La avenida de los flamboyanes. Es la más conocida y frecuentada de la ciudad vegana |
¿Por
qué La Vega es la ciudad culta?
LA
CIUDAD CRECIÓ POR ENCIMA, INCLUSO, DE LA CAPITAL
César
Arturo Abreu F.
Tradicionalmente,
dos adjetivos acompañan el nombre de nuestra ciudad de La Vega: “culta y
olímpica”, aunque últimamente y por sobradas razones, se le añade el de
“carnavalesca”. Es de todos sabido que el bautismo de olímpica lo recibió por
la actuación de nuestros atletas en los primeros Juegos Deportivos Nacionales,
celebrados en el 1937. ¿Pero, de dónde viene lo de “culta”?
Referencias
En
primer lugar, sería interesante definir lo que es cultura. Revisemos las dos
primeras acepciones del diccionario de la Real Academia de la Lengua.
1.
Resultado o efecto de cultivar el conocimiento humano y de afinarse, por medio
del ejercicio, las facultades intelectuales del hombre.
2.
Conjunto de modos de vida y costumbres, conocimientos y grado de desarrollo
artístico, científico, industrial, en una época o grupo social.
Ambas
definiciones encajan perfectamente en lo sucedido y el proceso vivido por La
Vega a finales de los años 1800 y a principios de los 1900.
Historia
Antes
de entrar en consideraciones, es oportuno recordar que, en el proceso de
formación de los pueblos, su primera etapa es la que nace del impulso lógico de
fortalecer el cuerpo. Ello así, porque se lo imponían en la antigüedad el instinto de conservación y el desarrollo
de habilidades propias del deporte, que obviamente nació como consecuencia del
entrenamiento militar. Tal fue el caso de la antigua Grecia, que primero fue
olímpica y luego culta. De hecho, el término “academia” nace del lugar en el
que Sócrates y sus discípulos se guarnecían de los elementos para filosofar.
Ese lugar no era otra cosa que un gimnasio propiedad del general griego
Academus; o sea, primero el perfeccionamiento del cuerpo y luego el del
espíritu, de ahí la máxima griega de “mente sana en cuerpo sano”. Hacemos esta
anotación porque en La Vega el proceso fue todo lo contrario. Primero fuimos
cultos y posteriormente olímpicos.
Las
casuas
Es
difícil decir cuándo se inicia el proceso de culturización intensiva de los
veganos. No sería osado decir que, desde el momento de la fundación de la
ciudad en 1494; sin embargo, y siendo más precisos y objetivos, nos atrevemos a
señalar que la cultura vegana alcanza lugares cimeros al final de los años mil
ochocientos. Bástese recordar las “Tertulias de Don Fe”, que no eran más que
peñas literarias y científicas celebradas cada noche debajo de un árbol de
limoncillo en el Parque Duarte y a las cuales tenían acceso desde los más
connotados literatos, científicos y profesionales, hasta los más humildes.
Tanto así, que se decía que un cochero de La Vega era más culto que el más
culto de los capitaleños.
Porqué
La Vega fue llamada Culta...
Actividades
Asiduos
asistentes a esas tertulias eran, entre otros: don Federico García Godoy, quien
las encabezaba (de ahí su nombre), el historiador y jurista Manuel Ubaldo
Gómez, los educadores Manuel Casimiro de Moya, Arismendi Robiou y Oscar
Contreras Marrón, los licenciados Juan José Sánchez, Nicolás Pereyra y José
Dolores Portes, el farmacéutico y profesor Juan Gassó Gassó, los comerciantes
Pablo de la Mota, Zoilo García y Daniel Batista Abréu, el relojero y platero
Carlos María Sánchez, el sastre y músico Francisco Soñé (Pancho), así como los
músicos Elías Brache Soriano y Julio Acosta y los artistas Eduardo Gómez y
Manuel Pueyo. El grupo de médicos lo constituían el Dr. Manuel Morillo King, el filántropo Dr.
José Francisco García (Pepito) y el Dr. Narciso Alberti Bosch, primer antropólogo
del país. Muchos de esos contertulios habían vivido y estudiado en París, por
lo que era usual que muchos de los temas tratados tuvieran que ver con el arte
y la ciencia francesa.
Los
temas científicos eran abordados por el agrimensor Joaquín A. Robiou; su
hermano, el meteorologista e inventor Arístides Robiou (don Titín); los
ingenieros Alfredo Scaroina Montouri (constructor del antiguo mercado, ya
demolido); Zoilo Hermógenes García (Mojito), constructor del Teatro La
Progresista; el agrimensor y farmacéutico Agustín Fernández P; el mecánico
Federico Basilis y el profesor Carlos María Sánchez Gratereaux. Otros
participantes de esas tertulias fueron los presbíteros Adolfo Alejandro Nouel,
Armando Lamarche y Braulio Echavarría; y el poeta Fabio Fiallo. Como invitados
especiales se recuerdan a José Martí y al Generalísimo Máximo Gómez.
Podemos
asegurar, sin lugar a equivocarnos, que no existía en América una ciudad, que
con unos diez mil habitantes, pudiera contar en su seno con una pléyade de
“cultos” como La Vega de ese entonces. Es, en consecuencia, a partir de esa
época, en la que sin lugar a dudas, vivió culturalmente su momento estelar, que
La Vega comienza a llamarse, con toda razón y justicia “La Culta Ciudad de La
Vega”.
(+)
LA
TRADICIÓN NO DEBE MORIR
Con
la entrada de un nuevo siglo y el devenir de los años, esas virtudes se irían
acrecentando y solidificando, hasta llegar a nuestros días, donde cabría
preguntarse: ¿continuamos siendo acreedores de esa apelativo? ¿seguimos siendo
cultos? Usted tiene la respuesta.
Fuente: Lisitn Diario.
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