domingo, 27 de diciembre de 2015

En china ya se vende aire puro embotellado.

Debido a los altos índices de contaminación en China, una compañía canadiense tiene en sus estantes para la venta aire embotellado, después de la alerta roja generada por la inmensa capa de contaminación aérea y la situación ecológica que tienen que soportar los habitantes de Pekín han hecho que compañías saquen ventaja de esta situación.

La compañía canadiense Vitality Air ha presentado su ayuda a los chinos, un prototipo de botella con un contenido de aire de la montaña que oscila entre los 70000 y 100000 pesos colombianos dependiendo de la pureza del aire. Hasta el momento se han vendido mas de 500 botellas y otras 700 botellas se encuentran en camino para ser distribuidas, de la misma manera se encuentra disponible una aplicación para determinar que tan contaminado esta el medio donde se encuentre la persona respecto a la contaminación.

¿Qué se está haciendo para mitigar los problemas ecológicos?
Hace poco se celebró la Vigésimo-primera Conferencia Internacional Sobre Cambio Climático en París, donde los 195 países que participaron firmaron el tratado de París, donde se establecen clausulas inmediatas para frenar y solucionar la crisis climática, el objetivo de este acuerdo es mantener el aumento de la temperatura media del planeta sin superar los dos grados en la variante, y tambien aclara cuanto deberán aportar los países desarrollados para ayudar las economías emergentes para afrontar el cambio climático.


Este acuerdo internacional ha recibido elogios por parte de grandes personalidades quienes aseguraron que este es un gran paso para un futuro con pocas emisiones de dióxido de carbono y que los grandes alcances solo radica en la fuerza de la unión , por otra parte las duras criticas por parte de los ambientalistas no se hicieron esperar puesto que las afecciones a las comunidades menos favorecidas, son relevantes y solicitan a los participantes de esta conferencia que se pronuncien con claridad acerca de las energías renovables en el planeta. (Lee también: Fontus "La botella que convierte el aire en agua mientras pedaleas)

CORTESÍAS: ECO.COM.

jueves, 24 de diciembre de 2015

VIDEO



  Salamandra más grande y antigua jamás encontrada, tiene más de 200 años de edad.

Es las mas grande y antigua jamás encontrada, pesa unos 52 kilos y es considerado un milagro que haya alcanzado semejante edad dado lo amenazada de su especie.

La salamandra gigante de China es considerada uno de los anfibios más grandes que existen en el mundo. Sin embargo, están en peligro de extinción, por lo que causó gran conmoción en hallazgo de un espécimen vivo de más de 200 años y cerca de 1,4 metros de largo.

Según explicaron científicos chinos, el animal fue encontrado en las afueras de una cueva en Chongqing, y extraído para estudiarla y protegerla.

Y es que junto a la salamandra gigante de Japón son los mayores anfibios del planeta y además de hacer frente a la contaminación que afecta a China, es cazada de manera indiscriminada para terminar en la cena de pescadores y turistas.

Cortesía: DC.

lunes, 21 de diciembre de 2015

La resistencia a los transgénicos viene de gente que no conoce el hambre, dice el Nobel de Química.


Venkatraman Ramakrishnan, el premio Nobel de Química de 2009, asume la presidencia de la Royal Society, la academia científica más antigua del mundo, por la que pasaron Einstein, Newton y Darwin.

Venkatraman Ramakrishnan, Venki para los amigos, recuerda perfectamente la mañana del 7 de octubre de 2009. Iba en bicicleta a su trabajo cuando una de sus ruedas pinchó, así que llegó tarde. Le tocó caminar un buen rato hasta su despacho en el Laboratorio de Biología Molecular de Cambridge (Reino Unido). Una vez allí, al poco de llegar, recibió una llamada de un tipo con acento sueco que le anunciaba que había ganado el premio Nobel de Química. Ramakrishnan, todavía confuso por el pinchazo, pensó que era una broma de uno de sus colegas. "Qué bien te sale el acento sueco", le espetó al hombre al otro lado de la línea telefónica, que efectivamente era miembro de la Real Academia de las Ciencias de Suecia. Aunque no se lo creyera, Ramakrishnan acababa de ganar el Nobel por investigar la estructura del ribosoma, la máquina microscópica que en cada una de nuestras células transforma nuestro código genético en proteínas, como las que transportan el oxígeno en la sangre o los anticuerpos que matan a los microbios malignos.
  
Ramakrishnan nació en 1952 en Chidambaram, un pueblo indio conocido por su templo dedicado al dios hindú Shiva danzando para destruir el universo. A los 19 años, consiguió una beca para estudiar Física en la Universidad de Ohio (EE UU). Y dejó India para nunca volver. Cuando se doctoró en Física, se lanzó a estudiar Biología en la Universidad de California. Y en 2000 alcanzó la cima de su carrera. En un laboratorio de EE UU, cuando vio clara la estructura del ribosoma, se puso a bailar más frenéticamente que el dios Shiva. "Vamos a ser famosos", les dijo a sus colegas.

Venkatraman Ramakrishnan en 2009, al recibir el premio Nobel.

El físico de origen indio, que en realidad es un biólogo con nacionalidades británica y estadounidense, acaba de ser nombrado presidente de la Royal Society, la academia científica más antigua del mundo, fundada en Londres en 1660. Desde su nuevo puesto, en la entidad que acogió a Isaac Newton, Charles Darwin y Albert Einstein, Ramakrishnan quiere "concienciar a los ciudadanos y a los gobiernos de que es necesario apoyar a la ciencia". También se propone "estimular mejores maneras de enseñar la ciencia en las escuelas".

El ganador del Nobel de Química es un enamorado de la cultura española. Habla un español muy correcto y disfruta con la literatura española y latinoamericana. "También me gusta el cine español. Después de Franco, el cine español se convirtió en muy creativo, con Almodóvar, Alejandro Amenábar.", opina. La semana pasada, Ramakrishnan visitó España para impartir una conferencia en el congreso anual de la Sociedad Española de Bioquímica y Biología Molecular, invitado por la Fundación BBVA.

- Parece que hay una brecha entre los científicos y los ciudadanos en asuntos como los alimentos transgénicos y la energía nuclear.

¿Cómo piensa convencer al gran público de que los transgénicos no son monstruos y las centrales no son Chernobyl?

- Los científicos se tienen que involucrar más con los ciudadanos. El problema con los alimentos modificados genéticamente es que la ciudadanía no es consciente de que durante siglos hemos estado haciendo modificación genética, aunque de manera muy aleatoria: cruzando diferentes cepas o, desde hace muchos años, con mutagénesis [generación de mutaciones] en cultivos y la posterior selección de los rasgos más apreciados. En realidad, las tecnologías modernas son mucho más específicas y dirigidas. Te enfocas en un gen y sabes exactamente lo que estás haciendo. Así que de alguna manera podríamos pensar que así hay más control que de la forma tradicional. Creo que cuando la gente no entiende muy bien una tecnología, surge la preocupación.

- En EE UU usted come alimentos transgénicos.

- Sí, y no pasa nada, hasta donde yo sé. Soy muy feliz comiendo maíz transgénico. Para alguien como yo, que ha crecido en India, estas resistencias se ven como una cosa de gente que nunca ha conocido el hambre. Le dicen a los países pobres: seguid con hambre. Este tipo de objeciones son un lujo, porque los que las tienen saben que hay mucha comida en Europa y no les importa. Pero en muchas ocasiones los alimentos modificados genéticamente pueden marcar la diferencia: adaptados a la sequía o con más nutrientes en un cultivo, como el arroz dorado, en el que se introducen precursores de la vitamina A y puede ayudar a prevenir la ceguera infantil. Estamos solo empezando a entender todos los beneficios de los alimentos modificados genéticamente. Y, por supuesto, como con cada nueva tecnología, tenemos que estar seguros de que establecemos normas de seguridad adecuadas. Yo no sostengo que se permita hacer todo lo que sea posible hacerse. Tienen que existir reglas generales adecuadas, como con las nuevas medicinas. Con cada nueva tecnología tenemos que poner en la balanza la seguridad y los beneficios.

 "El problema con los alimentos modificados genéticamente es que la ciudadanía no es consciente de que durante siglos hemos estado haciendo modificación genética, aunque de manera muy aleatoria "

- Dice que estas objeciones son propias de sociedades ricas, ¿como el movimiento antivacunas?

- Sí, como los antivacunas, aunque frente a los alimentos modificados genéticamente hay otra objeción. Mucha gente está en contra del monopolio de las multinacionales. Me parece una objeción perfectamente válida. ¿Por qué una sola empresa controla una serie de cultivos? Pero mi opinión es que la modificación genética es una tecnología, no es un monopolio de una empresa. Los gobiernos pueden invertir en alimentos modificados genéticamente y hacerlos accesibles. No son un monopolio. La modificación genética es una tecnología que se puede utilizar para obtener grandes beneficios, no es el monopolio de una empresa. Depende de nosotros utilizarla como queramos.

- Usted está en contra del actual sistema de producción de fármacos, sobre todo de antibióticos, ignorados por las grandes farmacéuticas. ¿Qué modelo propone?

- No se le puede echar la culpa a las grandes farmacéuticas. Las grandes farmacéuticas quieren ganar dinero. Son empresas, su trabajo es tener beneficios. No puedes esperar que hagan inversiones si no están seguras de tener un buen retorno. Los nuevos antibióticos se administrarán a pequeños grupos de pacientes que sean resistentes a antibióticos convencionales. Los grupos son pequeños y no se trata de enfermos crónicos. Si toman antibióticos se curan. Así que no es como desarrollar nuevos fármacos contra el colesterol, que un paciente tendrá que tomar toda su vida. Por otro lado, hablamos de un problema potencial muy serio. Puede haber una epidemia de una bacteria resistente. Es un serio problema de salud pública. Pero como es un tema de salud pública, deberían ser los gobiernos y las organizaciones sin ánimo de lucro, además de las instituciones internacionales, las que invirtieran en esto.

- ¿Y eso va a ocurrir?

- Ya ocurre. En Reino Unido, el Gobierno ha lanzado una iniciativa para el desarrollo de antibióticos. También en EE UU. Los gobiernos se están dando cuenta, pero quizás necesiten coordinarse más.

- Hace 15 años usted publicó la estructura del ribosoma. ¿Qué aplicaciones tiene hoy su hallazgo?

- Hay muchas aplicaciones potenciales. Una de las más inmediatas sería, posiblemente, el desarrollo de nuevos antibióticos. Las empresas farmacéuticas han utilizado la estructura del ribosoma para desarrollar nuevos compuestos. Por ejemplo, Thomas A. Steitz, con quien compartí el premio Nobel, y otros colegas fundaron una empresa biotecnológica en New Haven, en EE UU, donde está la Universidad de Yale. Esta empresa tiene unos cuantos compuestos que parecen prometedores, pero probarlos en ensayos clínicos requiere mucho dinero. Necesitan más inversiones para intentar llevarlos al mercado. Y ocurre lo mismo por todas partes. Puedes encontrar compuestos prometedores, pero tienes que demostrar su seguridad, iniciar ensayos clínicos. Es un proceso muy largo y solo un pequeño porcentaje de los compuestos prometedores acaban siendo fármacos utilizables.

- O sea que todavía no hay nada tangible a partir de la estructura del ribosoma.

- Por el momento tenemos cosas que funcionan, algunas de ellas en ensayos clínicos, pero todavía nada en el mercado. Esto es una prueba de la gran cantidad de tiempo que se requiere para desarrollar nuevos antibióticos. Recorrer el camino desde la ciencia hasta el mercado requiere mucho tiempo, a menudo una década o más. Cuando tienes cepas de bacterias emergentes resistentes a los antibióticos, tienes que actuar muy rápido, para que cuando se conviertan en un problema serio de salud pública en el futuro, tengas algunas herramientas para enfrentarte a él.

- ¿Usted ganará dinero si esos fármacos llegan al mercado?

- Habría muchos beneficios, pero yo no tengo conexión con esta empresa.

- Hace 15 años usted empezó a bailar en un laboratorio y dijo: "Vamos a ser famosos". ¿Lo son?

- La fama es un concepto relativo. Yo no soy famoso ni entre los científicos, solo entre los de mi campo. Quizá soy conocido entre las personas que estudian los ribosomas y puede que también para algunos biólogos estructurales. Si le preguntas a un neurobiólogo, no tendrá ni idea de quién soy. Si voy por la calle en Cambridge, nadie me conoce. Los científicos no somos como los jugadores de fútbol. Los jugadores, y las estrellas de cine, son famosos porque están constantemente visibilizados, cada vez que juegan al fútbol o actúan en una película. A los científicos no se nos ve.

- ¿Qué preguntas intenta responder ahora mismo en su laboratorio?

- El ribosoma es una máquina muy complicada. Aquellos primeros experimentos que hicimos solo nos enseñaron cómo es, pero no cómo lleva a cabo su función, ni cómo se puede detener. Además, los ribosomas de los organismos complejos, como los de los humanos, son diferentes a los que estudiamos en un principio, que procedían de bacterias. Ahora estamos interesados en cómo funcionan los ribosomas de organismos complejos, y también en cómo están regulados, cómo se pueden apagar y encender. Algunos virus pueden secuestrar el ribosoma y fabricar sus propias cosas, en lugar de hacer lo normal. Son preguntas interesantes. La clave para el ribosoma no es solo hacer proteínas, sino hacerlas en el momento adecuado y en la cantidad correcta. Esto implica encender y apagar el proceso. Si no lo hacen, hay un funcionamiento incorrecto de la célula. Por ejemplo, las células cancerosas no saben cuándo parar de producir cosas.

- Usted se fue de India a EE UU con 19 años. Ahora que se habla tanto de migraciones, ¿usted qué piensa?

- Si un país quiere hacer las cosas bien, tiene que estar abierto al mejor talento que haya en el mundo. Ningún país, ni siquiera EE UU, produce todo el talento que necesita. Si vas a EE UU y miras quiénes son los mejores científicos, como los miembros de la Academia Nacional de Ciencias, muchos de ellos no han nacido en EE UU o son hijos de inmigrantes. Son un alto porcentaje. Ningún país es autosuficiente respecto al talento. Cualquier país tiene que hacer posible que las personas con más talento vayan a él. Eso es un tipo de inmigración y muchos países lo permiten. Cuando se trata de refugiados, están menos dispuestos. Cuando la economía no va bien, todo el mundo se preocupa por los puestos de trabajo, por los recursos, por las infraestructuras, etcétera. No quieren agobios. Pero esto es un problema humanitario, debemos tener empatía y entender que se trata de una crisis seria. Y que, después de todo, en Europa y en EE UU somos mucho más ricos que en el resto del mundo. Moralmente, creo que tenemos la obligación de ayudar a los que se encuentran en grandes dificultades. Yo creo que la mejor manera de ayudar es intentar que las economías de estos países mejoren y así sus ciudadanos no tengan que emigrar. No es fácil cambiar de una cultura a otra, aprender una lengua, adaptarse. Es difícil.

- Hace tres meses, un miembro de la Royal Society y premio Nobel, Tim Hunt, dimitió tras unos comentarios machistas [propuso laboratorios segregados por sexos y afirmó: 'Pasan tres cosas cuando las mujeres están en el laboratorio: te enamoras de ellas, ellas se enamoran de ti y, cuando las criticas, lloran']. ¿Qué opina de aquello?

- Antes de nada, quiero decir que es necesario animar a las mujeres a entrar en la ciencia. Y cuando entren en la ciencia, hay que apoyarlas. No hay duda de que existen prejuicios: en el sistema, en la manera en la que la carrera científica está estructurada, también hay prejuicios inconscientes en la manera de tratar a las mujeres. Pero el problema no es Tim Hunt. Ahora que conocemos mejor los hechos, vemos que simplemente estaba bromeando sobre sí mismo cuando era joven. Es una lección de que el humor no siempre se entiende. Hay que tener cuidado. En cuanto a la Royal Society, Tim Hunt fue elegido por su conocimiento científico. Los miembros de la Royal Society pueden decir lo que quieran como individuos. Sus puntos de vista no son los de la Royal Society. Incluso yo ahora mismo no represento a la Royal Society, hablo como individuo. En su larga carrera, Tim Hunt ha apoyado a un gran número de mujeres. Básicamente, todas han dicho que les trató extremadamente bien. Así que yo creo que deberíamos dejar a Tim Hunt en paz y afrontar el problema serio: cómo animar a las mujeres a entrar en la ciencia. La Royal Society tiene un comité de diversidad que estudia esto de manera específica, identifica problemas y propone soluciones.

- Su familia es un ejemplo.

- Cuando yo tenía tres o cuatro años, mi madre me dejó para hacer un doctorado en Canadá, porque mi padre le animó. Mi padre se ocupó de mí con la ayuda de sus hermanas, mientras mi madre hacía el doctorado. Eso ocurrió en la década de 1950 en India. Mi hermana [Lalita Ramakrishnan, microbióloga de la Universidad de Washington] acaba de ser elegida para la Academia Nacional de Ciencias de EE UU. Es una prestigiosa científica especializada en tuberculosis. Yo procedo de una familia de mujeres científicas y creo que cualquiera que quiera dedicarse a la ciencia debería poder hacerlo, sin importar de qué género sea, de qué región geográfica venga o cuál sea su etnia.

- Usted ha escrito que si tuviera un estudiante parecido a como fue usted en su día, lo despediría.

- Sí. Existe el peligro de dedicarte a algo que no te importa. Yo estaba trabajando en un problema de física por el que había perdido el interés. Y me empezó a interesar más la biología. Si te dedicas a algo que no te importa, encuentras todo tipo de aficiones y distracciones paralelas. Pero si encuentras algo que realmente te gusta, entonces estás contento de trabajar en ello. Es una lección: dedícate siempre a lo que te interese.

Cortesía:La Nación.





La cabeza de este pájaro vale 3 veces más que el marfil.


 El ave se llama cálao de yelmo y su cráneo de queratina es apreciado por su rareza y porque se puede tallar como el marfil; vive en Indonesia y Malasia


No se destaca por ser la más bonita de las aves, pero sus peculiares características la hacen víctima de un comercio ilegal del que poco se habla. Y es que el cálao de yelmo (Rhinoplax vigil) , un ave de cerca de tres kilos que vive en los bosques lluviosos de Asia oriental, tiene un curioso cráneo -que incluye el pico- de queratina, que representa cerca del 11% de su peso.


En otras especies de bucerótidos -hay más de 60 en África y Asia- el casco es hueco, pero en ésta es sólido. El macho lo usa para combatir con otros machos, y ambos sexos lo emplean como una herramienta para extraer insectos de los árboles podridos.

El cálao de yelmo vive en Indonesia y Malasia. En las islas de Sumatra y Borneo su canto maníaco resuena en el bosque. Además de insectos, se alimentan de frutas y nueces, y como se encargan de distribuir las semillas con sus deposiciones, se los conoce también como los "agricultores del bosque".


Sus alas extendidas pueden medir hasta dos metros. Tiene plumas blancas y negras y un parche de piel desnuda alrededor de la garganta. Se dice que son cautelosos, por eso es más probable escucharlos que verlos.

Ave codiciada

Tienen buenas razones para ser tímidos: miles mueren cada año a mano de cazadores que los persiguen por sus cascos que luego venden a China. Entre 2012 y 2014, 1111 ejemplares fueron confiscados de manos de contrabandistas en la provincia occidental de West Kalimantan, en Indonesia. El investigador Yokyok Hadiprakarsa estima que cada año se matan a 6000 en el Este de Asia.


Al casco, por el cual los cazadores están dispuestos a arriesgar una condena de cárcel, se lo llama muchas veces "marfil". Es un material hermoso para tallar, suave y sedoso al tacto, de un color amarillento.

Durante cientos de años, era codiciado por los artesanos chinos que fabricaban con él artefactos para los ricos y poderosos, y por los talladores de miniaturas japoneses que hacían intrincadas figuras para las cuerdas de los kimonos de los hombres. Muchos de estos objetos estuvieron de moda también en la Europa del siglo XIX.


Tabú

Hay algunos registros que muestran que a los grandes generales japoneses se les regalaba marfil de cálao de yelmo, explica Noriku Tsuchiya, curador de la sección de arte japonés del Museo Británico en Londres.

"Desafortunadamente en el siglo XX, el cálao de yelmo fue desapareciendo por la caza y ahora el comercio legal está limitado a las antigüedades certificadas". Pese a que está prohibido, el comercio encubierto continúa, y este preciado marfil se vende a más de US$ 6000 el kilo, tres veces más que el marfil de elefante.

La matanza de elefantes y rinocerontes por sus cuernos en África está bien documentada, pero la de esta ave suele pasar bajo el radar. "Si nadie presta atención, este pájaro desaparecerá", advierte Hadiprakarsa.

El cálao de yelmo ha tenido una importancia cultural por miles de años. Es la mascota de Kalimantan Occidental y los pueblos Dayak de Borneo creen que el ave transporta las almas de los muertos a la otra vida, actuando como mensajero sagrado de los dioses. También consideran que es un ejemplo de fidelidad y constancia en el matrimonio. Matarlo es tabú.

Doble amenaza

Pero no sólo la caza amenaza a esta criatura que se reproduce a ritmo lento: su hábitat está bajo presión. Con el aumento por el apetito por el aceite de palma en Occidente se están reduciendo los bosques lluviosos.

Investigadores de la Universidad Nacional de Singapur estiman que Borneo y Sumatra están perdiendo cerca del 3% de bosques por año. Como resultado, el cálao de yelmo "está considerado casi amenazado, y debería ser cuidadosamente monitoreado en caso de que se reduzca su población", señala la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.

Así, el ave enfrenta dos enemigos: su cabeza está en riesgo por culpa de los talladores de marfil y su hogar, por los productos de aceite de palma.



A diferencia de otras aves, el cráneo del cálao de yelmo es macizo



Cortesía: La Nación

TECNOLOGÍA:



Una persona ciega será la primera en usar un ojo biónico el año próximo.

Lo probarán en Australia; combina una cámara montada en un par de anteojos con un chip insertado en el cerebro; ofrecerá imágenes de muy baja resolución

 
El ojo biónico no reemplaza al del usuario, sino que combina una cámara externa con un chip implantado en el cerebro.


La universidad de Monash, en Australia, está poniendo en práctica un proyecto que permitirá que una persona ciega vea, aunque no tenga una retina en funcionamiento, ya que es un sistema que combina una cámara en un anteojo con un chip implantado en la corteza cerebral, en la parte que maneja la visión.

Son 11 pequeños cuadrados con 43 electrodos cada uno; cuando son estimulados en forma eléctrica, generan un impulso que el cerebro interpreta como un punto de luz. Así, la combinación de este estímulo serviría para generar una imagen de unos 500 pixeles de resolución: mucho más bajo que lo que puede procesar un ojo humano convencional, pero aún así permite un mínimo de visión que hasta ahora era imposible.

Las imágenes que reciban estos chips serán tomadas por una cámara montada en unos anteojos y preprocesadas en una computadora que deberá llevar el usuario; los anteojos transmitirán la información en forma inalámbrica al chip. Es, como le dijo Anthony Lowery, el investigador que comanda el desarrollo, a la revista NewScientist, como un dibujante de historietas, que simplifica una imagen para representarla con un mínimo de información.
El primer voluntario probará este ojo biónico en Australia el año próximo.

Cortesía:NewScientist