domingo, 14 de septiembre de 2014

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21 de septiembre 2014
Movilización mundial para frenar el cambio climático

El último informe del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) es claro y contundente: urge reducir de manera drástica las emisiones de gases invernadero. Más claramente: urge reducir de manera drástica la extracción y quema de combustibles fósiles. No tiene sentido seguir utilizándolos y, mucho menos, seguir buscando yacimientos en los fondos marinos o extraer gas de esquistos mediante la técnica del fracking (fractura hidráulica).
Es hora, por el contrario, de impulsar una profunda transición energética basada en las energías renovables, la eficiencia y el ahorro energético. Una transición necesaria y posible. Así lo han mostrado diversos estudios de resultados convergentes y así se lo ha comunicado al Secretario General de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, su amplio grupo asesor en energía y cambio climático.
Las resistencias, que están abocando a esta dramática situación, proceden de las grandes corporaciones del sector energético y sectores financieros vinculados, que solo contemplan los beneficios a corto plazo y se niegan a escuchar las fundamentadas recomendaciones de la comunidad científica, presionando a gobiernos y medios de comunicación. Es preciso romper esta dinámica irracional y suicida que nos arrastra aceleradamente al colapso. Se debe y se puede hacer: la convergencia de los estudios científicos y del apoyo ciudadano a los mismos lograron la prohibición del DDT y de otros plaguicidas extremadamente peligrosos, venciendo fuertes resistencias. Y lo mismo sucedió con la substitución de los freones que destruyen la capa de ozono que protege a la biosfera de las radiaciones más agresivas. Podemos y debemos volver a hacerlo.
Ban Ki-moon ha convocado a los líderes mundiales el próximo 23 de septiembre para debatir el último informe del IPCC y crear un clima favorable para que se adopten acuerdos ambiciosos y vinculantes en Paris 2015. Pero la fundamentación científica no basta para vencer las resistencias y las inercias. Se necesita, una vez más, una fuerte presión ciudadana. Eso es lo que se persigue con la propuesta de organizar el domingo 21 de septiembre la mayor movilización mundial por el clima de la historia: miles de marchas y concentraciones, entre otras acciones, por todo el planeta para exigir la adopción urgente de medidas contra el desarreglo climático y a favor de la transición energética. Contribuyamos a que esta movilización mundial por nuestro futuro y el de las próximas generaciones sea un éxito.
Educadores por la sostenibilidad

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