economías de estos países mejoren y así sus ciudadanos no tengan que emigrar. No es fácil cambiar de una cultura a otra, aprender una lengua, adaptarse. Es difícil.

- Hace tres meses, un miembro de la Royal Society y premio Nobel, Tim Hunt, dimitió tras unos comentarios machistas [propuso laboratorios segregados por sexos y afirmó: 'Pasan tres cosas cuando las mujeres están en el laboratorio: te enamoras de ellas, ellas se enamoran de ti y, cuando las criticas, lloran']. ¿Qué opina de aquello?

- Antes de nada, quiero decir que es necesario animar a las mujeres a entrar en la ciencia. Y cuando entren en la ciencia, hay que apoyarlas. No hay duda de que existen prejuicios: en el sistema, en la manera en la que la carrera científica está estructurada, también hay prejuicios inconscientes en la manera de tratar a las mujeres. Pero el problema no es Tim Hunt. Ahora que conocemos mejor los hechos, vemos que simplemente estaba bromeando sobre sí mismo cuando era joven. Es una lección de que el humor no siempre se entiende. Hay que tener cuidado. En cuanto a la Royal Society, Tim Hunt fue elegido por su conocimiento científico. Los miembros de la Royal Society pueden decir lo que quieran como individuos. Sus puntos de vista no son los de la Royal Society. Incluso yo ahora mismo no represento a la Royal Society, hablo como individuo. En su larga carrera, Tim Hunt ha apoyado a un gran número de mujeres. Básicamente, todas han dicho que les trató extremadamente bien. Así que yo creo que deberíamos dejar a Tim Hunt en paz y afrontar el problema serio: cómo animar a las mujeres a entrar en la ciencia. La Royal Society tiene un comité de diversidad que estudia esto de manera específica, identifica problemas y propone soluciones.

- Su familia es un ejemplo.

- Cuando yo tenía tres o cuatro años, mi madre me dejó para hacer un doctorado en Canadá, porque mi padre le animó. Mi padre se ocupó de mí con la ayuda de sus hermanas, mientras mi madre hacía el doctorado. Eso ocurrió en la década de 1950 en India. Mi hermana [Lalita Ramakrishnan, microbióloga de la Universidad de Washington] acaba de ser elegida para la Academia Nacional de Ciencias de EE UU. Es una prestigiosa científica especializada en tuberculosis. Yo procedo de una familia de mujeres científicas y creo que cualquiera que quiera dedicarse a la ciencia debería poder hacerlo, sin importar de qué género sea, de qué región geográfica venga o cuál sea su etnia.

- Usted ha escrito que si tuviera un estudiante parecido a como fue usted en su día, lo despediría.

- Sí. Existe el peligro de dedicarte a algo que no te importa. Yo estaba trabajando en un problema de física por el que había perdido el interés. Y me empezó a interesar más la biología. Si te dedicas a algo que no te importa, encuentras todo tipo de aficiones y distracciones paralelas. Pero si encuentras algo que realmente te gusta, entonces estás contento de trabajar en ello. Es una lección: dedícate siempre a lo que te interese.

Cortesía:La Nación.





La cabeza de este pájaro vale 3 veces más que el marfil.


 El ave se llama cálao de yelmo y su cráneo de queratina es apreciado por su rareza y porque se puede tallar como el marfil; vive en Indonesia y Malasia


No se destaca por ser la más bonita de las aves, pero sus peculiares características la hacen víctima de un comercio ilegal del que poco se habla. Y es que el cálao de yelmo (Rhinoplax vigil) , un ave de cerca de tres kilos que vive en los bosques lluviosos de Asia oriental, tiene un curioso cráneo -que incluye el pico- de queratina, que representa cerca del 11% de su peso.


En otras especies de bucerótidos -hay más de 60 en África y Asia- el casco es hueco, pero en ésta es sólido. El macho lo usa para combatir con otros machos, y ambos sexos lo emplean como una herramienta para extraer insectos de los árboles podridos.

El cálao de yelmo vive en Indonesia y Malasia. En las islas de Sumatra y Borneo su canto maníaco resuena en el bosque. Además de insectos, se alimentan de frutas y nueces, y como se encargan de distribuir las semillas con sus deposiciones, se los conoce también como los "agricultores del bosque".


Sus alas extendidas pueden medir hasta dos metros. Tiene plumas blancas y negras y un parche de piel desnuda alrededor de la garganta. Se dice que son cautelosos, por eso es más probable escucharlos que verlos.

Ave codiciada

Tienen buenas razones para ser tímidos: miles mueren cada año a mano de cazadores que los persiguen por sus cascos que luego venden a China. Entre 2012 y 2014, 1111 ejemplares fueron confiscados de manos de contrabandistas en la provincia occidental de West Kalimantan, en Indonesia. El investigador Yokyok Hadiprakarsa estima que cada año se matan a 6000 en el Este de Asia.


Al casco, por el cual los cazadores están dispuestos a arriesgar una condena de cárcel, se lo llama muchas veces "marfil". Es un material hermoso para tallar, suave y sedoso al tacto, de un color amarillento.

Durante cientos de años, era codiciado por los artesanos chinos que fabricaban con él artefactos para los ricos y poderosos, y por los talladores de miniaturas japoneses que hacían intrincadas figuras para las cuerdas de los kimonos de los hombres. Muchos de estos objetos estuvieron de moda también en la Europa del siglo XIX.


Tabú

Hay algunos registros que muestran que a los grandes generales japoneses se les regalaba marfil de cálao de yelmo, explica Noriku Tsuchiya, curador de la sección de arte japonés del Museo Británico en Londres.

"Desafortunadamente en el siglo XX, el cálao de yelmo fue desapareciendo por la caza y ahora el comercio legal está limitado a las antigüedades certificadas". Pese a que está prohibido, el comercio encubierto continúa, y este preciado marfil se vende a más de US$ 6000 el kilo, tres veces más que el marfil de elefante.

La matanza de elefantes y rinocerontes por sus cuernos en África está bien documentada, pero la de esta ave suele pasar bajo el radar. "Si nadie presta atención, este pájaro desaparecerá", advierte Hadiprakarsa.

El cálao de yelmo ha tenido una importancia cultural por miles de años. Es la mascota de Kalimantan Occidental y los pueblos Dayak de Borneo creen que el ave transporta las almas de los muertos a la otra vida, actuando como mensajero sagrado de los dioses. También consideran que es un ejemplo de fidelidad y constancia en el matrimonio. Matarlo es tabú.

Doble amenaza

Pero no sólo la caza amenaza a esta criatura que se reproduce a ritmo lento: su hábitat está bajo presión. Con el aumento por el apetito por el aceite de palma en Occidente se están reduciendo los bosques lluviosos.

Investigadores de la Universidad Nacional de Singapur estiman que Borneo y Sumatra están perdiendo cerca del 3% de bosques por año. Como resultado, el cálao de yelmo "está considerado casi amenazado, y debería ser cuidadosamente monitoreado en caso de que se reduzca su población", señala la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.

Así, el ave enfrenta dos enemigos: su cabeza está en riesgo por culpa de los talladores de marfil y su hogar, por los productos de aceite de palma.



A diferencia de otras aves, el cráneo del cálao de yelmo es macizo



Cortesía: La Nación

TECNOLOGÍA:



Una persona ciega será la primera en usar un ojo biónico el año próximo.

Lo probarán en Australia; combina una cámara montada en un par de anteojos con un chip insertado en el cerebro; ofrecerá imágenes de muy baja resolución

 
El ojo biónico no reemplaza al del usuario, sino que combina una cámara externa con un chip implantado en el cerebro.


La universidad de Monash, en Australia, está poniendo en práctica un proyecto que permitirá que una persona ciega vea, aunque no tenga una retina en funcionamiento, ya que es un sistema que combina una cámara en un anteojo con un chip implantado en la corteza cerebral, en la parte que maneja la visión.

Son 11 pequeños cuadrados con 43 electrodos cada uno; cuando son estimulados en forma eléctrica, generan un impulso que el cerebro interpreta como un punto de luz. Así, la combinación de este estímulo serviría para generar una imagen de unos 500 pixeles de resolución: mucho más bajo que lo que puede procesar un ojo humano convencional, pero aún así permite un mínimo de visión que hasta ahora era imposible.

Las imágenes que reciban estos chips serán tomadas por una cámara montada en unos anteojos y preprocesadas en una computadora que deberá llevar el usuario; los anteojos transmitirán la información en forma inalámbrica al chip. Es, como le dijo Anthony Lowery, el investigador que comanda el desarrollo, a la revista NewScientist, como un dibujante de historietas, que simplifica una imagen para representarla con un mínimo de información.
El primer voluntario probará este ojo biónico en Australia el año próximo.

Cortesía:NewScientist





lunes, 30 de noviembre de 2015

Análisis del documental



‘Comprar, tirar, comprar’
Problemáticas de la sociedad actual

El documental Comprar, tirar, comprar trata en profundidad uno de los grandes problemas de la sociedad del siglo XXI. ¿Compramos por necesidad o porque el sistema está diseñado para que nunca dejemos de consumir?

El subtítulo del documental, La historia de la obsolescencia programada, hace referencia a un fenómeno por el cual las empresas producen artículos de consumo con una fecha de deterioro programada, para que el ciudadano esté siempre consumiendo y para que, al mismo tiempo, esa empresa pueda seguir dando trabajo a sus empleados.

El documental explica que sin esta práctica denominada obsolescencia programada el sistema capitalista no podría sostenerse. El consumismo o la producción en masa son dos consecuencias directas de este fenómeno.

Así, y pese a los avances tecnológicos, el sistema prefiere productos de consumo que duran cada vez menos: baterías que se mueren tras 12 meses, impresoras que se bloquean al llegar a un número determinado de impresiones, bombillas que se apagan a las mil horas… De esta manera, el ciudadano vuelve a consumir y las empresas siguen fabricando.

Pero ¿a qué coste? ¿Dónde terminan los productos obsoletos? ¿Son realmente obsoletos?

Temáticas ambientales mencionadas y relación entre las mismas.

Como hemos dicho, el consumismo y la producción en masa son dos consecuencias de la obsolescencia programada. Pero hay uno más grave: la contaminación. Aunque la obsolescencia programada sea ideal para el sistema capitalista, está claro que no es sostenible medioambientalmente. En un planeta con recursos limitados, no se puede producir de forma ilimitada.

El modelo de crecer por crecer tiene efectos negativos en el ecosistema. El documental muestra cómo los productos obsoletos son llevados a países no occidentales como Ghana, donde son presentados como productos de segunda mano. Sin embargo, se trata de chatarra que los países desarrollados no quieren.

Aunque algunos de esos objetos son aprovechados y los habitantes de Ghana llegan a arreglarlos, muchos otros se acumulan y surgen vertederos que destruyen la vida de esas zonas.

En definitiva, aunque el problema de la obsolescencia programada pueda parecer en un primer momento económico, de él se derivan otros problemas medioambientales que también se tratan en este documental.

Análisis de las fuentes que aparecen en el documental y diversidad de las mismas

A pesar de la cuantía de las fuentes, pues son numerosas, no hay un equilibrio en su tratamiento. Es decir, todos los testimonios que encontramos en el documental van en la línea crítica que se persigue. Todas las personas que aparecen critican el fenómeno de la obsolescencia programada y nadie defiende este modelo, aunque está claro que se aplica. Si todos están en contra, ¿por qué se permite? Creo que el documental debería dar voz a empresas o instituciones que produzcan programando la obsolescencia de sus productos. Se echa de menos la declaración de algún responsable de Apple, por ejemplo.

Propuesta de soluciones para actuar

En el documental se proponen algunas líneas de actuación para acabar con la obsolescencia programada, pero, como hemos dicho, no se le da voz a ningún empresario, por tanto la puesta en marcha de esas posibles medidas no es real. Quienes hablan son profesores, historiadores y periodistas, amén de algún diseñador, y lo que ellos propongan no será considerado por las grandes empresas. Lo interesante hubiera sido escuchar a las empresas. Son ellas las que tienen que evitar que esto siga adelante. Pero nadie se ha molestado en preguntarles qué opinan acerca de la obsolescencia programada y de que en Ghana los ríos se mueran.

Comprar, tirar, comprar. La historia de la obsolescencia programada

Guión y dirección: Cosima Dannoritzer
Producción ejecutiva: Joan Úbeda y Patrice Barrat
Cámara: Marc Martínez Sarrado Rodado en España, Francia, Alemania, Estados Unidos y Ghana.
Montaje: Georgia Wyss
Producción: Davina Breillet
Sonido: Ray Day
Música: Marta Andrés y Joan Gil para Arte France, TVE y TVC
Duración: 53 minutos
Género: Documental
Año: 2010

Países: Francia y España

Cortesía: Íñigo Zulet Garrués.



Holanda: Instalan torre que purifica miles de metros cúbicos de aire por hora en Rotterdam.

Vecinos de Rotterdam estrenaron una torre que instalada en un parque público purifica hasta 30.000 metros cúbicos de aire por hora.


El aire alrededor de la torre, es hasta 70% veces más limpio que en el resto de la ciudad, sentencian los impulsores de la Smog Free Tower, tras la inauguración del sistema en el parque lindero a la Vierhavensstraat de Rotterdam.




Funciona con energía eólica

La torre de 7 metros de alto y 3,5 de ancho es capaz de capturar con iones las partículas contaminantes de hasta 30.000 metros cúbicos de aire cada hora, almacenándolas en su interior. En la cúpula de la torre hay un sistema de ventilación radial, que aspira el aire sucio y lo conduce a una cámara donde las partículas inferiores a 15 micrómetros de diámetro reciben una carga eléctrica positiva y son atraídas por la tierra –negativa- al piso, donde se recogen mientras el aire vuelve a la atmósfera.

El proceso de recoger las partículas se realiza mediante energía eólica y no se produce ozono, según afirman los desarrolladores, además de permitir crear joyas que ya están en venta.

El polvo de smog que la torre retira del aire, es recogido una vez a la semana y se comprime en pequeñísimos cubos de menos de un centímetro, con las que se fabrican joyas de alto valor intrínseco, en tanto su venta permite apoyar la optimización del proyecto.

Con el apoyo de todos

La torre fue desarrollada y construida a partir de una campaña de crowfunding, en Kickstarter, que les permitió superar los 110.000 euros a partir de unos 1.500 auspiciadores. El plan tiene ahora por horizonte implantar esos sistemas en ciudades con alta contaminación como Beijing, México D.F. Bombay o Los Ángeles, anticipan los creadores.

“Los seres humanos hemos creado máquinas, como los carros, para mejorar nuestras vidas, pero ahora el aire es extremadamente contaminado en las ciudades de alta densidad. En algunas, esta contaminación es visible. En otras, los contaminantes pueden ser invisibles, pero el impacto en nuestras vidas y nuestra la salud diaria es muy real. En los Países Bajos, vivimos 9 meses menos debido a la contaminación”, dijeron los representantes del estudio Daan Roosegaarde, responsable de la iniciativa en el acto inaugural.

Cortesía: Noticia+Verde.

miércoles, 25 de noviembre de 2015

Historia

El mito de la epidemia sexual que Colón propagó en Europa tras volver de América


Un nuevo estudio afirma que el colonizador no contagió la sífilis en el viejo mundo tras regresar de sus viajes, pues ya existía anteriormente.

Han tenido que pasar aproximadamente 520 años (más de medio milenio) desde que Cristóbal Colón regresó de explorar las Américas para que se rompa finalmente la teoría de que sus marineros fueron los que propagaron por Europa la sífilis. Una enfermedad que, aparentemente, no se conocía en los antiguos países cristianos. Y todo gracias a un grupo de expertos de la Universidad Médica de Viena que, tras meses de investigación, han determinado en un nuevo estudio que esta dolencia ya se había desarrollado en el Viejo Mundo mucho antes de que el navegante volviese del otro lado del Atlántico.

Esta conclusión fue dada a conocer el pasado 18 de noviembre en una investigación llamada «A probable case of congenital syphilis from pre-Columbian Austria». Publicada en la revista científica «Anthropologischer Anzeiger», el estudio ha sido liderado por la paleontóloga Johanna Sophia Gaul y ha contado con la colaboración de sus colegas, Karl Grossschmidt, Christian Gusenbauer y Fabian Kanz. En esencia, estos expertos dicen haber descubierto que los restos de un austríaco (fechados en el siglo XIV) ya mostraban síntomas de padecer sífilis. «En el estudio examinamos los restos óseos de un subadulto austríaco datado en época precolombina […] Los defectos dentales de sus muelas y caninos sugieren un diagnóstico de sífilis congénita», explican.

Una teoría fallida
Los investigadores creen que, basándose en los restos, es imposible que la sífilis llegase a Europa de manos de Colón y sus marineros en las sucesivas idas y venidas de las Américas que protagonizaron desde 1493: «Nuestros hallazgos ofrecen evidencias para contrarrestar el supuesto de que la sífilis la trajo la tripulación de Colón del Nuevo al Viejo Mundo». Por el contrario, afirman que el primer caso de esta enfermedad de transmisión sexual (o el más antiguo conocido hasta la fecha) sería el del esqueleto que acaban de analizar, y cuyos restos -encontrados en la ciudad de Sankt Polten- se remontan al año 1.320 d.C.

Hasta ahora, por el contrario, se consideraba que el primer caso de sífilis se había sucedido en Europa en 1495, tres años después del primer viaje de Colón. Desde entonces, la enfermedad fue todo un dolor de cabeza para los europeos, pues producía erupciones cutáneas, problemas de corazón, dificultades cerebrovasculares, demencia, parálisis y, finalmente, la muerte. Toda una «maldición americana» que se llevó consigo a miles de personas y contra la que, incluso, se siguió combatiendo en la Segunda Guerra Mundial debido a la ingente cantidad de bajas que causaba.

A día de hoy, existen tres teorías sobre el posible contagio de la sífilis en Europa. La primera (y más apoyada) es la de que vino de la mano de Colón y sus hombres. La segunda es la que afirma que nació con la llegada a Europa de los esclavos africanos que traían a cientos los buques españoles y portugueses a la Península. Finalmente, la tercera asume que el síndrome se desarrolló en ambos lugares, aunque con algunos años de diferencia. Con todo, a día de hoy siguen siendo conjeturas, pues el origen definitivo sigue siendo un enigma.


El esqueleto analizado fue hallado en 2011 en la catedral de Pölten y ha sido analizado por el Centro de Anatomía y Biología Celular de Viena. Apodado STP 7315/3045, los expertos encontraron varios rasgos que identifican que el sujeto había padecido la sífilis. Entre ellos, destaca que sus dientes (molares e incisivos) cuentan con una serie de muescas que solo pudieron ser provocadas por la dolencia. A día de hoy, se sabe que el individuo estudiado tenía entre seis y ocho años de edad y que vivió entre los años 13020 y 1390 d.C.

Cortesía: ABC.

domingo, 22 de noviembre de 2015

LA Naturaleza Dominicana
Artículos publicados en el suplemento sabatino del periódico El Caribe (1978-1989)

Félix Servio Ducoudray
12 de octubre de 1924 - 31 de julio de 1989) Intelectual de elevada sensibilidad social, comprometido siempre con los mejores intereses e ideales de su patria. Nació y murió en Santo Domingo. De muy joven, albergó ideas revolucionarias y tuvo una consecuente militancia en las luchas contra la tiranía trujillista, sufriendo los rigores de la prisión y el exilio. Fue protagonista de las luchas por la vuelta a la Constitución del derrocado gobierno de Juan Bosch de 1963 y participó en la guerra patria de 1965, desenlace de este último proceso histórico.

Durante sus años de ostracismo ejerció el periodismo en Colombia, Argentina, Guatemala y Cuba. En la República Dominicana, escribió para la revista ¡Ahóra!, así como para los periódicos El Nacional y El Caribe. Es autor de los libros Los Gavilleros del Este, Una Epopeya Calumniada (1976) y Yo, Después de las Gaviotas (publicación póstuma de 1998). En 1980, la Academia de Ciencias de la República Dominicana le otorgó el Premio Nacional de Periodismo Científico por sus trabajos en defensa del medioambiente. La Asociación de Periodistas Profesionales le rindió un homenaje póstumo “por su contribución a la formación y a la vocación social de los periodistas dominicanos”.

En la década de los años 70’, Félix Servio Ducoudray se unió estrechamente a la naturaleza, no solo interesándose por el conocimiento y la difusión científica, sino abrazándose con entrega total, como siempre obró en su vida, a la causa de la defensa y conservación del medioambiente. El reconocimiento de la biodiversidad, la exaltación de la bella geografía dominicana y la justa ponderación del trabajo científico, así como la educación de la población en torno a la necesidad de valorar y conservar sus recursos naturales, fueron los espacios desde donde libraría sus últimas luchas el consumado patriota. Fue durante este período que Ducoudray se acercó al Museo Nacional de Historia Natural y, en compañía de sus profesionales de la Biología y la Geología, recorrió el territorio nacional en expediciones científicas y educativas que marcaron un momento cimero. Las experiencias y resultados de aquellos recorridos eran traducidos a un lenguaje hermoso, claro y poético en unos artículos antológicos que Félix Servio publicó durante once años ininterrumpidos (1978-1989) en el suplemento semanal del periódico El Caribe. Se convirtió en el cronista por excelencia de las expediciones de los profesores Eugenio de Jesús Marcano, Julio Cicero, Sixto Incháustegui, José A. Ottenwalder, Abraham J. Abud, Iván Tavares y otros.


Sin ninguna duda, Félix Servio Ducoudray es un símbolo de nuestra dominicanidad, ejemplo de vida para nuestras presentes y futuras generaciones. Nuestro más encarecido reconocimiento desde el Museo Nacional de Historia Natural.

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La Naturaleza Dominicana - E. León Jimenes



Cortesía: E.León Jimenez
Quinto Informe Nacional de Biodiversidad de República Dominicana.

Presentación
Atendiendo a la necesidad de cumplir con los compromisos de la nación de reducir el ritmo de pérdida de la diversidad biológica, este Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales preparó, adoptó y puso en marcha la Estrategia Nacional de Biodiversidad y Plan de Acción 2011-2020 (ENBPA) en consonancia con la Estrategia Nacional de Desarrollo 2030 (Ley No. 1-12), que en su cuarto eje de acción procura una sociedad de producción y consumo ambientalmente sostenible que se adapta al cambio climático, lo que refleja la inclusión de la diversidad biológica en las políticas nacionales de desarrollo.

Concomitantemente con la preparación de la ENBPA se concluyó la Lista Roja de Especies de Flora y Fauna Amenazadas, se estableció el Banco de Semillas Nativas y Endémicas, se formuló la Estrategia Nacional de Especies Exóticas Invasoras, se ha desarrollado un amplio programa de restauración ecológica de ecosistemas degradados, con énfasis en lugares que funcionan como refugio de especies nativas y endémicas y se ejecuta el proyecto de Reingeniería del Sistema nacional de Áreas Protegidas.


La Diversidad Biológica, los ecosistemas y los procesos ecológicos que en ellos se desarrollan proporcionan bienes y servicios ambientales fundamentales para la vida al proveernos de agua, alimentos, oxígeno, energía, espacios para la recreación y el turismo, materia prima para el desarrollo industrial y control de enfermedades, entre otros; además de regular el clima y las altas temperaturas. Esto es particularmente importante para la República Dominicana por su condición de isla1, donde la vulnerabilidad a los efectos adversos de las actividades humanas inadecuadas, la introducción de especies exóticas potencialmente invasoras y los efectos del cambio climático es alta.

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Quinto Informe nacional de biodiversidad

CUARTO INFORME NACIONAL DE BIODIVERSIDAD REPÚBLICA DOMINICANA





La República Dominicana está ubicada en la parte oriental de la isla La Española, la segunda en tamaño de las Antillas, y que comparte con la República de Haití. Su ubicación geográfica está comprendida entre las coordenadas 17°86’ – 19°56’ latitud Norte y 68°19’ – 72°31’ longitud Oeste, con una extensión territoria l de 48,198 km2 , incluyendo las islas adyacentes, lo que representa dos terceras partes de la isla. Posee 1,575 Kilómetros de costas, de las cuales 166 Km. (=11%) está compuesto por arrecifes de corales y 388 de línea fronteriza, que la divide de Haití, con áreas de aguas marinas bajo su jurisdicción hasta las 200 millas. El clima predominante es subtropical con influencia de los vientosalisios, generando abundantes lluvias, cuyas precipitaciones oscilan entre 400 y 3,000 mm anuales. La temperatura media está entre 17.7°C (en áreas de la Cordillera Central) y 27.7°C, en las zonas al nivel del mar. En las áreas de mayor altitud, durante la estación invernal nos encontramos con temperaturas bajo 0º C. La estación lluviosa transcurre desde mayo hasta noviembre.

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Informe Nacional de Biodiversidad

sábado, 21 de noviembre de 2015

Las especies en peligro de extinción (AFP)



Un desierto tapizado de flores.

El fenómeno de “El Niño” hace que el desierto de Atacama, el más árido del mundo, aparezca cubierto bajo un manto de flores.

Una alfombra de flores tapiza el desierto más árido del mundo. Un espectáculo que viste de colores las pálidas tierras del desierto de Atacama, en el norte de Chile, que en esta época supera los 40 grados de temperatura.

Se lo debemos al fenómeno de “El Niño”, que aportó las lluvias necesarias para que germinen los bulbos y los rizomas que se escondían bajo el suelo agrietado.

“Hay un ecosistema que está latente, por lo tanto para que ciertas condiciones se produzcan, se necesita el agua que se produce cada cierto tiempo. Y esas especies que están en letargo esperando, se manifiestan cuando se produce esto, que además incluye temperatura y humedad. Ahí de despierta este mecanismo espectacular que es el desierto florido”, señala Raúl Céspedes, especialista en desiertos de la Universidad de Atacama.

El fenómeno se suele producir cada cuatro o cinco años pero en esta ocasión ha alcanzado una intensidad como no se había visto en décadas. Algo muy beneficioso para la región, ya que los visitantes han aumentado en un 40%.

Cortesía: Selecciones



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Manzanas de la concordia. Los frutos caídos en el jardín de unos vecinos inspiraron a esta mujer a fundar una extraordinaria empresa social.


Por Tim Bouquet / Ingimage

Son las 10 de la mañana de una soleada mañana de septiembre, y los jardines de los apacibles suburbios de Oslo bullen de actividad. Korsvoll Terrasse es una calle arbolada de un barrio de clase media, con casas de ladrillo rodeadas de cercas de madera pintadas de blanco. Los residentes ya se han ido a trabajar, pero un grupo de hombres y mujeres, jóvenes y no tan jóvenes, ha invadido la calle.

Están sacudiendo tres grandes manzanos en uno de los jardines. Algunos trepan a las ramas para arrancar la fruta, y otros en el suelo la ponen rápidamente en grandes cajas verdes. La escena se repite en toda la calle, así como en los jardines de las calles aledañas y más allá. A lo largo de la mañana una enorme camioneta sale varias veces del barrio cargada de fruta, y regresa totalmente vacía.

Una mujer alemana de 28 años, Anne Dubrau, madre de tres niños, está al mando. Empuña un largo palo para sacudir un árbol, y alienta a su tropa a trepar más alto.

—¡Hay que tomar todas las manzanas! —grita—. ¡Que no quede ni una, pero tengan cuidado!

Pronto, manzanas de todos los tamaños y colores cubren el césped.

¿Qué está pasando? No se trata de un robo colectivo ni de un acto vandálico, sino de la tarea diaria de una empresa social llamada Epleslang. Anne tuvo la brillante idea de recolectar todas las manzanas no deseadas de Oslo, convertirlas en jugo de gran calidad y venderlas en tiendas y restaurantes de la ciudad. Sin embargo, ganar dinero no es el único objetivo de esta empresa. Epleslang ofrece trabajo remunerado y contacto social a muchas personas marginadas y excluidas del mercado laboral.



La historia de Epleslang empezó en 2012, cuando Charlotte, la hija de Anne, entonces de cinco años, llegó un día a casa con algunas manzanas que había recogido sin permiso del jardín de unos vecinos. “Le dije a a la niña: ‘No está bien tomar las cosas ajenas. Deberías haber preguntado antes; quizá los dueños quieran usar esas manzanas’”, cuenta Anne. “Me respondió: ‘No lo entiendes. ¡Nadie recoge sus manzanas!’

”Charlotte tenía razón. Los jardines de Oslo están llenos de manzanos, pero gran parte de la fruta cae al suelo y se pudre rápidamente. Las personas están muy atareadas, y prefieren ir en coche al supermercado y comprar una bolsa de manzanas españolas cultivadas con plaguicidas a recolectar las que tienen en sus jardines. Pensé: Es un desperdicio. ¿Y si recolectáramos sus manzanas e hiciéramos algo bueno con ellas?”

Por entonces Anne cursaba un posgrado en ciencias políticas en la Universidad de Oslo, y les contó su idea a cuatro compañeras que pensaban como ella: Runa, Stina, Renate y Eva. “Investigamos mucho para saber si habría suficientes manzanas para llevar la idea a la práctica”, refiere.

Recorrieron a pie y en bicicleta los suburbios de Oslo, contando los manzanos que veían, y calcularon que los jardines de la periferia producirían unas 400 toneladas de manzanas al año. En una granja urbana de Oslo vieron un lagar, y los dueños accedieron a convertir la fruta en jugo, pasteurizar éste y embotellarlo.

“Fuimos a tiendas gourmet y de comida especializada a preguntar si venderían nuestro jugo de manzana”, prosigue Anne. “Sabíamos que no sería fácil. En Noruega, el jugo de manzana se bebe cuando no hay vino, pero les gustó que el nuestro fuera local y 100 por ciento natural”.

Luego se pusieron en contacto con organizaciones de ayuda a discapacitados, personas con problemas de aprendizaje y jóvenes conflictivos para proponerles ir a recoger manzanas. “Todos dijeron: ‘¡Genial! ¿cómo no se le ocurrió a nadie antes?’”, refiere Anne. Pronto, otras cinco personas se unieron a Epleslang, trazaron un plan de negocios y entre todas reunieron 8,270 euros para fundar la nueva empresa. Sólo les faltaba el permiso de los residentes para recolectar sus manzanas.

“Publicamos un artículo en un periódico local para ver el interés que despertaba Epleslang”, añade Anne. “Eso fue en mayo de 2012. Al día siguiente, la gente empezó a telefonear para decirnos: ‘Por favor, vengan y recojan mis manzanas’”. En agosto, Epleslang ya contaba con la firma de 70 dueños de jardines.

Una de las personas que telefonearon fue Marius Mjaaland, un profesor de 42 años que vive con su esposa y sus cuatro hijos en el distrito Nordberg de Oslo. “Tenemos siete manzanos en nuestro jardín”, dice, “y nunca pudimos recoger y comer más de un tercio de la fruta que daban. Anne y su equipo vinieron a recolectar en septiembre, y para noviembre ya teníamos nuestra primera botella de jugo de manzana. Era el mejor que había probado nunca”.

También recogieron las manzanas de los vecinos de Marius. “Eran manzanas de invierno, que son muy buenas para comer frescas y excelentes hechas jugo”, cuenta Anne. “Para la primera recolección contratamos a cuatro personas discapacitadas y recogimos siete toneladas de fruta, que llevamos al lagar en bicicleta, autobús y tren. ¡Fue una locura!”

Sin embargo, el dinero inicial de Epleslang se agotó pronto. “Por un tiempo no pudimos contratar gente para la recolección”, prosigue Anne, “pero nunca dejamos de hacer jugo. ¡Algunos dueños incluso nos trajeron sus manzanas!” Afortunadamente, en 2013 Epleslang fue nombrada Empresa Social del Año de Noruega y recibió un premio de 59,000 euros. Ese año recogieron 22 toneladas.

En 2014, después de un verano caluroso, recolectaron 30 toneladas y produjeron 30,000 botellas de jugo. Treinta recolectores divididos en cuatro equipos trabajaron en más de 600 jardines en los 15 distritos de Oslo, y enviaron las manzanas al lagar en la camioneta de la empresa. Hoy día Epleslang vende su jugo embotellado en 17 tiendas, cafeterías, restaurantes y hoteles de la capital.
  
Se aprecia camaradería y entusiasmo en el jardín, entre un grupo de personas tan dispares que no se habrían conocido nunca si no fuera por Epleslang y el tesón y optimismo de Anne Dubrau. Algunos recolectores llevan puestas sudaderas azules con un letrero: “Nordpolen Industrier”. Esta organización ofrece educación y capacitación laboral a personas dis-capacitadas, así como la oportunidad de ganar dinero en sus servicios de provisión de alimentos, mensajería y reparto de revistas. “Es un trabajo duro, pero me gusta estar al aire libre con la gente”, dice Maja Fømyr, de 22 años, mientras se dirige al tercer jardín de la mañana. Tras un breve descanso, empieza a llenar otra caja, riendo al sentir una lluvia de manzanas que caen por las sacudidas de Seb y Marcus, dos adolescentes.

—¡Cuidado, muchachos! —les dice Anne—. No quiero que se vayan a caer en su primera semana.

Seb y Marcus llegaron a Epleslang a través de Kompass & Co, una cooperativa de Oslo que ayuda a jóvenes que han abandonado la escuela, se han metido en líos o llevan una vida inestable; los alienta a participar en tareas de jardinería y otras actividades útiles. “Antes trabajaba en la cocina de un restaurante”, explica Seb, “pero esto es más divertido”.

La camioneta de Epleslang se llena de cajas poco a poco. La conductora de hoy es Hege Helene Reistad, una becaria de 25 años que estudia desarrollo sostenible en la Universidad de Upsala, en Suecia. Anne recluta becarios para enriquecer la mezcla social durante la recolección. “Espero poder trabajar en algo como esto cuando acabe de estudiar”, dice Hege. “Creo que podría lograr mucho trabajando con personas discapacitadas y aprovechando los recursos locales en beneficio de la comunidad”.

Descargamos las manzanas en el lagar de Abildø, un granja comunitaria situada cerca del centro de Oslo, que cuenta con un aserradero, talleres de artesanías y corrales donde se crían animales. Durante el invierno, Maja y los demás etiquetan las botellas en Nordpolen Industrier y en otros talleres para gente discapacitada.

Una vez recolectadas las manzanas, los jóvenes dejan una botella de Epleslang a la puerta de cada donador como muestra de agradecimiento. Las botellas se envuelven con papel de regalo y se adornan con un bello dibujo de un manzano en flor, hecho a mano por el artista local Peter-John de Villiers. En el reverso del dibujo se narra la historia de Epleslang. “Esperamos que las personas que nos dejan recoger sus manzanas y las que beben nuestro jugo se conviertan en nuestros embajadores y se sientan parte de nosotros”, explica Anne.

En 2014 Epleslang facturó 100,000 euros, y este año va bien. Firmó un acuerdo con un nuevo cliente: Norgesgruppen, que posee cuatro cadenas de supermercados en Noruega. Sin embargo, no hay tiempo para celebrarlo; todavía hay que etiquetar 10,000 botellas para Navidad.

Anne ahora es directora ejecutiva de Epleslang y recibe un modesto salario. Dice que no quiere expandir la empresa más allá de Oslo, que seguir siendo local es la clave; se siente más feliz viendo cómo otros adoptan el modelo de Epleslang. Hoy día hay grupos parecidos en Akershus, Romerike y Stavanger, y se espera que pronto comiencen otros en Bergen y Trondheim. Anne también ha iniciado conversaciones con grupos de Sicilia, Italia, y Valencia, España, que quieren convertir en jugo los limones y las naranjas desaprovechados.

“Este modelo de negocio elimina el desperdicio, une a la gente y beneficia a las comunidades de Oslo, pero en todos los países hay frutas, ¿o no?”, dice Anne. Para que funcione, se requieren personas que busquen una alternativa al sistema de mercado actual, basado en la compra de productos importados. Sin embargo, Anne Dubrau y sus recolectores de manzanas creen que existen las condiciones para generalizar el cambio. Como dice ella, “la mejor manera de predecir el futuro es inventarlo”.


Cortesía: Selecciones.