miércoles, 16 de diciembre de 2009

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¡Oh, blanca Navidad!

La canción que ayudó a transformar la Navidad en lo que es el día de hoy lleva una estrofa introductoria que muy pocos conocen y casi nadie canta:

The sun is shining,

The grass is green,

The orange and palm trees sway.

There's never been such a day

In Beverly Hills, L.A.

But it's December the twenty-fourth,

And I'm longing to be up north. [...]

["Brilla el sol,

la hierba está verde,

los naranjos y las palmas se mecen.

Nunca se vio un día igual

en Beverly Hills, Los Ángeles.

Pero es 24 de diciembre

y yo quisiera estar en el norte".]

Y luego sigue una de las letras más conocidas del mundo: "Oh, blanca Navidad, sueño..." El hecho de que esta canción figure entre las más populares y exitosas de todos los tiempos resulta tanto más notable cuanto que en un principio no impresionó a nadie. Ni siquiera Bing Crosby, cuya versión es la más famosa, pensó que la melodía tuviera mucho futuro.

El único que creyó en ella fue su autor, Irving Berlin. Se cuenta que una mañana de enero de 1940, Berlin llegó corriendo a su oficina, en la Ciudad de Nueva York, y le dijo a Helmy Kresa, su asistente musical: "Quiero que anotes una canción que compuse el fin de semana. No es sólo la mejor que he escrito, sino la mejor que nadie más haya escrito nunca".

No fue hasta abril de 1941 cuando Berlin encontró un vehículo para su composición, mientras empezaba a trabajar con el director de cine Mark Sandrich en una nueva película, Holiday Inn. Desde el día en que llegó a los Estudios Paramount para comenzar el filme, Blanca Navidad se volvió una obsesión para él.

Walter Scharf, arreglista de los estudios, se encargaba de convertir las creaciones de Berlin en piezas orquestales. Irving sin duda fue un genio como compositor, pero no un gran músico. Autodidacto famoso, a menudo quebrantaba reglas que no sabía que existían. En una ocasión en que le preguntaron qué impacto tendría en sus composiciones poseer mayores conocimientos técnicos, respondió: "Las echaría a perder".

Scharf contaba que la primera vez que Berlin tocó al piano su nueva canción navideña, la ejecución fue "errática, burda y desconcertante". El propio Crosby se quedó perplejo. Cuando más tarde Scharf le dijo en privado al cantante que pensaba que Blanca Navidad saldría bien, Crosby soltó un suspiro y dijo: "Ojalá".

Cuando trabajaba con Scharf en las orquestaciones, Berlin tarareaba la música que tenía en la cabeza y el arreglista intentaba reproducir los sonidos en el piano. Según Scharf, para Berlin esto era "una experiencia de lo más traumática... como si estuviera a punto de dar a luz".

La película Holiday Inn se estrenó el 4 de agosto de 1942 en el Teatro Paramount de Nueva York. Al otro día, Berlin envió un telegrama a Hollywood para informar a Mark Sandrich de que la aprobación del público había sido unánime. Con todo, debió de haberse sentido decepcionado porque sólo una reseña periodística de la cinta mencionó su canción.

Sin embargo, poco después del estreno del filme, empezó a ocurrir algo extraordinario. De pronto, sin que se le hubiera hecho ninguna publicidad, Blanca Navidad estaba causando furor. Cuando la versión grabada por Crosby en 1942 cruzó el Atlántico y llegó a oídos de los soldados estadounidenses en Europa, la melodía inició un sorprendente ascenso hasta llegar al primer lugar de la lista de éxitos. Estados Unidos había entrado a la Segunda Guerra Mundial, y la Navidad de ese año iba a ser la primera que millones de estadounidenses pasarían lejos de casa. La canción les permitió evocar la dulce tranquilidad del lejano hogar.

Bing Crosby era miembro de un grupo itinerante de artistas pagado por el Ejército, y dondequiera que iba, aunque no fuera diciembre, siempre le pedían que cantara Blanca Navidad. Un día, mientras se presentaba ante una unidad de paracaidistas en Francia, un sargento malencarado se acercó a él y le dijo:

--¿Va a cantar Blanca Navidad?

--Sí --respondió Crosby.

--Entonces será mejor que me vaya de aquí.

--Espere --replicó el cantante--, creo que le gustarán las demás canciones. ¿Por qué no se queda?

--Me gusta mucho la canción --explicó el militar--, pero me iré a oírla atrás de la cocina. No sería bueno para la moral de mis hombres ver llorar a su sargento.

Desde entonces, Blanca Navidad ha sido cantada por más de 150 intérpretes, desde un coro mormón hasta Alvin y las ardillas. El Libro Guinness de Récords Mundiales registró la versión de Crosby como el mayor éxito musical de todos los tiempos, con más de 30 millones de discos vendidos.

Hacia el final de su vida, Crosby le expresó en una carta a Irving Berlin sentirse agradecido por "esa maravillosa canción" y por todo lo que le había dado. En diciembre de 1976, cuando tenía 73 años de edad, el cantante viajó a la Ciudad de Nueva York para presentar durante dos semanas un nuevo espectáculo: "Bing Crosby en Broadway". Antes del primer concierto, Berlin le envió por telegrama estas palabras:

Querido Bing: Buena suerte para esta noche... Si te hace falta algo bueno para el final, te tengo una canción de Navidad que escribí hace algunos años. Con todo mi afecto, Irving.

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