LAS VERDADERAS RAZONES DE LA SEGUNDA INVASIÓN MILITAR DE LOS ESTADOS UNIDOS A LA REPÚBLICA DOMINICANA (1965)Por : Nelson Enrique Díaz
Los apuntes que siguen forman parte de una investigación más amplia acerca de la reforma agraria y la lucha de clases en Republica Dominicana durante el periodo del 1962 al 1978. Están basados en un estudio de varios documentos desclasificados del Departamento de Estado de los Estados Unidos de América. Ellos reflejan la paranoia de Washington por la influencia de la revolución Cubana en el Caribe, y además, el acendrado odio y desconfianza de algunos funcionarios de los Estados Unidos, y especialmente de la misión diplomática en nuestro país, al profesor Juan Bosch.
La sociedad dominicana estuvo inmersa en una situación política sumamente critica después del derrocamiento del gobierno constitucional de Juan Bosch el 25 de septiembre del 1963. El gobierno del Triunvirato que le sustituyó, el cual representaba los intereses de las capas más conservadoras y retardatarias de la clase burguesa dominicana (la comercial exportadora e importadora, y también representaba a las clases latifundistas), fue incapaz de tomar las providencias necesarias para estabilizar política y económicamente el país, a pesar de que este gobierno ilegitimo contó, desde su instalación hasta su derrocamiento producido el 24 de abril del 1965) con el apoyo de los Estados Unidos de América.
De todos modos, para el año del 1965, el gobierno de facto experimentó un gran deterioro producto de diversos factores, como la corrupción entre sectores de la administración pública, incluyendo las fuerzas armadas; pérdida de sustentación en fracciones del estamento militar; su falta de apoyo popular, su carácter rotundamente represivo, su afán continuista y su decisión de mantener en el exilio a figuras claves de la política dominicana: el doctor Balaguer y al profesor Juan Bosch. El derrocamiento del triunvirato se produjo el 24 de abril del 1965 mediante un golpe de estado organizado por el Partido Revolucionario Dominicano, el Partido Revolucionario Social Cristiano, y elementos jóvenes pro Bosch en las Fuerzas Armadas.Dada la importancia, y el papel que jugó el gobierno de Washington en la crisis dominicana después de derrocamiento del presidente de facto, Donal Read Cabral, y su ulterior apoyo incondicional al doctor Balaguer, tanto para que ganara las elecciones del 1966, como a todo lo largo del período de los doce años de su gobierno, nos parece sumamente interesado estudiar a fondo todo el proceso que culminó con la ocupación militar de los Estados Unidos el 28 de abril del 1965, para conocer la forma en que los mecanismos de seguridad y la propia Embajada operaron, y funcionaron durante el período histórico que abarca nuestra investigación. Para ello, nos valdremos de muchos documentos desclasificados del Departamento de Estado de los Estados Unidos de América, que brindan mucha luz sobre las motivaciones de la ocupación militar del 28 de abril, y especialmente, muestran de forma concreta la manera de que como operaba la CIA, y la Embajada y su papel en la política exterior de los Estados Unidos en relación con nuestro país.3.1.1 Golpe de estado el 24 de abril del 1965.
El derrocamiento del gobierno de facto encabezado por Donald Read Cabral, se produjo el 24 de abril del 1965. El golpe estaba dirigido por el Teniente Coronel Miguel Ángel Hernando Ramírez. El golpe de Estado se inició en el campamento militar 27 de Febrero, cuando el capitán Peña Taveras arrestó al general Rivera Cuesta, legal del Presidente, quien había previamente ordenado el apresamiento de algunos de los militares involucrados en la trama conspirativa. Estos militares, incluyendo el coronel Rafael Fernández Domínguez estaban vinculados estrechamente con la cúspide del Partido Revolucionario Dominicano, encabezado por Juan Bosch, quien se encontraba en esos momentos viviendo en Puerto Rico, en calidad de exiliado político. En la conspiración en contra del gobierno de facto también participó el Partido Revolucionario Social Cristiano, dirigido por Canoabo Javier Castillo, quien firmó con Juan Bosch, un documento conocido como el Pacto de Ríos Piedra, que perseguía el derrocamiento de Read para reponer a Bosch a la residencia, sin elecciones.
Los partidos de la izquierda revolucionaria, no participaron de manera directa en la organización y ejecución del Golpe del Estado, como falsamente le informó la Embajada Americana en el país al Departamento de Estado, concretamente señalaron al 14 de Junio, como coparticípate en el derrocamiento de gobierno de facto (más adelante veremos el documento donde se hizo esta afirmación).
La embajada de los Estados Unidos, al través del Encargado de Negocio, William Connett , envió el mismo 24 de abril a las 5:04 de la tarde, un telegrama al Departamento de Estado, informándole del golpe contra el gobierno de facto. Me parece sumamente interesante analizar este informe enviado por la Embajada, Departamento de Estado, en torno a la situación coyuntural existente el 25 de abril en la República Dominicana.
Lo primero que resalta en el citado documento, es el desconocimiento inicial de la embajada del carácter del movimiento, al señalar como algo sin importancia, y natural, que el renunciante Read, buenamente le traspasa el gobierno al general Lluberes Montás, simpatizante de Balaguer, y quien por supuesto, no había participado directamente en el golpe, y este procedió a formar una junta militar. Este informe no es nada realista, con lo que realmente estaba pasando. Pues, el coronel Hernando Ramírez, era realmente el cabecilla del golpe, y para la embajada este el 25 de abril, parece no importar. Lo que realmente, hay detrás de esta parte del informe, es que la Embajada pretendía, que después del golpe se creara una junta militar (que impidiera el motivo fundamental del derrocamiento de Read Cabral que era el regreso de Bosch). Obviamente, que esta alternativa, era inaceptable para la embajada. La Embajada distorsionaba la realidad dominicana, cuando afirmaba que el Doctor Donal Read Cabral hasta el 24 de abril del 1965, gobernó la República de manera eficaz y responsable. En primer lugar, el hecho de que se produjeran una gran cantidad de huelgas, movilizaciones populares, represiones gubernamentales, etcétera, es una evidencia irrefutable de la incapacidad manifiesta de Read para dirigir un país envuelto una profunda crisis de hegemonía. En segundo lugar, la corrupción en la administración pública era generalizada; especialmente, algunos mandos militares estaban traficando con mercancías traídas del extranjero, utilizando aviones de la fuerza área dominicana; la colocación de estas mercancías en el mercado local, vía las llamadas cantidades policiales, produjo grandes fortunas en manos de esos militares corruptos. Por eso, no se puede afirmar que el gobierno que encabeza Read, fuera responsable.
También fue una gran mentira de la embajada americana -repetida, lógicamente, por el Departamento de Estado en su telegrama al Presidente Jhonson para justificar el golpe contra Bosch- afirmar que éste fue un Presidente incapaz, irresponsable y ineficiente.
La otra gran falsedad del informe es la afirmación de que Read había dimitido, para evitar una gran matanza, no obstante, la verdad es que más que renunciar, o dimitir, fue derrocado por el golpe del 24 de abril; pero asimismo, dimitió porque no solamente los militares constitucionalistas eran adversos al gobierno, sino que inclusive la cúspide militar en la base de San Isidro: De los Santos, Wessin; los altos jerarcas militares de la Marina, como Rivera Caminero; también los militares del Clan de San Cristóbal, eran contrario a la permanencia del triunviro Donal Read Cabral, en la presidencia de la República .
Un dato interesante que aparece en este documento, y que respondía a la verdad de la situación del país, era que las tropas constitucionalistas, estaban repartiendo armas a los civiles. Estos conjuntamente con los militares se apoderaron del Palacio Nacional. Asimismo, el informe se refiere al hecho de que los militares “leales” al régimen, dudaban de poder controlar la situación. En esta afirmación llama la atención la mención a los “militares leales al régimen”. La verdad, es que –como apuntamos mas arriba- a la altura del 25 de abril, el gobierno carecía de militares “leales”. Por lo cual, este termino debió tener otra connotación para los funcionarios de la embajada. Me luce, que ello prueba que los mismos estaban ya prejuzgados en relación con el movimiento constitucionalista. Es decir, que los militares constitucionalistas, no eran militares leales, digamos al la democracia, sino simplemente rebeldes (esto recuerda un poco, el epíteto de gavillero, utilizado por los estadounidenses, para referirse a los que resistían la ocupación del 1916).
En un telegrama enviado desde la Casa Blanca al residente Johnson, quien se encontraba en Camp David, el 25 de abril, se le dieron los informes concretos del derrocamiento del gobierno de Read Cabral. No sabemos porque en ese documento no se mencionan a los militares participantes en el golpe de estado, y solamente se habla de Peña Gómez y Miguel Soto, como si fueron ellos que organizaron o iniciaron el movimiento. La realidad, es que aparentemente en el golpe del 24 de abril, no tuvo ninguna participación organizativa ninguno de los dos. De todos modos, para la embajada y el Departamento de Estado, Peña Gómez era un agitador, experto, no un dirigente del PRD, identificado con el retorno a la constitucionalidad, lo que implica naturalmente, el regreso de Bosch a la Presidencia. Pero asimismo, según el informe, José Francisco Peña Gómez, estaba atado a la extrema izquierda, lo que era decir, vinculado con el “satanismo”, o sea, al comunismo.
Pero, es importante el señalamiento de que tanto el Partido Comunista Dominicano, como el Movimiento Popular Dominicano no estuvieron implicados en el derrocamiento del gobierno. Porque obviamente, ese solo hecho, daría un mentís, al alegato justificativo de la ocupación militar del 28 de abril de que los comunistas controlaban el movimiento pro constitucionalista. Puesto, que el sentido común político, dice que si ellos los comunistas no planificaron, no organizaron el movimiento constitucionalista, de que forma, como, podrían ellos transformar dicho un movimiento en uno comunista, que convirtiera a la República dominicana en otra Cuba. O es que acaso, los dirigentes del Partido Revolucionario Dominicano, y los militares que lo apoyaron eran tan ingenio, o incapaces, para que 100, 54, o 12 comunistas lo desplazaran del poder militar y político. Claro que se señala en el telegrama que el 14 de Junio estuvo involucrado en la trama, pero esto es falso. Pues, ellos supieron del golpe del 24 de abril, luego de haberse producido; no antes.
En el penúltimo otro telegrama enviado por el Departamento de Estado , se expone un análisis que resulta interesante de las causas, y la forma en que devino la división de las Fuerzas Armadas a raíz del golpe del 24 de abril. Resalta en este documento, el hecho de que el Departamento de Estado reconoce, que en las fuerzas armadas había un grupo de militares vinculados a Balaguer, inconforme o disgustados con la determinación de Read, de impedir el retorno de Balaguer, sin embargo, esos militares, contarios a los bochistas, no promovía el divisionismo en la institución castrense, como los hacían, los bochistas. Tampoco, en el documento se oculta, la realidad de que los militares balagueristas, incluyendo los de San Isidro, no apoyaban el gobierno, y por consiguiente, también llevaron la división en la institución militar.
En el documento se reconoce el hecho de la existencia de un disgusto en militares honestos, como Francis Caamaño, Rafael Fernández Domínguez, que desde hacia tiempo estaban disgustado con la corrupción en las fuerzas armadas. No obstante, Washington seguía apoyando al Gobierno de Read. Entonces, cabe una pregunta a que se debía ese apoyo tozudo, y persistente a un gobierno plagado de debilidades? En gran parte, la tiene la incapacidad de la Embajada en el país de calibrar la real situación del gobierno, y el aislamiento profundo de este en relación con la sociedad. Pero, esto se debía al punto de vista particularmente subjetivo y tendencioso del embajador norteamericano. “(…) en estas circunstancias históricas la política norteamericana en la República Dominicana, se sintetizaba en el odio acendrado hacia el Partido Revolucionario Dominicano, y particularmente, la hostilidad hacia el profesor Juan Bosch, y su mpatía or el presidente del triunvirato Donald Read Cabral, considerado por el embajador de Washington en República Dominicana, señor William Tapley Bennett como un político realista y manifiestamente “pro norteamericano”.Esta posición favorable a Balaguer de Bennet, fue literalmente asumida por el Departamento de Estado, y trasmitida a través de este documento-telegrama, al presidente Jhonson. Es decir, la embajada americana en realidad desconocía la magnitud y la profundidad de la división existente, no solamente en las fuerzas armadas, sino en la nación dominicana. Esta afirmación la hacemos, porque como se puede leer en la primera parte del la cita anterior, el Departamento de Estado afirmaba que el gobierno estaba en manos de una junta militar, y que esta podía conservar la unidad de las fuerzas armadas Pero además, la postura del Departamento de Estado era totalmente irrealista pues creer que la unidad de las fuerzas armadas podía “reestablecerse” era olvidar el objetivo primario del golpe del 24 de abril contra el gobierno: la reposición de Bosch.
En realidad, la junta militar carecía totalmente del suficiente poder para convocar unas elecciones. La embajada dada muestra, entonces, de un desconocimiento total de la coyuntura política en República Dominicana. En realidad, las convocatorias de las elecciones parece que era una de las opciones que la embajada deseaba. Por otro lado, la inclinación de los Estados Unidos por la figura de Balaguer, se desprende evidentemente del documento. El Departamento de Estado, muestra como características de Balaguer, por un lado, el hábil uso de la demagogia política aseveración que responde a la forma de hacer política de Balaguer, como cuando bajo el precio de artículos de primera necesidad durante su permanencia en el primer Consejo de Estado, para granjearse cierto apoyo popular. También es digno de resaltarse, por otro lado, el anticomunismo de Balaguer, reconocido claramente por el Departamento de Estado. Este punto es clave para entender la afirmación del gobierno de Washington de que “Podemos cooperar con él como lo hicimos en el pasado”. Esto prueba fehacientemente, que mucho antes de las elecciones del 1966, luego de la derrota del movimiento constitucionalista producto de la invasión del 28 de abril, ya Balaguer representaba la mejor ficha del imperialismo norteamericano.
En los archivos desclasificados, se encuentra una interesante conversación telefónica entre Tomas Mann, Secretario de Estado de Asuntos Económicos, y el presidente Jhonson. En ella se observa el desconcierto del gobierno de Washington a los dos días de iniciado el derrocamiento del gobierno de Donald Read Cabral. A continuación, copiamos el documento: Es evidente que muy temprano, es decir, el día 26 de abril en la mañana, ya la embajada de Estados Unidos en República Dominicana, estaba llegando a la convicción de que la crisis dominicana estaba alcanzando un punto que lo obligaría a llevar a cabo una segunda intervención armada a nuestro país: “Acabo de preguntar si puede ser que alertemos la defensa, nosotros puede ser que tenga que llevar tropas y transportar material, en caso de que las cosas empeoraran”. En primer lugar, ya sabía el gobierno de Estados Unidos, que en el bando rebelde, había una gran cantidad de tropas apoyando el regreso de Bosch, sin elecciones, eso por un lado. Por el otro, se percibía “un caos”, es decir, una situación en la cual los sectores populares, el pueblo dominicano ubicado en la ciudad de Santo Domingo, estaban tirados a las calles. Es decir, que definitivamente las llamadas tropas regulares o leales (no sabemos a quien), eran incapaces de controlar el torrente del espíritu revolucionario que embargaba a los constitucionalistas.
El documento es importante para confirmar lo que siempre se ha dicho en relación de que el movimiento desde sus inicios, se concentró en la capital. Es decir, los militares -favorables a Bosch- que organizaron la conspiración no visualizaron la importancia que era para lograr sus objetivos, asegurarse del apoyo de las fuerzas militares de interior. Así, que respondía a la situación real, la afirmación del gobierno de Washington de que “las lealtades de las tropas fuera del capital siguen siendo inciertas”. Por supuesto, que esta parte del mensaje de la declaración de Mann es desde la óptica de los intereses del imperialismo, es decir, cuando se habla de lealtades se refiere a las lealtades al grupo de Wessin y de los demás sectores antibochistas. Ya sabemos, que después del 28 de abril definitivamente esas tropas del interior se decidieron por apoyar sus viejos amos extranjeros, y se inclinaron por el gobierno de concentración nacional, y por la reacción.
En la conversación de marras, más adelante se confirma la determinación de Washington de hacer una verdadera escalada militar en República Dominicana. “Hemos alertado la defensa contra la posibilidad de tener que desembarcar a alguna gente adicional en caso de que necesitemos los 1400, y no sean suficientes” . Es decir, que el desembarco no fue producto de la petición del coronel Benoit a los Estados Unidos, para que intervinieran. Ya el imperialismo estaba claro de la necesidad de la intervención armada. Y claro, además, de que la ocupación era para doblegar y frustrar el retorno de Bosch.
Es más la embajada ya tenía el informe de que los constitucionalistas se estaban preparando para atacar las tropas de Wessin y Wessin, y que, luego en 26 de abril en la mañana, se detuvieron. El 27 de abril en la mañana, se produjo otra conversación entre Tomas Mann y el Presidente Jhonson . Es decir, que dada la situación crítica que se le estaba presentando a los militares “leales” en el día 27 de abril, se puede deducir que la embajada americana, estaba ya presta a solicitar la intervención armada. De hecho, se nota la forma desperada en que actuaba la embajada, y su intención de combinar militarmente las fuerzas de Wessin y Wessin, o sea el CEFA, y la Marina. Así, que es claro que su intención y objetivo no era salvar vidas norteamericanas, si no impedir el avance y el triunfo de los constitucionalistas. 3.1.2 Instalación del gobierno de Molina y Ureña y actitud de la embajada frente al mismo. De todos modos, el giro de la situación de la República Dominicana el día 26 de abril, produjo cierto aprensión en el Departamento de Estado, el cual le envió un telegrama a su Embajada en nuestro país, en cuya primera parte se expresaba cual era el objetivo de la política exterior de los Estados Unidos: “Establecimiento del gobierno provisional. A.
Nuestros objetivos primarios son restauración de la ley y de la orden, prevención de la toma de posesión comunista posible, y protección de vidas americanas” . Por supuesto, que esta posición del gobierno de los Estados Unidos, fue inducida por los errores informes de la propia embajada, y de la estación de la CIA, en nuestro país. Particularmente, nos referimos a la afirmación de que parte de su objetivo primario era evitar la toma de posesión comunista. Evidentemente, querían un gobierno provisional, pero es interesante resaltar la hipocresía norteamericana de que querer un gobierno provisional, pero no cualquier gobierno provisional, sino uno que estuviera encabezado por un elemento claramente norteamericano, y lo mas lejos del profesor Juan Bosch. Por otra parte, querían restablecer el orden, pero un orden bajo la hegemonía de los militares de San Isidro, es decir, el orden que asegurara la estabilidad política, pero sin volver a la constitucionalidad bajo la presidencia de Bosch, el cual representaba el verdadero orden tanto constitucional, como legitimo. En realidad, los responsables en gran medida de de la falta de “orden” eran el propio gobierno de los Estados Unidos.
Por otra parte, porque entonces no apoyaron el gobierno provisional de Molina Ureña, el cual tenía todos los visos de legalidad, sencillamente porque el mismo procedía del bando constitucionalista. Es más, el Departamento de Estado, tenía la posición de que: “Entendemos que el gobierno provisional de Molina Urena no tiene el control de la situación” . En efecto, cuando Molina Ureña, conversó con los uncionarios de la embajada, estos lo humillaron y lo instaron a rendirse, ante los bombardeos sistemáticos de la fuerza aérea, y la marina dominicana. Llevándolo a él y a los principales cabecillas militares del movimiento constitucionalistas, a asilarse.
En realidad, en el análisis del Departamento de Estado estaba la falsa premisa, de que las fuerzas leales tenían cierto equilibro con el movimiento constitucionalista el 26 de abril. Precisamente, de ahí su negativa a reconocer a Molina Ureña, e incluso a negociar un cese al fuego con la fuerza militar de San Isidro, sus títeres. Esta actitud, se desprende de otra parte del telegrama que estamos analizando, en el cual se puede leer lo siguiente: “También entendemos que la situación ha cambiado materialmente desde ayer (de abril el 26) y que la posición de Wessin y de de los Santos y compañía ahora se parece balanceada más uniformemente con la de fuerzas rebeldes”. Precisamente, por ello la posición arrogante y altanera de la embajada. Ellos creían erróneamente que el éxito de los militares “leales”, estaba al doblar de la esquina.
Por eso es que el Departamento de Estado instruye a la embajada en el sentido de que “B. Creemos que usted debe entrar en contacto con los líderes militares de las fuerzas rivales, y sugerirles el establecimiento una la junta militar que actúe como un gobierno provisional. Esta junta tendría objetivos de restaurar ley y orden, de prevenir la toma de posesión comunista, y de celebrar elecciones libres y democráticas tan puntualmente como sea factibles” (las itálicas son nuestras, ned) . Aquí vemos el origen del famoso gobierno de Reconstrucción Nacional, encabezado por el General Antonio Imbert Barreras, el “héroe del 30 de Mayo”, Por supuesto, que esa famosa junta, como dijimos integrada y encabezada por el tristemente celebre general Benoit, el que suscribió la nota preparada por la embajada solicitando la intervención militar de los Estados Unidos, que dio paso el gobierno de reconstrucción. Naturalmente que el bando constitucionalista, siempre mantuvo la posición del retorno de Bosch, y por consiguiente, nunca estuvo dispuesto a aceptar la idea del Departamento de Estado, de la formación de una junta militar. Es interesante, la reiteración de que la Junta debía prevenir la toma del poder por parte de los comunistas. Esta reiteración lo que prueba por un lado, o que la embajada y la misma CIA, desconocían la influencia real de los comunistas, en el movimiento constitucionalista, e incluso, en la República Dominicana como una totalidad. Es decir, que hoy sabemos claramente que en ningún momento hubo la mínima posibilidad de un control comunista unilateral del movimiento constitucionalista. O que ella estaba muy consciente de que era imposible la formación de otra Cuba en el Caribe, en nuestro país, producto de la debilidad del movimiento revolucionario, y que simplemente estaba usando el peligro comunista para ocultar su verdadero propósito: evitar el triunfo del movimiento favorable a Juan Bosch. Nosotros, nos inclinamos por esta última alternativa. El bando constitucionalista tampoco aceptó la formación de un gobierno provisional conjuntamente con los militares “leales”, es decir, pro imperialista, porque la afirmación, de que este gobierno debía llamar tan pronto las condiciones sean factibles a las elecciones, era poco menos que una demagogia del Departamento de Estado.
Esta proposición no era confiar por parte de los constitucionalistas. Porque, había que suponer que el profesor Juan Bosch debía participar en dichas elecciones libres y democráticas. Entonces, a los organizaciones del golpe del 24 de abril, a favor del retorno a la constitucionalidad, seguramente le pasó por la cabeza el hecho de que harían los enemigos de Bosch, tanto civiles, militares y extranjeros, como el gobierno de Washington, si este ganaba nueva vez las elecciones. Por ello, es que la posición de la embajada fue totalmente parcial, irreal, y absurda. Asimismo, resalta en el telegrama la sugerencia del Departamento de Estado, que los funcionarios de la embajada no debían involucrarse mucho en los detalles de la formación de la junta. Esto es la política de Maria Ramos, de tirar la piedra y esconder la mano. O como, otro refrán popular dice: A dios rogando y con el mazo dando”. Por otra parte, el punto de que no hubiese represalia, entre los bandos, es sumamente risibles. Porque solamente debemos recordar las acciones represivas, y criminal durante el gobierno provisional, apoyado por los Estados Unidos, y la títere FIP, encabezado por Héctor García Godoy.
En definitiva, esta posición intervencionista de los Estado Unidos en la coyuntura de abril del 1965, provocada en gran parte, por la actitud recalcitrante y fanáticamente anti bochista, tuvo como consecuencia, el paso que se dio el 28 de abril: la ocupación militar del territorio dominicano, la cual trajo pérdidas de vidas de muchos dominicanos, de algunos estadounidenses, y de muchos millones de dólares. Por supuesto, que seguramente si la embajada hubiese previsto el giro militar de la situación, cuando las fuerzas de Wessin y Wessin dieron muestra de incapacidad para tomar el centro de la Ciudad de Santo Domingo, y cuando a pesar de los mortíferos bombardeos en el Puente Duarte, la Televisa, y el Palacio Nacional, no lograron desanimar ni dispensar ni derrotar a las tropas constitucionalistas.
Es interesante, para confirmar nuestra tesis de que el manejo de la embajada en la crisis dominicana del 1965 fue errático, y torpe, analizar la forma en que fue recibido por los funcionarios de la sede diplomática, el Presidente Molina Ureña, conjuntamente con cabecillas militares constitucionalistas. De acuerdo a lo que se desprende de la lectura de un telegrama enviado por la embajada al Departamento de Estado, los constitucionalistas llegaron a la embajada a las 4 de la tarde del día 27 de abril. Según el embajador Bennet, “Molina Ureña, nervioso y desanimado, intentaba difícilmente llevarse como presidente constitucional y fallaba desgraciadamente” . Lamentablemente, es cierto que el Presidente Molina Ureña, en vista de que no había obtenido el apoyo de los Estados Unidos, se desmoronó, especialmente, por la forma despreciativa en que fue recibido por el embajador, quien lo acusó de ser lo responsable del baño de sangre en que se encontraba la República Dominicana. Además, de haber desatado fuerzas superiores a sus posibilidades, las cuales no podían controlar; las palabras precisas del embajador fueron la siguiente: “Hice claramente nuestra opinión enfática que el vertimiento sin sentido de la sangre debe terminar, en la misma hora que los recordaba que era su acción del sábado, la que iniciaron esta la lucha fraticida”. Es decir, que el embajador en vez de expresar una posición equilibrada, diplomática lo que hizo fue humillar tanto a Molina Ureña, como al coronel Hernando Ramiro y el coronel Caamaño, y los demás militares que participaron en esa histórica reunión. asimismo, el embajador insultó la inteligencia de los constitucionalistas, y especialmente de los militares constitucionalistas cuando mintiendo descaradamente, apuntó que “Les recordé que los EE.UU. leal habían apoyado Bosch al final de su gobierno y más allá y habían hecho claramente su desaprobación enfática de su derrocamiento” . En realidad, esta afirmación fue una gran burla. Porque todos los que estaban presentes en la reunión, por la posición que efectivamente ocupaban en el momento el 25 de septiembre del 1963, sabían que efectivamente los Estados Unidos, su embajada en República Dominicana, los agregaros militares, etcétera, estuvieron involucrado en el derrocamiento de Juan Bosch.
Asimismo, la actitud intolerante y prepotente del embajador se puede inferir, de la afirmación categórica, extemporánea de que ellos –los constitucionalistas- habían fracasados en su intento de reponer el gobierno de Juan Bosch. “Eso había sucedido (se refiere al derrocamiento de Bosch, ned), sin mbargo, hace más de dieciocho meses. El esfuerzo más último de restaurar Bosch era obviamente fracasado y en un cierto punto uno tuvo que comenzar de nuevo”. Es decir, que para el 27 en la tarde, el embajador ya tenía formado un juicio acerca de la crisis dominicana: el movimiento había fracasado. Pero, eso respondía realmente a la realidad? Los eventos posteriores a la reunión de Molina Ureña, y los militares constitucionalistas probaron el grave error del embajador. No obstante, es cierto que la idea de que ellos debían rendirse, que se desprende claramente de la frase “se debe empezar de nuevo”, afectó y hundió mas en la desesperación a Molina Ureña, y Hernando Ramírez, y muchos de los cabecillas del movimiento, a tal punto que cuando terminó la reunión se fueron a asilarse a diferentes consulados y embajadas extranjeras. Esta actitud, de abandono y abatimiento, se hizo mas patente, con la afirmación desproporcionada y subjetiva del embajador de que el Partido Revolucionario Dominicano, había favorecido la influencia comunista en el movimiento. “En grupo completo y en la conversación privada con Molina y un o dos cohortes civiles, subrayé y reiteré allí que estaba claro de que los comunistas se había aprovechado y tomado grande ventaja de su movimiento legítimo, siendo tolerado e incluso animado por PRD.
Observése que a pesar de de que el PRD, es un partido democrático del hecho, pero en realidad en efecto habían dado a comunistas manos libres, especialmente con la distribución militar de armas a muchos civiles, permitiendo y tolerando saqueos extensos, y el maltratamiento físico de personas inocentes” . Es decir, que la embajada reconocía que el movimiento era legítimo. No obstante, le pedían la renunciar al legítimo objetivo de que la República Dominicana retornara a su legítimo gobierno. Claro, que según el embajador habían pasado dieciocho meses del derrocamiento, como queriendo significar que ya eso había pasado, que eso era historia, y que había que comenzar de nuevo. Y por otro lado, le enrostraban a Molina Ureña, y a los militares que les habían permitido mucha ventaja a los comunistas. Sin embargo, probamos que esto era una gran mentira y falsedad, o perversidad del propio embajador. De hecho, los militares y los servicios de inteligencia tanto de la embajada como de las fuerzas armadas, solamente llegaron a nombrar unos 55 comunistas, luego redujeron la lista a unos 12. De manera pues, que la presencia comunista, que tanto asustaba a la embajada, fue un fantasma creado por ellos mismos para extorsionar a los constitucionalistas. Su preocupación de la muerte de civiles inocentes es la ipocresía más grande de la embajada. Basta recordar, como cuando se produjo la intervención descarada de los marines, ellos crearon el famoso cordón de seguridad, que separó a los combatientes constitucionalistas de la zona Norte de los constitucionalistas ubicados en la parte Sur, las tropas del CEFA, apoyada logísticamente por los invasores, llegaron a cabe masacre, y asesinatos masivos, ndiscriminados de civiles inocentes que vivían en los barrios de la zona norte. Y por supuesto, se opusieron en todo momento a aplicar el cordón para que las fuerzas constitucionalistas se equilibraran con las reaccionarias.
Otro aspecto muy interesante del telegrama que estamos estudiando, es la repulsa del embajador a servir de intermediario entre las fuerzas beligerantes, que le fuera solicitado por Molina Ureña. Decliné cortésmente, la oferta hecha por Molina que atiendo a negociaciones junto con el decano del Cuerpo de Paz, y el representante de la iglesia. Dije que no tenía ninguna autoridad a participar, y que era opinión de los EE.UU. Que cualquier acuerdo se debe alcanzar mediante conversación de los propios los dominicanos. Dije que mirábamos adelante a las elecciones tempranas, esperadas estarían enteramente libre, y eso quizás podrían ser supervisados por OAS si los dominicanos lo deseaban de esa manera.” Por supuesto, que esa posición era sumamente radical, y por supuesto, manifestaba el odio del embajador norteamericano, a los constitucionalistas, y especialmente, a Bosch. Según el embajador Bennet, al finalizar la reunión, Molina Ureña abandonó la embajada, como apesadumbrado y desalentado, y lentamente, conjuntamente con otros militares. Y en su telegrama, agrega la frase “como si ellos intentaran evitar salir otra vez en el mundo cruel”. En pocas palabras, Bennet, creía que no estaba terminado para los constitucionalistas. Es más, aparentemente observó temor y aprensión en el grupo. Sin embargo, algunos testimonios apuntan que uno de ellos; el mas orgulloso; uno que estaba lleno de vergüenza y de honor, dijo al salir: “seguiremos combatiendo”. Se trataba del heroico coronel de Abril: Francisco Alberto Caamaño Deño. Como se señalaba anteriormente, el presidente Molina Ureña se asiló, conjuntamente con Peña Gómez, Hernando Ramírez, Martínez rancisco, y otros, más. Mas esa no fue la actitud de Caamaño y Monte Arache , quienes se dirigieron valientemente, al lugar mas caliente en esos momentos: El puente Duarte. Su llegada le imprimió un nuevo giro a la situación; la moral de los combatientes constitucionalistas, y de las masas populares que apoyaban el retorno de Juan Bosch se elevó, y a pesar de los feroces bombarderos y de los cientos de muertos y heridos, los tanques del Wessin y Wessin, conjuntamente con los soldados del CEFA, fueron obligados a retornar y cruzar el Puente Duarte, en desornada retirada.3.1.3 Desesperación de San Isidro el día 28 de abril: solicitud de la intervención militar de los estados unidos
Precisamente, en ese momento el coronel Benoit que encabeza una junta militar, llamó por teléfono solicitando la intervención de los Estados Unidos. El embajador Bennet, recoge esta llamada en un telegrama enviado al Departamento de Estado: “Benoit, miembro de la junta, embajada llamada por teléfono para solicitar que ESTADOS UNIDOS aterrizan a 1200 infantes de marina "para ayudar a restaurar paz a este país." Es claro, que este llamado lo que significa claramente es la imposibilidad militar de que San Isidro penetrara y destruyera el movimiento popular constitucionalista. Y demuestra claramente, que la actitud obcecada y terca del embajador, era responsable de la profundizar de los combates, de cerramiento de sangre, y de la misma intervención militar de los Estados Unidos. Sin embargo, todavía Bennet no comprendía en realidad lo que estaba ocurriendo en la República Dominicana.
Esta afirmación nuestra, responde a que a pesar de la derrota del ejercito regular en la famosa batalla del Puente Duarte, el señalaba que no era necesario el desembarco de USA, al afirmar que “No creo que la situación justifica tal acción en este tiempo”. Aunque, es claro que la idea de la intervención militar de Estados Unidos, ya estaba en su mente, en el tapete. En realidad, el había condicionado al Departamento de Estado, al informa la presencia determinante de los comunistas, y al informar de matanzas de civiles cometidas por los constitucionalistas, y otras falsedades.
Así, al final del telegrama, el asevera que “En cortocircuito, los agregados todavía consideran en esta etapa resultado en duda. El departamento puede desear hace una cierta planificación de urgencia en caso de que la situación se rompa aparte y deteriore rápidamente al grado que debemos necesitamos a infantes de marina en una prisa proteger a ciudadanos americanos”. Es decir, que para el 28 de abril, la embajada dudaba de los resultados de la situación militar. Sin embargo, sabían de la desesperación y la falta de moral de las tropas de San Isidro. De todos modos, ya le solicitaba al Departamento de Estado que se preparara para una eventual intervención armada, supuestamente para proteger a los ciudadanos estadounidenses, que valga la pena, afirmar no se encontraban en ningún momento en peligro, pues los combates principales se daban en la zona norte y el puente Duarte, donde ni por asomo habían norteamericanos. Pero, es bueno resaltar como había cambiado el pensamiento de Bennet de una arrogancia frente a los constitucionalistas con quienes se había entrevistados en la embajada, a la situación actual.
La discusión principal acerca de la necesidad o no de la intervención armada de los Estados Unidos, giraba en torno al “problema” de la presencia de los comunistas en el movimiento rebelde constitucionalista. En los archivos desclasificados que estamos analizando, existe una conversación telefónica entre el Director de la CIA, Raborn y el presidente Jhonson, la cual pasamos de inmediato analizar, y en la cual observaremos la forma maliciosa y falsa en que en primero se refería al asunto. Esta conversación es del 29 de abril, luego del desembarco de los 500 marines, destinado a llevar a cabo la evacuación de los ciudadanos norteamericanos.
Del análisis de este documento, se desprenden diferentes explicaciones, interpretaciones y conclusiones. Por un lado, es claro que para el 28 de abril las tropas regulares leales se encontraban desbandas y temerosas de la acción de las masas constitucionalistas. Es notable como el jefe de la CIA describe la situación como caótica, y en la cual la Policía Nacional, (cascos blancos) ya no controlaban la ciudad, y al tiempo, que las tropas del CEFA, están totalmente desmoralizadas. En cuanto a la primera, las principales estaciones de policías, habían sido asaltadas, incluyendo de la fortaleza Ozama. Se nota también en la conversación la falsedad de que las gentes de Bosch habían sido desplazadas por los extremistas castristas; resalta la gran manipulación de que se estaban produciendo fusilamientos sumarios (supuestamente, como en Cuba), llevada a cabo, se sobreentiende, por los “castro comunistas”, pues según el Director de la CIA, la gente de Bosch no era capaz de tales atropellos. Todas estas falsedades, para llevar al ánimo del Presidente, y del Pueblo de los Estados Unidos, de la necesidad de la intervención armada.
También es significativa la afirmación del Director de la CIA, que habían identificados a 8 comunistas de manera positiva, y que, además, remitió una lista a la Casa Blanca. Ahora, ¿cómo se puede explicar, que ocho comunistas o talvez 54 como en un momento se dijo que había, o 12 comunistas, podrían controlar, desplazar e imponerle un giro al movimiento pro Bosch, que desembocara en una nueva Cuba?
Finalmente, es interesante la preocupación del presidente de los Estados Unidos, en el sentido de que si ampliaba la intervención armada, eso le podría producir problemas con la OEA, cuando sabemos que Estados Unidos manejaba la OEA, que era una organización títere en sus manos. Pero, además, a los pocos días de tal aseveración, en propio Presidente ordenó el desembarco de casi 42,000 marinos a la República Dominicana. Ahora, astutamente en este punto, el Director de la CIA, retoma la presencia comunista en el movimiento, y todavía, mas apunta “No tengo duda en mi mente que es el inicio de la expansión de Castro”. Obviamente, todas esas desinformaciones crearon el ambiente definitivo para la escalada estadounidense en República Dominicana, puesto que si la crisis dominicana daba el inicio a la expansión de Castro, era lógico que los Estados Unidos, actuara de manera total y contundente para evitar tal cosa, y así, evitar que el fantasma del comunismo dominara la Isla Española.
Claro que se diría que el Presidente Jhonson portaestandarte de la lucha de contrainsurgencia en el mundo; un presidente militarista, vinculado a la poderosa industria de la guerra de los Estados Unidos, estuviese muy complacido, para tranquilidad de su conciencia, que el jefe de la CIA, la embajada, y todo su personal, estuviese de acuerdo, en que la crisis dominicana era una asunto montado por Castro.3.1.4 El futuro de la República Dominicana frente al eventual triunfo de los rebeldes según los Estados Unidos de América Ahora vamos a analizar otra conversación (tele conferencia), el día 29 de 29 de abril del 1965, ahora entre el Departamento de Estado y la Embajada, en la cual se nota aún mas el montaje de la fábula Castro comunista en la crisis del 1965, en la misma participaron Deputy Under Secy, Mann, el Embajador Bunker, Asistente del Secretario, Vaugh. Estaban presentes además, el Embajador Bennet y Connet.
Los temas tratados giraron en torno a la República Dominicana. Por supuesto, que la evaluación del Departamento de Estado fue provocado por todas las desinformaciones servidas por la CIA, y por la propia embajada. Por ello, no es casual que llevara a falsa conclusión acerca de las fuerzas políticas que incidían en el movimiento constitucionalista: si triunfan los rebeldes tendremos un régimen pro comunista. Sin embargo, mas adelante en el mismo documento ellos se refieren a que el interior del país, todo estaba en calmas. Todas las guarniciones militares sumamente tranquilas, ninguna había hecho ningún tipo de pronunciamiento, es decir, que en República Dominicana en el 1965, los comunistas carecían de la fuerza suficiente para establecer una nueva Cuba en el país. Sin embargo, el Departamento de Estado tenía tal evaluación, pero era honesta, era sincera, en el fondo ellos estaban convencidos de eso? Por supuesto que no. Fijarse que solamente habían identificados a 8 comunistas, y luego dijeron que eran 12; pero doce comunistas, o 54 comunistas pueden apoderarse de un país; o es que el Partido Revolucionario Dominicano, líder político de la Revolución iba a permitir tal giro del movimiento constitucionalista? Lo permitirían los militares al mando de la fuerza rebelde? Evidentemente que no. De manera pues, que el fondo se trataba simplemente de evitar el retorno de Bosch a la Presidencia. Naturalmente que la Embajada, al ser cuestionada en el sentido de si ellos recomendarían la escalada militar, simplemente dijeron que sí, porque la misma embajada, y la CIA, la llevaron al Departamento de Estado a ese punto.
Finalmente, la revuelta constitucionalista concluyó con la firma del Acta de Reconciliación por el presidente Caamaño y por el General Imbert Barreras, presidente del gobierno de Reconstrucción Nacional. Y la formación del un gobierno provisional encabezado por Héctor García Godoy; este recibió el apoyo de los Estados Unidos, y tuvo por misión principal preparar las elecciones de junio del 1966.
Ahora bien, en las elecciones del 1966, participaron como candidatos principales Juan Bosch por el Partido Revolucionario Dominicano, y el doctor Joaquín Balaguer, por el Partido reformista. Huelga apuntar que el candidato reformista contaba con el apoyo incondicional de Washington, pudiendo desplazarse libremente en toda la geografía nacional, haciendo su campaña electoral. En esta campaña prometió la realización de una verdadera revolución sin sangre, que llevaría a la República Dominicana a un progreso social y material. Por su parte, Bosch fue confinado en su casa, y limitó su campaña a misiones radiales, que definitivamente no calaron en la población campesina, y el pueblo dominicano general. Por demás, sus simpatizantes fueron reprimidos, y muchos fueron asesinados. Finalmente, el candidato del Partido Reformista fue declarado ganador de las elecciones, ascendiendo a la Presidencia, el 1 de julio del 1966.
BIBLIOGRAFIA Díaz, N. E. y González C., Silverio, 2000, Fundamentos de historia social dominicana, Ediciones Surco, Santo Domingo, Republica Dominicana.
Relaciones Extranjeras, 1964-1968, Volumen XXXII 1 Fuente: Archivos y administración nacionales de los expedientes, RG 59, archivos de ARA/CAR:
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