La arginina, un aminoácido, visto desde el microscopio. (Foto: Michael Davidson)
Michael Davidson, considerado como uno de los máximos expertos mundiales en física de la cristalización, ha recibido más de 40 premios por sus microfotografías, exhibidas en decenas de museos y reproducidas en calendarios, en camisetas y en los famosos colgantes de la marca Stonehenge que dieron la vuelta al mundo.
A primeros de los 80, cuando observó epatado al microscopio el ADN de nuestros parientes próximos en el Yerkes Primate Center, le invadió también la impotencia de "no ser capaz de reproducir en película" lo que veía con sus propios ojos. Él mismo se construyó su primer laboratorio microfotográfico artesanal, y al poco tiempo fue capaz de lograr una primera imagen del ADN que saltó a la portada de 'Nature' (sus fotografías han copado las cubiertas de 600 revistas científicas desde entonces).
El secreto está en hacer cristalizar las sustancias que se resisten a cristalizar", asegura Davidson. El aprendizaje se produjo sobre la marcha, pero los avances de la tecnología óptica y su experiencia acumulada en la física de la cristalización hicieron posible el milagro de las "expresiones moleculares".
Después de ponerle los colores más insospechados a los microorganismos, y de colgar sus fotos en lugares tan dispares como la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia o la galería neoyorquina Sotheby's, le cayó del cielo poco menos que una misión imposible: extraer y fotografiar la esencia rubia de la cerveza.
Fue el encargo más descabellado que me hicieron, pero sirvió para una buena causa contra el alcoholismo", recuerda Davidson. "Con la cerveza, como con otros líquidos, no ves prácticamente nada en el microscopio. Me llevó varias semanas pensar en cómo arrancarle una expresión, y lo que hice al final fue evaporarla, hasta que el azúcar que contiene empezó a cristalizar. Congelé los cristales y los puse en silicio, y obtuve hasta 100 imágenes diferentes, según las marcas".
Las intimidades de la cerveza cuajaron en la colección más celebrada de sus famosos colgantes. Davidson llegó a reproducir también las expresiones microscópicas de las pizzas de Chicago y de los helados de Ben & Jerry.
Su trabajo le sigue fascinando tanto o más que desde el primer día: "Seguimos siendo unos ignorantes. ¿Qué sabemos de las células? Casi nada, apenas el 1% o el 2% de toda la valiosísima información que contienen". Sus experimentos le han permitido acercarse un poco más "al misterio de la vida" y construir "puentes invisibles entre los universos paralelos de la ciencia y el arte".
Michael Davidson, considerado como uno de los máximos expertos mundiales en física de la cristalización, ha recibido más de 40 premios por sus microfotografías, exhibidas en decenas de museos y reproducidas en calendarios, en camisetas y en los famosos colgantes de la marca Stonehenge que dieron la vuelta al mundo.
A primeros de los 80, cuando observó epatado al microscopio el ADN de nuestros parientes próximos en el Yerkes Primate Center, le invadió también la impotencia de "no ser capaz de reproducir en película" lo que veía con sus propios ojos. Él mismo se construyó su primer laboratorio microfotográfico artesanal, y al poco tiempo fue capaz de lograr una primera imagen del ADN que saltó a la portada de 'Nature' (sus fotografías han copado las cubiertas de 600 revistas científicas desde entonces).
El secreto está en hacer cristalizar las sustancias que se resisten a cristalizar", asegura Davidson. El aprendizaje se produjo sobre la marcha, pero los avances de la tecnología óptica y su experiencia acumulada en la física de la cristalización hicieron posible el milagro de las "expresiones moleculares".
Después de ponerle los colores más insospechados a los microorganismos, y de colgar sus fotos en lugares tan dispares como la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia o la galería neoyorquina Sotheby's, le cayó del cielo poco menos que una misión imposible: extraer y fotografiar la esencia rubia de la cerveza.
Fue el encargo más descabellado que me hicieron, pero sirvió para una buena causa contra el alcoholismo", recuerda Davidson. "Con la cerveza, como con otros líquidos, no ves prácticamente nada en el microscopio. Me llevó varias semanas pensar en cómo arrancarle una expresión, y lo que hice al final fue evaporarla, hasta que el azúcar que contiene empezó a cristalizar. Congelé los cristales y los puse en silicio, y obtuve hasta 100 imágenes diferentes, según las marcas".
Las intimidades de la cerveza cuajaron en la colección más celebrada de sus famosos colgantes. Davidson llegó a reproducir también las expresiones microscópicas de las pizzas de Chicago y de los helados de Ben & Jerry.
Su trabajo le sigue fascinando tanto o más que desde el primer día: "Seguimos siendo unos ignorantes. ¿Qué sabemos de las células? Casi nada, apenas el 1% o el 2% de toda la valiosísima información que contienen". Sus experimentos le han permitido acercarse un poco más "al misterio de la vida" y construir "puentes invisibles entre los universos paralelos de la ciencia y el arte".
No hay comentarios:
Publicar un comentario