Las estrellas fugaces son en realidad pequeñas partículas de polvo de diversos tamaños. Algunas llegan a ser más pequeñas que un grano de arena, que entran a gran velocidad en la atmósfera terrestre.
Una Perseida puede ser más pequeña que un grano de arena y pesa tan solo 0,07 gramos
Una "Perseida", tan brillante como las estrellas de mayor brillo del cielo, pesa tan solo 0,07 gramos y entra en la atmósfera a 61 kilómetros por segundo. Debido a ese choque con la atmósfera, se desintegran a unos 80 kilómetros de altura y dejan ese trazo luminoso característico cuyo nombre científico es "meteoro".
La mayoría de estas aglomeraciones de polvo están asociadas a restos de materia que los cometas van dejando a lo largo de sus órbitas en sus sucesivos pasos por las proximidades del Sol y
En el caso de las "Perseidas", la órbita atravesada es la del cometa Swift-Tuttle. El periodo de este cometa, es decir, el tiempo que tarda en dar una vuelta alrededor del Sol, es de 135 años.
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