El regreso del carbón
El carbón, el
más sucio y más contaminante de los principales combustibles fósiles, está de
regreso.
A pesar de los
estrictos objetivos de emisiones de carbono en Europa destinados a reducir el
calentamiento global y la gran inversión en energías renovables en China, la
demanda de esta antigua fuente de energía es mayor que nunca.
CDe hecho, el
carbón fue la fuente de energía que más creció -sin contar las energías
renovables- el año pasado. La producción aumentó hasta un 6% en 2010, el doble
que el gas y más de cuatro veces más que el petróleo.
Los datos de
consumo presentan un panorama similar, mientras que las cifras de este año reflejan
la misma tendencia.
Hay algunos
responsables del resurgimiento del carbón. Muchos pueden durar poco, mientras
que otros impulsarán la demanda cada vez más en las próximas décadas.
Alternativa barata
EL CARBÓN
El carbón es responsable de un 40% de las emisiones mundiales de
dióxido de carbono procedente de los combustibles
Genera casi la mitad de la cantidad total de electricidad producida
en EE.UU. Emite casi un tercio más de dióxido de carbono por unidad de
energía que el petróleo, y 70% más que el gas natural
Satisface alrededor de una cuarta parte de las necesidades
energéticas del mundo y genera casi el 40% de la electricidad del mundo
Casi el 70% de la producción mundial de acero también depende de la
quema de carbón
El consumo de carbón en Europa, donde los gobiernos
intentan estar a la vanguardia en la cruzada para reducir las emisiones de
dióxido de carbono, aumentó considerablemente en los últimos años.
¿Por qué? Porque es barato, y cada vez más.
Debido a la crisis económica, se ha producido lo
que Paul McConnell, analista de energía del grupo Wood Mackenzie, describe como
un "colapso en la demanda industrial de energía".
Esto ha dado lugar a un exceso de oferta de carbón,
empujando el precio hacia abajo.
También ha dado lugar a un exceso masivo de
permisos de emisión de CO2, lo que se traduce en una reducción del precio del
carbono, y por lo tanto del costo de producción de carbón.
De igual importancia es el hecho de que ha habido
una gran afluencia de carbón barato de Estados Unidos, donde el descubrimiento
de gas de esquisto –también conocido como gas pizarra- ha proporcionado una
fuente de energía alternativa incluso más barata.
El carbón tiene que ir a alguna parte, así que se
exporta a Europa.
Por último, los altos precios del gas natural están
haciendo que el carbón sea visto como una alternativa atractiva.
Como explica Laszlo Varro, jefe de mercado de gas,
carbón y energía de la Agencia Internacional de Energía, "todos los
parámetros favorecen al carbón".
Tanto es así que el "carbón [ahora] se quema
como combustible de base en la mayor parte de Europa", afirma Gareth
Carpenter, editor de la consultora de energía Platts.
Y la decisión de Alemania de interrumpir toda su
energía nuclear y construir más centrales de energía de carbón no hará sino
aumentar aún más la producción.
Cuánto durará este resurgimiento del carbón
dependerá en cierta medida de la recuperación económica global y de la
capacidad de los gobiernos de implementar un sistema que finalmente ofrezca un
buen precio del carbono.
Pero, mientras tanto, la legislación aprobada hace
más de una década va a limitar seriamente la producción de carbón en los
próximos años, según Varro.
El impacto total de la directiva sobre grandes
plantas de combustión de la Unión Europea, diseñada para reducir los
contaminantes del aire, pero no el dióxido de carbono, está a punto de dar sus
resultados. Por lo tanto, cierta cantidad de plantas de carbón ineficientes
serán sacadas de circulación.
Como resultado, en cinco años, la capacidad de
producción de carbón "será considerablemente más baja que en la
actualidad", dice Varro. La directiva no hará nada, por supuesto, para
restringir las importaciones baratas procedentes de Estados Unidos.
Explosión de la demanda
Pero pase lo que pase con la producción de carbón y
el consumo en Europa, la demanda de energía no para de crecer en Asia, en
particular en China. Esto garantiza que la producción de carbón seguirá
aumentando considerablemente en las próximas décadas.
El crecimiento demográfico y la explosión de las
clases medias se encargarán de ello: sólo en China, la demanda de energía se
triplicará para el año 2030, según Wood Mackenzie.
China, en particular, está gastando enormes
cantidades de dinero en proyectos de energía renovable de una escala que el
mundo nunca ha visto: hay planes para superar casi 10 veces la capacidad eólica
de Alemania, por ejemplo.
Pero ni siquiera eso va a servir para seguirle el
ritmo de la demanda, es decir, los combustibles fósiles seguirán constituyendo
la mayor parte del menú energético global en un futuro previsible.
Y si se trata de combustibles fósiles, el carbón es
el ganador absoluto: por lo general es fácil y barato extraerlo, y más fácil de
transportar, utilizando la infraestructura existente, como carreteras y
ferrocarriles, que el petróleo o el gas.
Su precio también es relativamente estable, ya que,
como señala Carpenter, "las minas de carbón en su conjunto se encuentran
en países relativamente estables sin grandes conflictos geopolíticos".
Por todas estas razones, Wood Mackenzie pronostica
que la producción de carbón en Indonesia, en la actualidad el cuarto productor
más grande de carbón, aumentará un 60% en 2020, mientras que China importará
más de mil millones de toneladas en 2030, casi cinco veces más que los niveles
actuales.
Para ese año, se espera que la demanda mundial de
carbón importado se duplique, lo que ayudará a que la proporción de combustible
fósil utilizada en el mundo sea aún mayor de lo que es hoy.
Captura de carbono
La energía barata es, por supuesto, un ingrediente
vital para el continuo crecimiento económico de los países en desarrollo, pero
las consecuencias de la creciente producción de carbón en las emisiones de CO2
y el calentamiento global son profundas.
Mientras que China está ejecutando actualmente seis
proyectos de captura y almacenamiento de carbono (CCS, por sus siglas en
inglés) - cuyo objetivo es capturar las emisiones de CO2 de las centrales de
carbón y sepultarlas bajo tierra - la tecnología está muy lejos de ser viable
comercialmente.
Como dice Carpenter, a pesar de todo el bombo
"parece muy poco probable que la tecnología CCS se use de manera extendida
en los próximos 10 años".
El resultado final inevitable es el aumento de las
emisiones de CO2. Según la AIE, las emisiones procedentes de combustibles
fósiles alcanzaron un nivel récord el año pasado, mientras que se estima que el
total de emisiones relacionadas con la energía aumentará más de un 20% en 2035.
"Por qué no estamos desarrollando más CCS es
un misterio para mí", dice el profesor Myles Allen de la Escuela de
Geografía y Medio Ambiente de la Universidad de Oxford.
"Se la ve como una más entre varias
soluciones, pero es crucial. Sin ella, no hay más nada".
Y los CCS se prestan perfectamente al carbón,
precisamente porque se trata de una fuente de energía barata.
Es necesario y urgente el desarrollo de CCS a nivel
mundial, además de lograr más avances en la capacidad de potenciar las energías
renovables, pero la creciente dependencia de Europa de del carbón sin capturar
las emisiones está socavando su imagen de líder en energías limpias, y por lo
tanto en globales para reducir las emisiones de CO2.
Fuente:BBC.MUNDO.