viernes, 29 de octubre de 2010

NUTRICION

Ensalada de frutas

Un regalo de la sabia naturaleza

Los trozos más coloridos y jugosos tomados de la naturaleza, llenan de sabor y frescura uno de los platos más cotidianos en el que se regocijan grandes y chicos. La sencillez y la imaginación son los ingredientes principales para que una ensalada de frutas se vaya gestando, augurando bienestar en quien decida disfrutarla.

Ensalada de frutas

Bastaría hacer un listado de las frutas que tenemos a mano, gracias a la estación natural del tiempo, al suelo que el destino nos haya puesto como hogar o a la disponibilidad que la providencia nos regale, para poder darle forma a nuestra ensalada de frutas.

El hombre desde sus primeros encuentros con la naturaleza en su etapa primigenia, tomó los frutos con sus manos y los comió así, crudos, naturales y frescos; y recibió de ellos el sabor que se permitía en plena libertad. El fuego, las mezclas y las alteraciones que estos sufrieron ya vinieron mucho después con la transformación de nuestras civilizaciones.

No es necesaria la cocción de los elementos para que un plato sea considerado como tal. Pero más allá de consideraciones y explicaciones fundamentadas, necesitamos simplemente haber probado una vez en nuestras vidas los frutos dulces de la naturaleza, para experimentar lo que un encuentro cercano con ellos, supone.

Son las dietas, el deseo de llevar una vida saludable y satisfacer nuestra necesidad de frescura lo que ha llevado al hombre a complicarse menos y alimentarse más. Las ensaladas, es decir, en un concepto mucho más elaborado que su propio nombre, no es más que agregarle sal a los vegetales o frutos que se encuentren en un estado natural. Esto, por extensión, significa, imprimirle un gusto adicional al dulce o salado de nuestros frutos en espera a ser devorados.

AL NATURAL

A las frutas se le agrega azúcar y a los vegetales –cocidos o crudos- se les añade sal o preparados adicionales llamados –en la cocina actual- vinagretas. Las mismas que pueden variar de acuerdo al tipo de plato fuerte que integre nuestro menú.

Según el concepto, la ensalada, para ser considerada como tal, debe tener otra característica que la distingue de los demás platos: debe ser fría. Y esto aplica para los casos dulces o salados.

Plátanos, manzanas, mandarinas, papaya, mango y todas las frutas que lleguen a nuestra mente o a nuestra despensa, son necesarias en cualquier ensalada de frutas que se precie de serlo. Los restaurantes o comedores vegetarianos y todos aquellos que propugnan el consumo de la comida saludable, son los abanderados en ofrecer las ensaladas de frutas más espectaculares y coloridas que podamos probar.

La imaginación y la capacidad de combinación son factores que determinarán los beneficios de nuestra ensalada de frutas, que –en buena cuenta- es una fuente importante de vitaminas y azúcares naturales, a través de sus zumos o pulpas.

Actualmente, la culinaria convertida en negocio, ha hecho que la industria –en su afán de facilitador de la vida del consumidor- venda, además de las conocidas frutas en conservas, otras más elaboradas llamadas coctel de frutas, que es una forma de ensalada de frutas al instante. Sin embargo, la naturaleza, la despensa más grande del ser humano, provee de otros tantos frutos, que combinados, con otros elementos como miel, algarrobina, yogur o lo que nuestro antojo proponga, ofrecen una serie de dones en favor de nuestra salud.

APORTES, BENEFICIOS Y SABORES…

Dependiendo de la estación o el lugar en donde nos encontremos, podremos agregar a nuestras frutas cotidianas, otras tantas que permitan sabores más exóticos o nutrientes más útiles a nuestro organismo.

A pesar de que la imaginación y el antojo pueden hacer una mezcla muy particular de las frutas, sabemos que una porción de estas, cortadas en rebanadas o cuadrados, previamente lavadas y peladas, proporcionan en el consumidor, una importante dosis de fibra, agua, vitaminas y minerales. Si a ello agregamos algún tipo de cereal, facilitarán la digestión y reforzarán el sistema inmunológico del individuo.

Sin embargo, se recomienda no mezclar frutas ácidas con dulces o las primeras con algún tipo de lácteo, como yogur o leche condensada, pues puede estimular la acidez o disfunciones del hígado. Claro está que estas recomendaciones apuntan fundamentalmente a aquellas personas que tienen problemas gástricos crónicos, que experimentarán un rechazo inmediato a determinado tipo de mezclas o combinaciones.

La variedad de sabores que proporciona este festival de frutas en nuestra boca y la explosión de gustos que provoca la mezcla a la que nuestra imaginación puede dar rienda suelta, permite que este postre, platillo o porción de frutas naturales, sea aceptado por grandes y chicos.

Son diversos los elementos o salsas que podemos adicionar; no escapan de la lista –como bien mencionáramos- la miel, el yogur y la algarrobina… A ellas se suman, la leche condensada, el fudge de chocolate, el azúcar, el limón o algún licor para convertirlo en ponche o coctel.

Los peruanos, tenemos el privilegio de tener una gran variedad de frutas en todo el país. Además de ello, dos estaciones calurosas o tropicales cercanas, que invitan a disfrutar de la frescura de estas. Las mezclas y combinaciones están allí, latentes en nuestra imaginación. Solo tome su tenedor o cucharita y disfrute del color y beneficios de la naturaleza en trozos, así como nos la brinda la divina providencia.

Fuente Genereacion

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