Bonó: Precursor de la
Historia Social Dominicana 4)
José Guillermo Guerrero
Sánchez.
¡Pero más que intelectual
de los pobres, fue el intelectual de la pequeña producción mercantil simple que
lucha en contra del avance del capitalismo latifundista! Los campesinos y
comerciantes tabaqueros del Cibao no eran pobres, sino la capa más rica de la
pequeña burguesía. Tampoco era un defensor de las clases trabajadoras, sino de
un sector de éstas: del pequeño propietario o productor campesino, dueño de un pequeño
fundo que cultiva con trabajo suyo y de su familia, jornaleros, recueros,
artesanos, pequeños hateros y labriegos de sitios comuneros, peones. Contrario
a lo que muchos marxistas piensan, Bonó consideró la proletarización como un
atraso y fuente de pobreza de la sociedad. ¿Quiénes eran los proletarios en su
época? Mayoritariamente braceros de origen extranjero, cocolos y haitianos. De
éstos decía que de continuar su flujo por el sur, esta región iba a convertirse
en territorio haitiano.
Por eso le advirtió a su amigo
y prócer Gregorio Luperón, cuando se embarcó en la ideología del progreso y se
vinculó con los intereses del azúcar y la producción para la exportación, que
era necesario defender al peón –no se refirió al trabajador proletario–porque
éste era quien había hecho la Patria. De todas maneras se llamó a sí mismo
“trabajador, obrero, el trabajo es mi caballo de batalla”.
En su época, Bonó no fue
seguido por sus contemporáneos ni por los pensadores del siglo XX. Lejos de
continuar su tradición intelectual, la historia desde las estructuras o la vida
cotidiana, según Pedro de San Miguel, los intelectuales dominicanos regresaron
a las principales líneas interpretativas iniciadas por Sánchez Valverde en el
siglo XVIII. Pero no sólo fue respecto a Bonó, sino también al pensamiento progresista
latinoamericano. En la mayoría de los países de América Latina y el Caribe
entre 1920-1930 se reevaluaron los aportes de los sectores populares –en
especial los de origen afroamericano e indoamericano– a la formación de las
sociedades del continente. Si, por un lado, surgieron concepciones que
recusaban los elementos no blancos y de cultura occidental de las sociedades americanas,
por el otro surgieron corrientes intelectuales que reivindicaron sus troncos
indígenas y africanos. Tal tipo de reivindicación desembocará en los
movimientos culturales y políticos de la negritud y el indigenismo.18 Bonó
sustentó un cosmopolistismo socio-racial, producto de la convivencia entre las
clases y grupos que la pobreza produjo desde la colonia, opuesto al exclusivismo
haitiano. La multiformación social y cultural del país, con su mulatismo
generalizado, lo convierten en el asiento propicio para desarrollar el movimiento
antillanista sustentado por Betances, Hostos, Martí y otros.
El uso de categorías como
capital, trabajo asalariado, proletariado y clases trabajadoras han hecho
pensar a muchos autores que Bonó conocía algunos trabajos de Carlos Marx como
El manifiesto comunista (1848), Trabajo asalariado y capital (1849), Contribución
a la crítica de la economía política (1859) o El Capital (1867). En su obra
parecen encontrar eco frases de Marx como:
“Las relaciones jurídicas
y las formas políticas no pueden comprenderse por sí mismas, sino que hunden
sus raíces en las condiciones de la vida material. Estas
condicionan el proceso social, político e intelectual de la vida”.
Esto amerita un estudio especial,
pues es difícil pensar tanto en una influencia del marxismo como un pensamiento
independiente. Seguramente, mayor influencia debió tener del positivismo, cuya
escuela iniciada por Augusto Comte, tuvo gran repercusión en la política y la
educación de América Latina, incluyendo a la República Dominicana.
Con Augusto Comte (1753-1857)
surgió la noción de una ciencia positiva de los hechos sociales. Utilizando las
mismas palabras de Saint-Simon, la llamó al principio física social. En 1838,
propuso el neologismo Sociología para el estudio de las leyes de los fenómenos
sociales no deducible del individuo.
Hasta entonces, los
filósofos y escritores políticos, más que estudiar objetivamente la sociedad
real, la describían tal como, según ellos, debería ser. Si Bonó fue sociólogo o
científico al estudiar la realidad social, también fue filósofo al proponer reformas
y normas ideales para la sociedad y el Estado.
En efecto, trató la sociedad
dominicana de su tiempo, diagnosticó sus principales problemas u obstáculos de
su desarrollo, los contextualizó en el pasado para seguir su trayectoria en el
presente, presentó al público o lector sus tesis, hipótesis y argumentos y
propuso algunas soluciones.
CONTINUARA.
Cortesía: Revista Clío.
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