El 10 de mayo de 1994 fue un día histórico no sólo para Sudáfrica sino también para el mundo entero: el dirigente negro Nelson Mandela accedía a la presidencia de esa república del sur de África, la mayor potencia del continente, poniendo así fin a más de tres siglos de supremacía blanca. Mandela, líder del Congreso Nacional Africano (ANC, por sus siglas en inglés), había obtenido una resonante victoria en las elecciones del 27 de abril, las primeras en las que pudieron votar todos los ciudadanos sudafricanos con independencia de su raza. El ANC logró en esos comicios más del 62% de los votos, copando 252 de los 400 escaños del Parlamento nacional.El papel de De KlerkLos cambios en Sudáfrica se iniciaron con la llegada al poder en 1989 del político blanco reformista Frederik de Klerk. Éste procedió a desmantelar el sistema de segregación racial conocido como apartheid, establecido en 1948 para asegurar el dominio político y social de la minoría blanca (actualmente el 9% de la población, frente al 79% de la mayoría negra, el 9% de los mestizos y el 2% de los asiáticos). Mandela fue liberado en febrero de 1990, tras una larga estancia de 27 años en prisión: el líder negro cumplía una condena de cadena perpetua por rebelarse contra el régimen racista. Las reformas de De Klerk, quien como presidente entabló un fructífero diálogo con Mandela, conducirían a las elecciones de 1994.Ceremonia multitudinariaLa toma de posesión de Mandela en Pretoria contó con la asistencia de mandatarios de más de 140 países. Ante un auditorio integrado por más de cien mil personas (blancos, negros, mestizos...), el nuevo y flamante presidente pronunció un discurso reconciliador en el que alabó a De Klerk por su papel decisivo en la liquidación del antiguo régimen. El sueño de Mandela se hacía realidad 33 años después de haberse alzado en armas por la igualdad de derechos en su país. En 1993 recibió, junto a De Klerk, el Premio Nobel de la Paz. El año anterior, ambos fueron galardonados con el premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional.Mandela se mantuvo en la presidencia sudafricana hasta su retirada en 1999, cuando cedió el testigo a su correligionario Thabo Mbeki. Retirado desde entonces de la política activa, el histórico dirigente africano no ha dejado de defender causas humanitarias de la más diversa índole: entre ellas, la lucha contra el sida a través de su campaña 46664 (su número de celda en la prisión de Robben Island). En julio de 2008 celebró su 90 cumpleaños, en medio de la admiración mundial por su figura y su enorme legado político y moral.
domingo, 10 de mayo de 2009
15 años de la llegada al poder de Nelson Mandela
El 10 de mayo de 1994 fue un día histórico no sólo para Sudáfrica sino también para el mundo entero: el dirigente negro Nelson Mandela accedía a la presidencia de esa república del sur de África, la mayor potencia del continente, poniendo así fin a más de tres siglos de supremacía blanca. Mandela, líder del Congreso Nacional Africano (ANC, por sus siglas en inglés), había obtenido una resonante victoria en las elecciones del 27 de abril, las primeras en las que pudieron votar todos los ciudadanos sudafricanos con independencia de su raza. El ANC logró en esos comicios más del 62% de los votos, copando 252 de los 400 escaños del Parlamento nacional.El papel de De KlerkLos cambios en Sudáfrica se iniciaron con la llegada al poder en 1989 del político blanco reformista Frederik de Klerk. Éste procedió a desmantelar el sistema de segregación racial conocido como apartheid, establecido en 1948 para asegurar el dominio político y social de la minoría blanca (actualmente el 9% de la población, frente al 79% de la mayoría negra, el 9% de los mestizos y el 2% de los asiáticos). Mandela fue liberado en febrero de 1990, tras una larga estancia de 27 años en prisión: el líder negro cumplía una condena de cadena perpetua por rebelarse contra el régimen racista. Las reformas de De Klerk, quien como presidente entabló un fructífero diálogo con Mandela, conducirían a las elecciones de 1994.Ceremonia multitudinariaLa toma de posesión de Mandela en Pretoria contó con la asistencia de mandatarios de más de 140 países. Ante un auditorio integrado por más de cien mil personas (blancos, negros, mestizos...), el nuevo y flamante presidente pronunció un discurso reconciliador en el que alabó a De Klerk por su papel decisivo en la liquidación del antiguo régimen. El sueño de Mandela se hacía realidad 33 años después de haberse alzado en armas por la igualdad de derechos en su país. En 1993 recibió, junto a De Klerk, el Premio Nobel de la Paz. El año anterior, ambos fueron galardonados con el premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional.Mandela se mantuvo en la presidencia sudafricana hasta su retirada en 1999, cuando cedió el testigo a su correligionario Thabo Mbeki. Retirado desde entonces de la política activa, el histórico dirigente africano no ha dejado de defender causas humanitarias de la más diversa índole: entre ellas, la lucha contra el sida a través de su campaña 46664 (su número de celda en la prisión de Robben Island). En julio de 2008 celebró su 90 cumpleaños, en medio de la admiración mundial por su figura y su enorme legado político y moral.
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