domingo, 8 de agosto de 2010












Meñique, la primera película animada cubana en tercera dimensión

Basada en el cuento de igual nombre, adaptado por José Martí para la revista La Edad de Oro, la película se encuentra en proceso de realización. JR dialoga con Ernesto Padrón sobre este desafío sin precedentes para la industria cinematográfica nacional

Jaisy Izquierdo

Los que hemos leído Meñique sabemos bien que el ingenio y la perseverancia son las más poderosas fuerzas. Pero si alguien ha comprobado al dedillo la moraleja del cuento adaptado por Martí, ese es Ernesto Padrón. Y no solo él, también un ejército de animadores, pintores, programadores y artistas en general que han creado bajo su guía todo un mundo de fantasías, en el cual el sabichoso hombrecito volverá a hacer gala de sus entendederas.

Tal vez sea noticia para pocos que, en los Estudios de Animación del ICAIC, se está realizando desde el 2008 lo que será la primera película cubana animada en tercera dimensión (3D), cuyo argumento está basado en el famoso cuento que Martí versionó para La Edad de Oro. Tampoco es desconocido que la finalización del proyecto ha demorado mucho más de lo planeado por su director. Es por eso que, para tomarle el pulso a una producción tan prometedora, y que ha suscitado tanto interés, nuestro diario conversó con el «causante» de esta larga aventura.

—¿Por qué decidió contar la historia de Meñique con la técnica de 3D?

—Resulta curioso que esta película no se concibió en sus inicios para ser «el primer filme 3D cubano». Fue previsto como un largometraje que íbamos a emprender utilizando las técnicas más clásicas. La culpable de todo fue la Polvera mágica, un personaje nuevo que introduzco en la historia, y que diseñé como un mecanismo muy complicado compuesto por muchos aditamentos, entre ellos un proyector que lanza una imagen holográfica, por el cual Meñique descubre a quién estaba destinada a ser el amor de su vida. La cara de la Polvera la imaginaba dando vueltas como el Gato de Alicia en el país de las maravillas, y fue por ella que llamé a Humberto Junco, un especialista en 3D, que había trabajado conmigo anteriormente.

«Luego invité a varios pintores a hacer los fondos que serían los escenarios de la película, y apareció la fabulosa favela dibujada por el maestro Reineiro Tamayo. Cuando vimos los dibujos, el animador comentó que esos diseños eran perfectos para modelarlos en 3D, lo cual me pareció muy apropiado, pues podíamos crear una arquitectura viva, semejante a la de La Habana Vieja donde, por ejemplo, se podían abrir ventanas o bajar cubos de agua con una soga de los pisos más altos. Cuando los propios pintores vieron su trabajo llevado a la tercera dimensión, quedaron tan fascinados que no tuve dudas al decidir recrear todos los fondos con esta técnica.

«Fue entonces que Silvio Rodríguez, quien se encarga de la música de la cinta, nos visitó por primera vez y vio todo el trabajo que habíamos realizado. Se nos quedó mirando y nos preguntó con toda naturalidad que por qué no modelábamos también los personajes en 3D. Todos le caímos en pandilla, diciéndole que aquello era una locura, que él no sabía lo que estaba proponiendo. Y pasó el tiempo y tuvimos que reconocer que su instinto había dado en el clavo. La calidad tan increíble que se logró con los fondos y el hecho de tener la posibilidad de mover una cámara por una locación virtual, se limitaban mucho al trabajar con personajes de solo dos dimensiones. Con ello se perdía parte de la magia de los propios escenarios logrados, así como el aporte dramático que, con nuevos elementos de luces y de sombras, podríamos conseguir».

—¿No fue demasiado arriesgado apostar por una técnica poco trabajada en la Isla y que además requería de un gran despliegue de recursos?

—Sin retos es imposible avanzar, es por eso que ante el desconocimiento que existía en torno a la 3D, nos impusimos investigar, estudiar, y mejorar las nociones que ya teníamos. Con esta técnica habíamos trabajado en los dos últimos capítulos de Yeyín, y en otros cortos de la serie ¿Por qué?, es decir, que ya teníamos de nuestro lado cierta experiencia. Con Yeyín se había hecho un robot, un personaje que posibilitaba una animación más sencilla al imitar movimientos rígidos, algo que no nos podemos permitir en el caso de Meñique, donde se requiere un nivel de animación bien elevado.

—Esto debe de haber significado todo un reto para los animadores…

—Ninguno de los grandes estudios dice cómo hacen sus películas. Existen, por supuesto, programas que te ayudan, pero nadie te da sus secretos. El reto mayor que tuvimos que vencer no fue modelar el personaje en 3D, sino construir el sistema de huesos que luego, por medio de unos manipuladores, permitirían accionar los movimientos del cuerpo o los gestos de la cara. Esto era algo que nunca se había hecho en Cuba y para lo cual empleamos el programa que utilizan estudios de renombre como la Pixar. Logramos un sistema de huesos tan bueno que fuimos elogiados por unos especialistas vascos que tienen una empresa de dibujos animados y que han participado en otras superproducciones».

—¿A qué se debe el retraso de la producción?

—Aunque no hemos dejado de trabajar ni un momento, llevamos dos años retrasados con respecto al plan inicial que fijaba como fecha de entrega el año 2011. La causa fundamental recae en problemas con la inversión, algo que realmente es una pena, ya que esta película la comenzamos con todo el presupuesto en la mano, gracias a la colaboración de la Fundación Villa del Cine, de Venezuela. Este retraso nos ha impedido obtener el equipamiento técnico que tanto necesitamos para animar, que incluye tarjetas de video especializadas, computadoras y hasta servidores.

«Lo que hemos logrado, con el apoyo del ICAIC, ha incluido un alto grado de esfuerzo personal donde los especialistas han trabajado desde sus casas y con sus propias computadoras, porque de las 20 que requerimos solo tenemos cinco».

—¿Cuál ha sido en este aspecto el aporte de la Universidad de Ciencias Informáticas (UCI)?

—Gracias a la UCI, que es una de nuestras coproductoras, pudimos impartir en sus laboratorios varios cursos para formar a los nuevos especialistas. En estas vacaciones pensamos adelantar bastante, gracias a que seis de sus máquinas han sido prestadas al Estudio.

«Además hemos recibido gran ayuda de sus jóvenes, quienes se han desempeñado en las especialidades de texturas, programación, motor de render y en la realización de efectos especiales. Los que han trabajado a nuestro lado han demostrado tener no solo sólidos conocimientos, sino también sensibilidad artística y talento».

¿El hecho de realizar una versión libre del cuento, ayudó de alguna manera a la concepción artística de la película?

—Siempre tuve la idea de concebir la atmósfera de la historia como un medioevo bien cubano, donde pudiera coexistir un volcán con los mogotes de Viñales, a la vez que pasara volando un dragón o un güije cruzara por el bosque. Esta visión me ayudó mucho con la versión libre, porque dio lugar a nuevos argumentos dramáticos y personajes.

«Si en el texto original, Meñique encuentra al Hacha, al Pico y a la Nuez que ya lo estaban esperando, en la película él tiene que ganarse el favor de cada uno, quienes para colmo de trabas viven escondidos en un bosque encantado. Siempre con el ingenio, él logra conquistar al Hacha, interpretada por Manuel Marín, quien le pone acento de un guajiro oriental, lo cual hace que el personaje sea muy simpático. Después se gana al Pico que es un escultor, y que tiene un mundo lleno de figuras labradas en la piedra, una especie de homenaje que le hago al artista que realizó el zoológico de piedra. El Pico es sordomudo y se comunica en una especie de clave de Morse, mientras que la Nuez es una superromántica a la que hay que ganársela por el lado del sentimiento.

«Además de la Polvera mágica (Osvaldo Doimeadiós), introduzco el personaje de la bruja Barussa (Corina Mestre), quien es la cuñada del Rey. Ella es la causante de la existencia del árbol encantado que perturba la vida en el palacio, y tiene además un hijo al que pretende casar con la Princesa, para poder dominar el reino. La Princesa (Yoraisy Gómez) también es moldeada en su personalidad, pues en el cuento original ella aparece solo como el gran premio, pero en este caso Denise se convierte en una especie de Robin Hood, a la que no le gusta que su padre el rey sea tan avaro y el pueblo que habita en la favela sea tan pobre. Esta subtrama se mostró en el corto Camuflaje que fue muy bien recibido en el reciente Festival de Cubanima. De esta manera la historia se mantiene fiel al drama original, aunque sus conflictos y personajes aparecen recreados».

—¿Qué se ha logrado hasta el momento?

—En primer lugar toda la película fue grabada en la voz de actores de primera línea, que incluyen también a Aramís Delgado (Rey), Enrique Molina (Pedro) y el joven Liéter Ledesma, quien interpreta a Meñique. Además, están modeladas completamente en 3D las locaciones y los personajes; y el sistema de huesos para cada uno de ellos está casi completo. Ahora nos encontramos en la fase de animar, texturizar, iluminar y realizar los efectos especiales. Nuestro propósito es terminar secuencias enteras, y en estos momentos ya se terminaron siete, lo que equivale a casi 20 minutos de los 80 para los cuales está pensada la película».

Con todas las respuestas de Padrón en mi mano, no puedo más que pensar que asisto no solo al nacimiento de una gran escuela donde se forman especialistas en la técnica de mayor auge hoy en la industria cinematográfica; sino que además estoy en presencia de un artista excepcional, pequeño de estatura como Meñique, pero a la vez tan resuelto como el chico a desafiar retos, descifrar enigmas, subyugar gigantes.


Fuente: Rrvista Juventud Rebelde

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