domingo, 4 de mayo de 2008

La Revolución Industrial y el Cambio Climático 2b









Varios factores configuraron la naturaleza de la industrialización en cada sitio. En Gran Bretaña,por ejemplo, la industrialización triunfó cuando dependía de inventores individuales y de compañías relativamente pequeñas. Sin embargo, comenzó a rezagarse en el clima corporativo de finales del siglo XIX. Por el contrario en Alemania avanzó cuando la industrialización provocó la creación de organizaciones mayores, estructuras organizativas más impersonales, e investigación colectiva más que artesanos hojalateros. En Alemania, el Estado estaba también más implicado en la industrialización que en Gran Bretaña.
La industrialización francesa puso el énfasis en la modernización de los productos artesanales. Esto no solamente reflejaba unas especialidades nacionales más tempranas, sino también menos adecuación de recursos en el carbón, un factor que mantuvo muy retrasada la industria pesada. Francia también tenía que presionar a los trabajadores especializados para que trabajaran según las nuevas formas, generando algunas tensiones.
Los carpinteros, por ejemplo, utilizaban diseños prefabricados para hacer la carpintería rápidamente, pero como se sentían ofendidos por las adulteraciones de sus destrezas artísticas, conservaron algunos métodos manuales. La industrialización en Estados Unidos dependía de la mano de obra inmigrante. Esto explica en parte por qué los Estados Unidos, pese a su régimen político democrático fue el pionero en una organización particularmente despiadada de los trabajadores, que culminó en la cadena de montaje. Al contrario que Alemania, en Estados Unidos se pusieron en marcha leyes que combatían los negocios demasiado grandes que incurrieran en competencia desleal, aunque el impacto de estas leyes fue desigual.

Estados Unidos, con su enorme mercado, fue el pionero del nuevo estadio económico de la sociedad de consumo que ha tenido en los últimos tiempos un impacto mundial. En concreto, Estados Unidos encabezó la creación de moda popular y de entretenimientos de masas.
Las industrializaciones tardías también variaron. La industrialización rusa comenzó antes de la Revolución Rusa de 1917, pero el comunismo la aceleró
considerablemente, sustituyendo la economía de mercado por la planificación estatal en el diseño de las políticas industriales. La industrialización japonesa adoptó una estrecha colaboración entre las grandes empresas y el gobierno.

Japón, como todas las naciones que se han industrializado más tarde, al principio tuvieron que importar el equipamiento básico. También carecían de recursos básicos, incluido el combustible.
Por eso, el estado rápidamente animó a las industrias que produjeran bienes para exportar aunque limitando las importaciones. Esta política aún afecta a Japón, pese a estar entre las mayores economías mundiales. En suma, la herencia confuciana de Japón, que pone el énfasis en la colaboración, se refleja en la forma de gestionar la industria. De hecho, a finales del siglo XX, muchos observadores señalaban que la industrialización había ganado terreno en dos contextos culturales concretos: occidental y confuciano. Sin embargo, en cada contexto los resultados eran distintos.

No obstante, hay una complicación para describir la industrialización global como sucesivas oleadas, en aquellos casos en que las sociedades están parcialmente industrializadas y no ha habido una auténtica revolución. Países como México, Brasil, India y China han llegado a una cierta producción industrial para reducir la necesidad de importar algunos bienes de consumo como la ropa y los coches. También desarrollaron industrias claves en torno a ciertos bienes para exportar, como la industria informática brasileña (una de las mayores de todo el mundo) y los sectores aeroespacial y de software informático. El modelo de innovación y diversidad industrial sigue en vigor. El colapso del comunismo europeo a finales de la década de 1980 obligó a los gobiernos de Europa del Este a convertirse a la economía de mercado para acelerar el crecimiento industrial. Algunos que habían prosperado mucho bajo el sistema comunista se encontraron con la dureza de esta nueva forma de funcionar. De hecho, en la historia de la industrial no se había intentado un cambio de sistema económico de esta envergadura. En China, se produjo otra experiencia novedosa en 1978, cuando el país se embarcó en lo que parecía ser el primer estadio de una industrialización rápida, pero con una economía de mercado parcial combinada con un estricto y autoritario control gubernamental.

Es complejo establecer un modelo de industrialización global cuando la industrialización que ha durado décadas es tan distinta de unos lugares a otros.
Algunos países, como Francia, Alemania y Estados Unidos, siguieron inmediatamente el modelo británico. Campañas comerciales, gobiernos deseosos de conseguir las ventajas de la industrialización para el ejército, y desde luego recursos naturales favorables, fueron importantes factores para su industrialización. Otras regiones quedaron muy rezagadas. Aquí las causas diferían. Algunos lugares carecían de fuentes de energía adecuadas. Muchos más eran dependientes de la economía occidental, demasiado pobres para conseguir el capital que les permitiera adquirir equipamiento industrial costoso y a menudo dependía de los capitalistas occidentales.

Egipto, por ejemplo, intentó industrializarse bajo una líder reformista a principios del siglo XIX pero fue bloqueado. En lugar de eso, se convirtió en productor de materias primas (especialmente algodón) para los fabricantes occidentales. En algunos lugares, para acabar, se resistieron a la industrialización por motivos culturales. En 1870, el gobierno tradicionalista chino destruyó deliberadamente las primeras vías de tren construidas en el gigantesco país.

Las consecuencias de la industrialización son, en última instancia, globales. A principios del siglo XIX, las fábricas europeas empujaron hacia la fabricación tradicional a zonas como América Latina y la India. Al mismo tiempo, los centros industriales buscaban recursos alimentarios y materias primas, ayudando a estos sectores a expandirse en lugares como Chile y Brasil.
La búsqueda de dinero mediante las exportaciones con el objetivo de comprar bienes de lujo y maquinaria de las sociedades industriales, ayudó a provocar grandes cambios en los modelos laborales en lugares como América Latina, o en 1900, África. Los bajos salarios, a menudo forzados mediante medidas coercitivas, se generalizaron.
El poderío industrial y la búsqueda de mercados y materias primas yacen tras la expansión imperialista europea del siglo XIX. Sin embargo, de forma gradual, otras sociedades copiaron la industrialización o cuando menos desarrollaron un sector industrial independiente. Gran parte de la historia del mundo en el siglo XX, recoge los esfuerzos de sociedades como la India, China, Irán o Brasil para reducir su dependencia de las importaciones y organizar una forma selectiva de exportación a través de la industria. El impacto medioambiental de la industrialización también ha sido internacional.

La industrialización afectó rápidamente a la calidad del agua y del aire cerca de las fábricas. Las demandas industriales de productos agrícolas, como el caucho, provocaron la deforestación y cambios climáticos en lugares como Brasil.

Estos modelos se han acelerado, mientras el crecimiento industrial se ha generalizado, creando temas de actualidad, como el calentamiento global. El impacto mundial de la industrialización, en este sentido, permanece como una historia inacabada cuando comienza el siglo XXI.
Dado el impacto global de la industrialización, es creciente la importancia de que entendamos su naturaleza y sus consecuencias. Aunque es fácil entender el impacto de la industrialización desde el nivel personal, es más difícil comprender su naturaleza a nivel global, especialmente cuando el modelo global es tan complejo. La historia proporciona un medio para llegar a comprenderlo. Comprendiendo las causas, las variaciones y las consecuencias históricas de la Revolución Industrial, podemos entender mejor nuestras circunstancias actuales y, con optimismo, diseñar mejor las industrializaciones futuras.


Acerca del autor: Peter N. Stearns es profesor de Historia en la Universidad Carnegie Mellon. Ha escrito The Industrial Revolution in World History, así como otras obras, entre las que destaca Millennium II, Century XXI: A Retrospective on the Future.

1 comentario:

nomadas de las fiesta dijo...

sin duda la revolucion industrial es la madre de toda la tecnologia de la que disponemos actualmente,te invito a visitar mi blog y a devolverme el comentario,gracias y suerte con tu blog.