Cuando una persona está infectada por la hepatitis B crónica, el virus se multiplica y ataca al hígado lentamente. La hepatitis B crónica puede causar una enfermedad hepática, como la fibrosis* o cirrosis, un cáncer de hígado y/o un fallo hepático, que afectan a la capacidad de este órgano para funcionar y regenerarse.(1)
Seleccione una de las imágenes que aparecen a continuación para acceder al vídeo, que muestra cómo el hígado de una persona, que está crónicamente infectada y que no está en tratamiento, podría ser atacado por el virus de la hepatitis B y cómo podría deteriorarse (recreación con la imagen de una naranja y una planta).
Aunque no hay cura para la hepatitis B crónica, existen tratamientos disponibles que pueden ayudar a revertir el daño hepático, como la fibrosis o cirrosis, así como prevenir las complicaciones más severas, incluyendo el tumor de hígado y el fallo hepático.
* La fibrosis es la acumulación excesiva de tejido cicatricial en el hígado.
La hepatitis B es la principal causa de enfermedad crónica del hígado y de fallecimiento en el mundo causado por enfermedades hepáticas.(1) Cuando una persona está infectada por la hepatitis B crónica, las células sanas del hígado resultan dañadas y forman un tejido cicatrizal, que perjudica la función de este órgano. Esto puede tener graves consecuencias, como por ejemplo:
Inflamación
Cuando el hígado comienza a ser infectado por el virus B de la hepatitis sufre hinchazón de leve a moderada. La inflamación del hígado también puede provocar problemas más graves como fibrosis, cirrosis y cáncer de hígado.
Fibrosis
La fibrosis se produce cuando las células sanas del hígado son dañadas por el virus B de la hepatitis y son reemplazadas por tejido cicatrizado (tejido fibroso). En este caso, el hígado puede realizar todas las funciones normales y las personas infectadas experimentan pocos o ningún síntoma.
Cirrosis
La cirrosis se caracteriza por un daño o cicatrizado permanente y severo en el hígado, causado por la inflamación crónica que sufre este órgano. Se trata de la principal causa de cáncer hepático primario y se desarrolla en dos etapas:
- La cirrosis compensada - a pesar del daño que sufre este órgano, el hígado puede llevar a cabo su función normal. Aunque los síntomas no suelen ser demasiado graves, se pueden dar complicaciones.
- La cirrosis descompensada - se caracteriza porque el hígado sufre un daño severo, llegándose a producir el fallo hepático. La única opción de tratamiento es el trasplante de hígado.
Cáncer de hígado
Se trata de tumores malignos que se forman en el hígado. La hepatitis B es responsable en el mundo del 80% de todos los tumores primarios de hígado.3
Aunque no hay cura para la hepatitis B, existen tratamientos disponibles que pueden ayudar a revertir el daño hepático, como la fibrosis/cirrosis, así como a prevenir las complicaciones, como el cáncer y el fallo hepático.
El hígado es uno de los órganos más importantes y de mayor tamaño del cuerpo. Su función es mantener el organismo limpio y sano. Como parte del aparato digestivo, el hígado proporciona energía, mejora la filtración y almacena elementos básicos para el cuerpo. Puede realizar más de 500 funciones y entre las más importantes se incluyen:
- Convertir el azúcar, la grasa y las proteínas en energía(4)
- Combatir las infecciones(5)
- Filtrar y desechar los productos y sustancias tóxicas de la sangre(5)
- Almacenar vitaminas, azúcar y minerales(5)
- Producir sustancias necesarias para coagular la sangre cuando se produce un corte o herida(6)
- Producir la bilis para digerir la comida(5)
El hígado es cuatro veces más grande que lo que se necesita para sobrevivir y es el único órgano interno que puede regenerarse. Está formado por millones de células llamadas hepatocitos.(7)
Cuando una persona está infectada por la hepatitis B crónica, el virus se multiplica y ataca al hígado lentamente. Esto puede provocar fibrosis (acumulación excesiva de tejido cicatrizado en el hígado) o cirrosis, que afectan a la capacidad que tiene este órgano para funcionar y regenerarse.(8) La mayoría de las personas afectadas no muestran ningún o síntoma, por lo que pueden vivir durante muchos años sin saber que están infectados. Cuando no se diagnostica ni se trata la enfermedad, el virus de la hepatitis B puede causar graves complicaciones y llegar a provocar, incluso, un cáncer de hígadoy la muerte del paciente.
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