lunes, 8 de abril de 2013

SALUD


LOS TOMATES:
Algunas frutas y verduras contienen ciertos compuestos químicos (fitoquímicos), como los fenoles, que se creen relacionados con la síntesis de antioxidantes. Por ello, y con el objetivo de conseguir vegetales más ricos en fenoles, varios estudios científicos han propuesto someter la planta a estrés oxidativo, ya que de este modo acumularán estas sustancias como mecanismo de defensa.
Ahora, investigadores de la Universidad Federal de Ceará (Brasil) han llegado a la conclusión de que los métodos agrícolas que provocan estrés en las plantas, como los utilizados en la agricultura ecológica, provocan que sus frutos sean más ricos en azúcares, fenoles y vitamina C, según un estudio publicado en 'PLOS ONE'.
 
Las conclusiones mostraron que los frutos procedentes de agricultura orgánica presentan un nivel de estrés mayor, que, unido a la limitación de nitrógeno disponible en el suelo, hace que los frutos sean un 40% más pequeños. Por el contrario, las concentraciones de vitamina C y fenoles fueron un 55% y 139% superiores respecto a los tomates convencionales.
 
La novedad de este estudio es que parece confirmar la relación entre el metabolismo fenólico y el estrés oxidativo. Los científicos sugieren que los agricultores deberían aceptar un pequeño nivel de estrés en sus frutas y verduras, tal y como ocurre con la agricultura llamada ‘ecológica’, para así mejorar ciertos aspectos nutricionales.
Los beneficios del estrés
De hecho, la Universidad Politècnica de València y el CSIC ya registraron en su día la patente nacional e internacional de un nuevo antioxidante, que descubrieron al someter a una planta de tomate a estrés biótico, así como del procedimiento para aislarlo en laboratorio y sintetizarlo químicamente.
El poder antioxidante de ese compuesto es mucho mayor –catorce veces más– que el que posee, por ejemplo, el resveratrol, conocido antioxidante presente en el vino tinto, capaz de retardar el envejecimiento celular. Además, es 4,5 veces más potente que la vitamina E y diez veces más que la vitamina C.
Sus aplicaciones son múltiples. Así, por ejemplo, en la industria alimentaria podría utilizarse como conservante de alimentos para el consumo humano y piensos para animales, por su acción como retardante de la oxidación de los lípidos.
Por otro lado, en la industria cosmética serviría en productos para el cuidado de la piel, dadas sus posibles propiedades para la prevención del envejecimiento.
Ketchup contra el cáncer
Otro estudio, dirigido por la doctora Montaña Cámara Hurtado, del Departamento de Nutrición y Bromatología de la Facultad de Farmacia de la Universidad Complutense, logró demostrar también que el consumo de tomates y sus derivados reduce la incidencia de distintos tipos de cánceres, especialmente el de próstata.
El motivo, un carotenoide presente en esta hortaliza llamado licopeno y que en el ketchup alcanza su mayor nivel de concentración, ya que para producir 100 gramos de esta salsa son necesarios 125 gramos de tomate.
De este modo, una ingesta diaria de entre 7 y 10 mg. de licopeno se puede considerar adecuada para gozar de su acción beneficiosa, cantidades que se consiguen con la ingesta de una ración de gazpacho — zumo de tomate de 250 ml, 100g de salsa de tomate — 3 raciones de 10ml (3 bolsitas) de salsa ketchup.
En este caso, hay que tener en cuenta que los derivados del tomate, al ser productos procesados, favorecen más la absorción del licopeno. No solamente este estudio avala las propiedades de este carotenoide, sino que más de 28 ensayos clínicos, realizados en la última década, han encontrado una asociación significativa entre la ingesta de licopeno procedente de tomate fresco y derivados y la prevención de distintos tipos de cáncer, debido a su acción antioxidante y a los distintos tipos de actividad biológica que se sugieren: inhibición de la proliferación celular, efecto anti-carcinogénico y actividad anti-aterogénica al intervenir en la comunicación intercelular (responsable del crecimiento celular) y modular los mecanismos.
 
Fuente: Medicina.com.

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