JOSÉ BÁEZ GUERRERO/ Periodico Hoy.
Parecería que no existieran padres en la sociedad moderna. Si ciertamente una tercera parte abandonan a su suerte a las madres que no oyeron el consejo de Bristol Palin y que tal vez nunca lo oirán, a pesar de que digan lo mismo el gobierno, las escuelas y la iglesia. Existen millones de varones que cumplen a cabalidad su función. Por no hacer mucho mal, casi los olvidamos. Ellos también merecen que se les celebre ” el Día del Padre”.
Millones de padres salen de sus hogares cada día, aún oscura la mañana, a enfrentar los retos de una jornada de tránsito agobiante; de incontables horas trabajando sentados o de pie, con apenas unos minutos para tomar un sándwich y una taza de café (millones y millones comen en 15 minutos, lo que debiera degustarse calmadamente en una hora) no importando sin son trabajos de “cuello blanco”. Luego el regreso a casa, cansados, agotados del cerebro o del cuerpo, para llegar a encontrar las quejas habituales sobre los hijos que desobedecen, que no cumplen en la escuela o andan en malas compañías.
Ser un buen padre no solo es vital para el bienestar físico y emocional de los hijos, sino también para su bienestar espiritual. Si un niño tiene una cariñosa relación con su padre, es más fácil que desarrolle una estrecha relación con Dios. A fin de cuentas, como dice la Biblia, Jehová es nuestro Creador y, en cierto sentido, el Padre de todos (Isaías 64:8).
Jehová es un modelo perfecto de amor para los padres. Hablando de lo que Dios siente por su primogénito, Jesús, la Biblia dice: “El Padre ama al Hijo” (Juan 3:35; Colosenses 1:15). En varias ocasiones, Dios le dio muestras de amor y aprobación. Por ejemplo, cuando Jesús se bautizó, Jehová dijo desde los cielos: “Tú eres mi Hijo, el amado; yo te he aprobado” (Lucas 3:22). De ahí que Jesús nunca dudara del amor que su Padre sentía por Él. ¿Qué pueden aprender los padres del ejemplo de Dios?
Es interesante que Juan 5:19 indica que Jesús hace “únicamente lo que ve hacer al Padre”. Los hijos hoy se comportan de modo parecido.
Por ejemplo, si un padre trata a su esposa con respeto y dignidad, su hijo hará lo mismo cuando crezca. Además, la manera de actuar del padre influye no solo en la conducta de los hijos varones, sino también en la opinión que las hijas se forman sobre los hombres.
Jehová es un “Dios feliz” (1 Timoteo 1:11). Por eso su Hijo disfrutaba tanto de su compañía.
Las palabras de Proverbios 8:30 reflejan bien lo que Jesús siente por Jehová: “Llegué a estar a su lado como un obrero maestro, [...] y estuve alegre delante de Él todo el tiempo”. Es obvio que entre ellos existe una cariñosa relación de padre e hijo, ¿verdad?
En efecto, los hijos necesitan vivir en un entorno feliz. Algo que contribuye a crear ese ambiente es que el padre dedique tiempo a jugar con ellos.
Divertirse juntos estrecha los vínculos entre el padre y los hijos.
Fragmento La labor de un buen padre de CLAUDIA HERNÁNDEZ
Periodico HOY/ 27/2009
La labor de un buen padre
No hay comentarios:
Publicar un comentario