Haití en el Caribe
Arnold Antonin, destacado intelectual haitiano, fundador y director del centro cultural Pétion-Bolívar, cineasta, y en la actualidad Presidente de esa asociación de creadores en su país. Es un ser humano de gran sensibilidad, entendido el término en dimensión "globalizadota" y no solo artística. Es también hombre de pensamiento ancho y hondo al mismo tiempo, de inquietudes político-sociales trascendentes, y un ecuménico sentido de la cultura. Ha padecido la amargura del exilio antiduvalierista y, una vez de regreso a casa, ha seguido alentando en él, mediante acciones, el afán regenerador por su pueblo, consciente como está del enorme camino que ha de recorrer aún.
Arnold Antonin, destacado intelectual haitiano, fundador y director del centro cultural Pétion-Bolívar, cineasta, y en la actualidad Presidente de esa asociación de creadores en su país. Es un ser humano de gran sensibilidad, entendido el término en dimensión "globalizadota" y no solo artística. Es también hombre de pensamiento ancho y hondo al mismo tiempo, de inquietudes político-sociales trascendentes, y un ecuménico sentido de la cultura. Ha padecido la amargura del exilio antiduvalierista y, una vez de regreso a casa, ha seguido alentando en él, mediante acciones, el afán regenerador por su pueblo, consciente como está del enorme camino que ha de recorrer aún.
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En la actualidad, se ha vuelto casi un estereotipo destacar el escenario del Caribe como punto caliente entre los centros de confrontación mundial y su rol en las luchas tradicionales por la hegemonía entre las grandes potencias a través de la historia.
Sin embargo, muy poca atención se le ha prestado, más allá del folklore y del Miserablismo de algunos tercermundistas, a uno de los países más importantes
de esta área: la República de Haití1.
Importancia geopolítica
En el Caribe insular, desde el punto de vista demográfico, Haití, con sus seis millones de habitantes, se convierte, después de Cuba, en el segundo país en importancia y desde el punto de vista de su superficie territorial, ocupa el tercer lugar con 27.750 km2, después nuevamente de Cuba y de la República Dominicana, aún antes de Jamaica y Puerto Rico, las dos grandes Antillas.
En cuanto a su ubicación geográfica, es el país más próximo a Cuba, de la cual lo separan unos escasos 90 km. de mar. Desde la costa norte del país, se distinguen en las noches claras las luces de Guantánamo y del Oriente cubano. Se sitúa al Este de Jamaica, muy próxima también, y constituye una de esas singularidades del Caribe: el compartir con otra nación, la República Dominicana, la misma isla.
Se encuentra estratégicamente situada en cuanto al Canal de Panamá y la ruta del petróleo que va desde Maracaibo (Venezuela) a los Estados Unidos.
Los flujos migratorios que protagonizan los haitianos, desempeñan un papel fundamental en el presente y el futuro de las relaciones internacionales en la cuenca del Caribe: 250.000 habitantes residiendo en Cuba (los descendientes de la 3ra. generación aún hablan creole y se consideran haitianos); 400.000 en República Dominicana, donde constituyen el primer sostén de la mano de obra en la economía de la caña de azúcar; 30.000 en Las Bahamas y varios millares en Martinica, Guadalupe, San Martín, Guayana Francesa y Venezuela, por limitarnos solamente a los países caribeños.
1 En Centroamérica sucedió lo mismo con El Salvador y con Nicaragua; hasta que el número demuertos no alcanzó el horror que conocemos, como si fuera una fatalidad, no se despertó el interés que existe actualmente por la lucha de estos pueblos.
Desde el punto de vista político, Haití se encuentra desde hace 25 años bajo el dominio de una dinastía que ha llevado sólo luto y miseria a su pueblo. Atraviesa en estos momentos por la peor crisis de toda su historia.
Es actualmente el barril de pólvora con la mecha encendida más corta de toda la zona y cuando estalle, toda el agua del Caribe no bastará para impedir que las llamas lleguen a sus vecinos y que las ondas de choque les afecten.
Papel en la conformación del asiento histórico del Caribe
"Hemos dado un gran ejemplo a la América del Sur. El será imitado por todos los pueblos que combaten por su independencia. Haití no permanecerá aislada entre sus hermanos. Los principios de Haití influirán, en todos los países del Nuevo Mundo". Bolívar a Petión, 4.9.1816.
Cuando los revolucionarios haitianos proclaman su independencia el 1° de enero de 1804 faltaban aún 10 años para la independencia de Venezuela y de los otros componentes de la Gran Colombia, así como un siglo para de la de Cuba y siglo y medio para la de Jamaica.
La revolución haitiana adquiere características que la hacen radicalmente diferentes a todas las otras de la zona: la revolución anticolonialista fue llevada adelante y dirigida por los esclavos, la clase más explotada de la sociedad colonial.
Francia recibe oficialmente de España la parte occidental de la isla Española a través del Tratado de Ryswick, en 1697, poniendo fin a la guerra de la Liga de Ausburgo. Los colonialistas franceses convierten a esta colonia, en menos de un siglo, en la más rica del siglo XVIII. Esta riqueza se basaba para entonces en el trabajo de los 500.000 esclavos que importaban, a razón de 30.000 al año, desde Africa y quienes hicieron funcionar el mejor ejemplo de lo que se conoce como economía de plantación de las Antillas, contribuyendo, de manera fundamental, a la acumulación primaria de capital en Europa2.
Cuando estalla la revolución francesa en 1789, la grave crisis de la metrópoli repercute en la periferia colonial. Los criollos blancos del lugar, unos 30.000, quieren su independencia para mantener a nivel interno la esclavitud como base de su economía. No lo conseguirán, como lo lograron en las colonias españolas. Los esclavos quieren su libertad.
2 El comercio exterior de St. Dominique llegaba a los 42 millones de dólares en relación a los 36 millones de los 13 Estados de Norteamérica. Ver Alain Turnier, "Les Etats-Unis et le marché haitien", Washington 1955.
La gran revolución de los esclavos se inicia en 1791, para culminar trece años mástarde con la proclamación de su independencia, el 1° de enero de 1804, cuando el general Dessalines declara: "Ciudadanos, no basta el haber expulsado de nuestro país a los bárbaros que lo han ensangrentado desde hace dos siglos... Es menester vivir independientes o morir. Independencia o muerte... Que estas palabras sagradas sean... la señal de nuestros combates y de nuestra reunión.
El nombre francés suena lúgubre todavía en nuestras tierras. ¡Todo esboza el recuerdo de las crueldades de este pueblo bárbaro! Nuestras leyes, nuestras costumbres, nuestras ciudades, todo lleva aún las huellas francesas.
... Osamos ser libres. Osemos serlo por nosotros y para nosotros mismos.
... Imitemos a estos pueblos que... han preferido ser exterminados en vez de verse excluidos de los pueblos libres.
... Guardémonos, sin embargo, de que el espíritu de proselitismo destruya nuestra obra; dejemos respirar en paz a nuestro vecinos, que vivan en paz bajo las leyes que se han hecho y no vayamos, botafuegos revolucionarios, a erigirnos en legisladores de las Antillas... ... PAZ a nuestros vecinos! Pero maldición al nombre francés!... ".
En esta declaración3 Dessalines, el libertador, proclama dos principios de política internacional que se volverán clásicos en las relaciones internacionales y la política internacional de los países del Tercer Mundo:
1. El principio de no ingerencia en los asuntos internos de otras naciones y de coexistencia pacífica de Bandung de 1955.
2. El principio de que la revolución no se exporta y son las condiciones nacionales las determinantes en todo proceso revolucionario.
Se trataba, para los dirigentes revolucionarios, de principios dictados a través de un análisis genial de la realidad geopolítica, pero no negando al mismo tiempo su solidaridad con la causa de otros pueblos y su decisión de seguir siendo protagonistas de las transformaciones que se daban en el continente en un internacionalismo precursor en toda la historia continental y mundial.
Sin embargo, muy poca atención se le ha prestado, más allá del folklore y del Miserablismo de algunos tercermundistas, a uno de los países más importantes
de esta área: la República de Haití1.
Importancia geopolítica
En el Caribe insular, desde el punto de vista demográfico, Haití, con sus seis millones de habitantes, se convierte, después de Cuba, en el segundo país en importancia y desde el punto de vista de su superficie territorial, ocupa el tercer lugar con 27.750 km2, después nuevamente de Cuba y de la República Dominicana, aún antes de Jamaica y Puerto Rico, las dos grandes Antillas.
En cuanto a su ubicación geográfica, es el país más próximo a Cuba, de la cual lo separan unos escasos 90 km. de mar. Desde la costa norte del país, se distinguen en las noches claras las luces de Guantánamo y del Oriente cubano. Se sitúa al Este de Jamaica, muy próxima también, y constituye una de esas singularidades del Caribe: el compartir con otra nación, la República Dominicana, la misma isla.
Se encuentra estratégicamente situada en cuanto al Canal de Panamá y la ruta del petróleo que va desde Maracaibo (Venezuela) a los Estados Unidos.
Los flujos migratorios que protagonizan los haitianos, desempeñan un papel fundamental en el presente y el futuro de las relaciones internacionales en la cuenca del Caribe: 250.000 habitantes residiendo en Cuba (los descendientes de la 3ra. generación aún hablan creole y se consideran haitianos); 400.000 en República Dominicana, donde constituyen el primer sostén de la mano de obra en la economía de la caña de azúcar; 30.000 en Las Bahamas y varios millares en Martinica, Guadalupe, San Martín, Guayana Francesa y Venezuela, por limitarnos solamente a los países caribeños.
1 En Centroamérica sucedió lo mismo con El Salvador y con Nicaragua; hasta que el número demuertos no alcanzó el horror que conocemos, como si fuera una fatalidad, no se despertó el interés que existe actualmente por la lucha de estos pueblos.
Desde el punto de vista político, Haití se encuentra desde hace 25 años bajo el dominio de una dinastía que ha llevado sólo luto y miseria a su pueblo. Atraviesa en estos momentos por la peor crisis de toda su historia.
Es actualmente el barril de pólvora con la mecha encendida más corta de toda la zona y cuando estalle, toda el agua del Caribe no bastará para impedir que las llamas lleguen a sus vecinos y que las ondas de choque les afecten.
Papel en la conformación del asiento histórico del Caribe
"Hemos dado un gran ejemplo a la América del Sur. El será imitado por todos los pueblos que combaten por su independencia. Haití no permanecerá aislada entre sus hermanos. Los principios de Haití influirán, en todos los países del Nuevo Mundo". Bolívar a Petión, 4.9.1816.
Cuando los revolucionarios haitianos proclaman su independencia el 1° de enero de 1804 faltaban aún 10 años para la independencia de Venezuela y de los otros componentes de la Gran Colombia, así como un siglo para de la de Cuba y siglo y medio para la de Jamaica.
La revolución haitiana adquiere características que la hacen radicalmente diferentes a todas las otras de la zona: la revolución anticolonialista fue llevada adelante y dirigida por los esclavos, la clase más explotada de la sociedad colonial.
Francia recibe oficialmente de España la parte occidental de la isla Española a través del Tratado de Ryswick, en 1697, poniendo fin a la guerra de la Liga de Ausburgo. Los colonialistas franceses convierten a esta colonia, en menos de un siglo, en la más rica del siglo XVIII. Esta riqueza se basaba para entonces en el trabajo de los 500.000 esclavos que importaban, a razón de 30.000 al año, desde Africa y quienes hicieron funcionar el mejor ejemplo de lo que se conoce como economía de plantación de las Antillas, contribuyendo, de manera fundamental, a la acumulación primaria de capital en Europa2.
Cuando estalla la revolución francesa en 1789, la grave crisis de la metrópoli repercute en la periferia colonial. Los criollos blancos del lugar, unos 30.000, quieren su independencia para mantener a nivel interno la esclavitud como base de su economía. No lo conseguirán, como lo lograron en las colonias españolas. Los esclavos quieren su libertad.
2 El comercio exterior de St. Dominique llegaba a los 42 millones de dólares en relación a los 36 millones de los 13 Estados de Norteamérica. Ver Alain Turnier, "Les Etats-Unis et le marché haitien", Washington 1955.
La gran revolución de los esclavos se inicia en 1791, para culminar trece años mástarde con la proclamación de su independencia, el 1° de enero de 1804, cuando el general Dessalines declara: "Ciudadanos, no basta el haber expulsado de nuestro país a los bárbaros que lo han ensangrentado desde hace dos siglos... Es menester vivir independientes o morir. Independencia o muerte... Que estas palabras sagradas sean... la señal de nuestros combates y de nuestra reunión.
El nombre francés suena lúgubre todavía en nuestras tierras. ¡Todo esboza el recuerdo de las crueldades de este pueblo bárbaro! Nuestras leyes, nuestras costumbres, nuestras ciudades, todo lleva aún las huellas francesas.
... Osamos ser libres. Osemos serlo por nosotros y para nosotros mismos.
... Imitemos a estos pueblos que... han preferido ser exterminados en vez de verse excluidos de los pueblos libres.
... Guardémonos, sin embargo, de que el espíritu de proselitismo destruya nuestra obra; dejemos respirar en paz a nuestro vecinos, que vivan en paz bajo las leyes que se han hecho y no vayamos, botafuegos revolucionarios, a erigirnos en legisladores de las Antillas... ... PAZ a nuestros vecinos! Pero maldición al nombre francés!... ".
En esta declaración3 Dessalines, el libertador, proclama dos principios de política internacional que se volverán clásicos en las relaciones internacionales y la política internacional de los países del Tercer Mundo:
1. El principio de no ingerencia en los asuntos internos de otras naciones y de coexistencia pacífica de Bandung de 1955.
2. El principio de que la revolución no se exporta y son las condiciones nacionales las determinantes en todo proceso revolucionario.
Se trataba, para los dirigentes revolucionarios, de principios dictados a través de un análisis genial de la realidad geopolítica, pero no negando al mismo tiempo su solidaridad con la causa de otros pueblos y su decisión de seguir siendo protagonistas de las transformaciones que se daban en el continente en un internacionalismo precursor en toda la historia continental y mundial.
El 20 de febrero de 1806, Francisco de Miranda, bajo el nombre de George Martín, va a Jacmel4. Después de seis semanas de permanencia, parte hacia Venezuela con la ayuda que necesitaba para su causa. El 24 de diciembre de 1815, Bolívar llega a los Cayos. A principios de enero llegan otros 400 refugiados provenientes de Cartagena. El 15 de marzo, Salvador de Moxó, gobernador y capitán general, refiriéndose a Bolívar y a sus compañeros reclama a Haití la extradición de "esta chusma de hombres inmorales y perturbadores del orden político... hombres tan originales que sólo maquinan sobre el robo y la destrucción de la humanidad".
3 Damos a conocer sólo algunos extractos de esta proclama que debería ser un texto clásico y de estudio obligatorio para todo científico social que se interese por la historia de las luchas anticoloniales y las relaciones internacionales. Dorsainville, J. C., "Manuel d'histoire d'Haití", édit. Deschamps Port-au-Prince, Haití, 1959, pág. 341-344.
Las autoridades haitianas contestan enérgicamente a estas reclamaciones y Petion, en una carta a Urrutia5, señala: "... es un principio establecido en Haití de recibir a todas las banderas que se presenten en nuestros puertos, y de acordarles el derecho de asilo y de hospitalidad". Esto no impedirá que más tarde se llegue a acusar a Haití de querer ocupar Puerto Rico y Cuba.
El 10 de abril de 1816, Bolívar deja los Cayos con 30 oficiales haitianos, 4.000 fusiles, 15.000 Libras de pólvora, 15.000 de plomo y una imprenta para la difusión de las ideas haitianas al resto de América. Petión le pide que libere a los esclavos a cambio de esta ayuda. Bolívar vuelve a Jacmel el 4 de septiembre de 1816. El 16 de diciembre de ese mismo año parte rumbo a la victoria de Ayacucho. Los historiadores no han logrado establecer el monto de la ayuda haitiana esta vez, pero era ciertamente mayor que la anterior.
Esta solidaridad no se limitó a los patriotas sudamericanos, también se extendió a los mexicanos6.
El caso de la República Dominicana, ocupada por los haitianos de 1822 a 1844 merece una referencia particular. Después de la independencia, los dirigentes vieron siempre la parte oriental de la isla como base de posibles agresiones de las fuerzas colonialistas y sostuvieron la tesis de que la isla era una e indivisible. Sin embargo, los militares haitianos se comportaron como conquistadores, provocando una insurrección de los dominicanos en 18447.
Pero cuando en 1861 se desarrolla un movimiento entreguista a favor de España en la República
4 Ya no agita más el espectro de la revolución haitiana como lo hizo en una carta a Pitt y a Lord Melville, en la cual les decía: "Tengo que liberar rápidamente a Venezuela o será presa de negros y mulatos de Haití que ya tienen sus emisarios en la provincia de Caracas".
5 Otro principio de la política internacional de Haití era la lucha activa contra la esclavitud, por la cual cualquier esclavo que lograba llegar al territorio haitiano se volvía automáticamente libre.
6 Véase Verna Paul, Pétion y Bolívar, ediciones de la presidencia de la República, Caracas, 1980.
7 El gobierno haitiano eliminó los privilegios de las iglesias, cerró al comercio exterior los puertos del Este, dividió los latifundios y prohibió los derechos de propiedad a los blancos. Los dominicanos se alzaron contra los haitianos gritando "Viva la Virgen María y la República Dominicana" Dorsainville, J. C. Op. cit p. 200-201.
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