Día de la Tierra
L a Tierra es el hogar común de seres humanos, plantas, animales y toda forma de vida, pero no compartimos un destino común. El Ser Humano es una especie que con el devenir de su evolución, poco a poco se ha separado de su origen natural hasta llegar a creer que nuestro origen es divino, entre otras creencias.
Esta separación nos ha salido cara, y la realidad nos hace replantear que el delicado hilo de la vida humana depende, precisamente, de los procesos que los “otros seres vivos” realizan y de cuyos subproductos nosotros, humanos, somos beneficiados, como son el agua, el oxígeno y otros gases que se nos han vuelto vitales.
Así, en este Día de la Tierra, es preciso recordar a toda la humanidad que esos delgados e invisibles hilos, están siendo sometidos a fuertes tensiones por la actividad humana, apuntada por un desmedido e incontrolado crecimiento poblacional que demanda alimentos, agua, espacio, industria, etc.
En este día no es válido pensar que “pobrecita la Tierra”, que con petulancia decimos “hay que cuidarla”, porque la historia de la Tierra nos ha demostrado, como lo confirma la Teoría Gaia, del científico James Lovelock, que nuestro hogar común se autorregula, que responde a las alteraciones de sus relaciones ecológicas con nuevas relaciones ecológicas, lo que se denomina evolución y a las que los “otros seres vivos” se adaptan con rapidez.
El resultado de éstas nuevas relaciones ecológicas es el sostenimiento de la vida, pero no humana, sino Natural. Esta es la verdadera tragedia humana, representada en la paradoja de que hay que cuidar la Tierra, y no hacemos nada por relacionar ese “cuido” con la real destrucción del Ser Humano.
Tenemos un real desastre planetario: el cambio climático provocado por las actividades del Ser Humano, con amplias repercusiones en todos los ámbitos de la actividad humana, y para muchos de esos impactos los seres humanos no estamos preparados como lo está la Naturaleza.
Ni siquiera alguien que se crea poderoso o rico escapa o escapara a los desastres provocados. Si la Naturaleza no recuerda que todos tenemos igual origen, también nos recuerda que todos tendremos igual fin.
Así, desde el punto de vista humano, vemos una Tierra “destruida”, pero desde el punto de vista Natural hemos modificado el ambiente para otras formas de vida, menos para la humana.
Que este Día de la Tierra sirva para recordarnos que somos parte de la Naturaleza, y que a medida que evitemos la degradación de nuestro hogar común, evitaremos el colapso humano; en la medida que reparemos los procesos ecológicos esa será la medida que tendremos para el cálculo del tiempo que nos queda en este planeta
Editorial DiarioColatino.com.
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