Las ciudades tienen un papel crucial en la lucha contra el cambio climático. Esto se debe a que las ciudades causan la mayor parte de las emisiones de gases de efecto invernadero y tienen un gran potencial para reducir las emisiones, por ejemplo, a través del ahorro y la eficiencia energética. Además, las ciudades se van a tener que adaptar a las consecuencias del cambio climático.
| Lara Lázaro Touza Investigadora del Real Instituto Elcano y profesora del Instituto de Empresa |
El presente artículo reflexiona sobre los últimos acontecimientos a nivel internacional en materia climática y el papel de las ciudades en dichas negociaciones; describe además las principales causas del cambio climático en las ciudades, las consecuencias y las acciones para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. El artículo finaliza con un breve apunte sobre el papel que cada uno de nosotros puede jugar en la lucha contra el cambio climático.
INTEGRANDO EL NIVEL GLOBAL Y EL LOCAL
Superada la autoinfligida depresión post-Copenhague de 2009, la COP16[1] trajo bajo el brazo en 2010 una tabla de salvación que se materializó en los ‘Acuerdos de Cancún’[2]. Christiana Figueres[3] decía a principios de 2011 que Cancún había sido un gran paso para la humanidad, por la aceptación casi universal de los acuerdos, la institucionalización en el marco de Naciones Unidas de lo acordado en Copenhague y los elementos operativos desarrollados. Añadía sin embargo que los acuerdos de Cancún sólo podían considerarse un pequeño paso para el planeta ya que los compromisos de las partes no son suficientes para limitar las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en concordancia con las recomendaciones científicas.
De manera paralela al proceso internacional de negociaciones en materia climática[4], parte de la solución al mayor fallo de mercado de la historia podría venir de la mano de nuestras ciudades. Según la OCDE[5] las ciudades emiten entre el 60% y el 80% de las emisiones de GEI, consumen aproximadamente esos mismos porcentajes de energía y tienen un potencial de ahorro energético muy significativo (dos tercios del ahorro potencial total). Además, en las ciudades, que ocupan aproximadamente un 2% de la superficie terrestre, vive la mitad de la población mundial[6] . Por tanto, en un territorio relativamente reducido se concentran la mayor parte de las emisiones y de la población causante de las mismas. Parece entonces razonable que se reflexione sobre las causas, consecuencias y medidas a tomar a escala local y sin embargo, la voz y el peso de las ciudades en las negociaciones internacionales no han sido significativos hasta prácticamente la COP16[7] .
CAUSAS, CONSECUENCIAS Y RESPUESTAS
En general, los principales causantes de las emisiones de gases de efecto invernadero en las ciudades son el sector del transporte, la generación de electricidad, el sector residencial, comercial e institucional | |
En general, los principales causantes de las emisiones de gases de efecto invernadero en las ciudades son el sector del transporte, la generación de electricidad, el sector residencial, comercial e institucional. Es por tanto en estos sectores en los que los planes y las estrategias climáticas se han centrado, con mayor o menor éxito. Las grandes ciudades como Tokio, Nueva York, Los Ángeles, Londres, Madrid o Barcelona tienen más recursos y disponen de planes para la lucha contra el cambio climático. Sin embargo, el 62% de las ciudades son de tamaño ‘mediano’, de menos de 1 millón de habitantes[8]. En ciudades más pequeñas puede no haber recursos (económicos y humanos) para elaborar e implementar planes de acción para mitigar y adaptarse al cambio climático. Hay por tanto margen para la acción climática de un gran número de ciudades. Esto es así especialmente en países en desarrollo, que podrían beneficiarse de la experiencia y trabajo realizado en otras ciudades. Habría no obstante que adecuar las medidas y propuestas al contexto de cada ciudad y seguir las recomendaciones de los expertos en la selección de medidas (efectividad ambiental, coste-eficiencia, equidad, viabilidad política, nivel de competencia legal de la ciudad y aceptabilidad social)[9].
Las consecuencias esperadas del cambio climático en las ciudades motivan la acción tanto en el ámbito de la mitigación (reducción de GEI) como en el de la adaptación. En resumen, se esperan eventos meteorológicos extremos más frecuentes y severos (como por ejemplo sequías e inundaciones). Estos fenómenos previsiblemente se verán agravados por el ‘efecto isla de calor’ o Urban Heat Island Effect[10] y afectarán especialmente a los países menos desarrollados que tengan mayores carencias para adaptarse de forma espontánea o planificada.
Para minimizar las consecuencias del cambio climático en las ciudades se han desarrollado infinidad de estrategias. Medidas como por ejemplo el aumento de la densidad y la multifuncionalidad de las ciudades, la reducción del tráfico rodado mediante el establecimiento de tasas de entrada a la ciudad (por ejemplo el congestion charge en Londres), el fomento de la intermodalidad[11] en los transportes, las medidas de ahorro y eficiencia energética (como la mejora del aislamiento de los edificios o los techos reflectantes), son ejemplos de algunas de las iniciativas que se están desarrollando.
A pesar de la falta de datos a la hora de valorar de manera global los costes y beneficios de las políticas climáticas de las ciudades es importante recordar que la reducción de las emisiones de GEI tiene, además de beneficios climáticos, beneficios sociales y estratégicos. Estos beneficios incluyen la mejora en la calidad ambiental y por tanto de la salud de los ciudadanos, la reducción de la dependencia energética del exterior al disminuir la demanda de combustibles fósiles y el aumento del atractivo turístico de las ciudades menos contaminadas, de especial relevancia para países como España.
Como decía James Moran[12], ‘en relación al cambio climático, al viejo dicho de sólo hay dos cosas en la vida que son seguras, la muerte y los impuestos, podríamos añadir el cambio climático dado el consenso científico existente’. Si asumimos que el cambio climático está aquí para quedarse es importante integrar a las ciudades en el complejo puzzle de la gobernanza multi-nivel del cambio climático dada su contribución al problema, su potencial vulnerabilidad y el papel que pueden jugar en ser parte de la solución. Pero quizá deberíamos añadir a todo lo anterior que los ciudadanos somos los pilares de la tierra y que de cada uno de nosotros depende que las decisiones que se toman a nivel global sean efectivamente llevadas a cabo en todas las actividades que realizamos cada día. En este sentido las dos preguntas clave que podemos hacernos quizá sean: ¿lo necesito? ¿Puedo hacerlo mejor?[13]
[1] COP16 es la conferencia de las partes de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) que se celebró en Cancún, México a finales de 2010.
[2] Estos acuerdos fueron aceptados por todos los países de la CMNUCC salvo Bolivia.
[3] Secretaria Ejecutiva de la CMNUCC
[4] Stern, N. (2009), Deciding our Future in Copenhagen: Will the World Rise to the Challenge of Climate Change? London School of Economics. http://www2.lse.ac.uk/granthamInstitute/pdf/sternPolicyBrief.pdf. Stern, N. (2009b), Managing Climate Change and Overcoming Poverty: Facing the Realities and Building a Global Agreement, London School of Economics.
[5] OECD (2009), Cities, Towns and Renewable Energy. Yes in My Front Yard, OECD, París. OECD (2010), Cities and Climate Change, OECD Publishing, París.
[6] A mediados del siglo XXI se espera que esta cifra llegue al 70%.
[7] En Cancún por primera vez los gobiernos nacionales han reconocido a los gobiernos locales como partes interesadas o stakeholders. Véase www.iclei.org/climate-roadmap/cop16.
[8] UN (2000) World Urbanisation, prospects. The 2000 revision. En Llop, J. M. (2011), Presentación del 31 de mayo de 2011 en el ‘I International Biari Workshop: Towards a Climate Policy for World Cities’ celebrado en el Instituto de Empresa.
[9] Huitema, D., Jordan, A. et al. (2011), The evaluation of climate policy: theory and emerging practice in Europe. Policy Sciences: DOI: 10.1007/s11077-011-9125-7.
[10] Las ciudades en media son más cálidas que sus alrededores ya que el entorno natural ha sido reemplazado por infraestructuras y edificios. La diferencia de temperaturas entre las ciudades y los alrededores puede ser de entre 3.5ºC y 4.5ºC.
[11] La UE define la intermodalidad como una característica del sistema de transporte que supone el uso de al menos dos medios de transporte de manera integrada en una cadena de transporte puerta a puerta. Un ejemplo sería el uso del vehículo privado desde el domicilio hasta una estación de tren o de metro y luego el uso de un tren de cercanías o el uso del metro hasta el destino final.
[12] Moran, J. (2009). Seminario sobre Cambio Climático y Energías Renovables en Asia y África Climate Change and Renewable Energies in Asia and Africa. Organizado por Casa Asia y Casa África en noviembre de 2009.
[13] El ayuntamiento de Madrid por ejemplo tiene un catálogo de publicaciones ambientales donde informa y da consejos sobre actuaciones más respetuosas con el medio ambiente: (http://www.madrid.es/UnidadesDescentralizadas/Agenda21/Publicaciones/Manual%20para%20una%20vivienda%20m%E1s%20sostenible.pdf).
Entre las publicaciones destaca, por su aplicación a todos los ámbitos del hogar, la siguiente: http://www.madrid.es/UnidadesDescentralizadas/Agenda21/Publicaciones/Manual%20para%20una%20vivienda%20m%E1s%20sostenible.pdf
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