¿Qué es ser dominicano?
Desde la vertiente
domínico-americana Una mirada forjada en la experiencia.
Por: Adriano MigueL Tejada.
El señor José Ramón Bello, director ejecutivo
de la Dominican American National Roundtable, me escribe en relación al
artículo de hace unas semanas. Sus reflexiones, desde el punto de vista del
dominicano que está “allá”, en los países, son sumamente interesantes. Las
comparto con todos: “Para saber qué es un dominicano ayudaría ver qué es un
domínico–americano. Empecemos con la formulita trujillista que definía a un
dominicano: Un dominicano no es haitiano, es cató- lico y pro-hispano. Quizás
con esto se quería definir la raza, la cultura y el idioma. Esta fórmula
evidentemente histórica y “geopolíticamente contextualizada” es cuestionada
cuando un dominicano es sumergido “indefenso culturalmente” en la sociedad
estadounidense. Aquí son otros los que te definen. Y de hecho, siguiendo la
mitología duartiana, esta es la manera como Duarte descubrió y formuló su
dominicanidad cuando otros le dijeron que era haitiano. B O L E T Í N DEL
INSTITUTO DUARTIANO Nº 25 • Julio–Diciembre 2009 30 La experiencia
domínico-americana desautoriza las definiciones trujillistas del color, la
cultura o el lenguaje. En Estados Unidos la instrumentalización de las razas es
útil sociopolíticamente. Aquí somos negros y latinos, no antihaitianos o pro
españoles. Aquí los dominicanos abrazan estratégicamente su negritud, por lo
menos frente al sistema norteamericano, y reencuentran su pertenencia a Latino
América (no a España) de una forma nueva y útil. De esta forma, para descubrir qué
es ser dominicano no hay que ser pro hispano, sino más bien panlatino. Más aún,
la experiencia migratoria, experiencia de opresión (no de élites) une a los
dominicanos en coaliciones culturales y políticas, no sólo con los latinos sino
con los haitianos. Aquí las ideologías de las élites se revelan como tales, y
no como esencias de la dominicanidad. Y se revela que experiencias comunes de
pobreza económica y marginación pueden enseñar auténticas y profundas raíces de
identidad más que las añoranzas culturales o historias manipuladas. En resumen,
no es nada práctico ni necesario ser anti-haitiano en los Estados Unidos y la
experiencia dominicana está más unida a Latino América que a España.
DEFINICIONES. Un punto esencial que revela la esencia y los accidentes de la
dominicanidad es el uso del lenguaje. Sobre todo ahora que Manuel Núñez parece
ser reivindicado. La persona clave es el cuentista Junot Díaz. Él es dominicano
pero expresa su dominicanidad en inglés — y aprendió recientemente español. ¿Se
puede ser dominicano y no saber español? Creo que luego de Bosch no hay otro
escritor dominicano que vaya a trascender más en el género de cuentos que este
joven B O L E T Í N DEL INSTITUTO DUARTIANO Nº 25 • Julio–Diciembre 2009 3 de
Nueva Jersey. No obstante, muchos dominicanos de República Dominicana, no
entienden que miles de sus hijos y nietos en Estados Unidos piensan en inglés y
por lo tanto son dominicanos en inglés. Sobre el aspecto religioso no presento
nada nuevo. Quizás en un futuro, comparta con usted algunas ideas al respecto,
pues la experiencia religiosa/católica de los hispanos en los Estados Unidos es
una área de estudio completamente nueva en la academia y la Iglesia católica
norteamericana; pero la forma de celebrar a Tatica en medio de otras advocaciones
latinas cargadas por inmigrantes a Estados Unidos es digno de estudio cultural.
Hace un tiempo (mayo 200) escribí el siguiente párrafo: “Donde uno es
dominicano por opción no por nacimiento o descendencia. Donde el ser dominicano
no está en la historia sino en el futuro. No está en lo que fuimos o en lo que
nos enseñaron, sino en lo que somos y en lo que le enseñamos a nuestros hijos a
ser (sobre nuestros valores, creencias, símbolos y costumbres). Donde el ser
dominicano no está necesariamente en hablar el español, ¿Se puede ser
dominicano y no saber español? Ilustración Revista Rumbo 13 de mayo 2002. p14.
B O L E T Í N DEL INSTITUTO DUARTIANO Nº 25 • Julio–Diciembre 2009 32 sino en
saber comunicar nuestra forma de ver, celebrar y actuar en el mundo. Donde lo
importante es transmitir el mensaje de celebración, música, sabor, color y
acento. Y se convierte en circunstancial si lo hacemos en cibaeño o en
“ebonics”. Y finalmente donde el ser dominicano no está tanto en donde fuimos
bautizados, sino más bien en la forma que nos dejamos acompañar por Tatica”.
Desde el exterior, hoy día me parece que las esencias del ser dominicano
estarían en: )amar a República Dominicana (esto incluye negar el “pesimismo
dominicano”); 2) ser proactivo por los dominicanos (mirando colectivamente al
futuro, no al pasado), y3) Ser pro latino (o pro-latinoamericano), que quizás
en el caso de ser dominicano en República Dominicana y en contexto actual sería
“abrirse a la diversidad regional” sin miedo o ideologías, sino inteligente,
con estrategia y corazón. Estas son mis ideas.
— F u e n t e — T RUMBO /
COLINDANCIAS/ Adriano Miguel Tejada 03 de mayo 2002
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