'Las especies se
extinguen más rápido que nunca antes'
Stuart
Pimm es un apasionado de las aves. Como profesor de ecología y conservación de
la Universidad de Duke, en Carolina del Norte (Estados Unidos), ha tenido a
este grupo de animales como base de sus investigaciones.
Pimm,
en diferentes escenarios, ha explicado que ya existe un 12 por ciento de las
especies de aves en peligro de extinción. Lo grave es que la mayoría de ellas
vive en hábitats que están gravemente amenazados. A lo que se suma la
influencia de especies invasoras, la expansión de las tecnologías humanas como
la pesca con mallas de arrastre y el mismo cambio climático, que se han
transformado en nuevas y modernas amenazas.
Sin
embargo, todavía es posible cambiar este dictamen melancólico. Por cada una de
las 10.000 especies de aves del mundo, dice, puede haber diez o incluso tal vez
cien especies desconocidas más de animales, plantas u hongos asociadas a ellas.
“Gracias a su popularidad, las aves brindan una fuente inigualable de
información sobre las especies que viven en lugares determinados y sobre cómo
les va, por lo que vale la pena trabajar por su supervivencia”, dice Pimm.
Autor
de más de una docena de artículos científicos y libros, y presidente de Saving
Species, una organización no gubernamental que trabaja en proyectos de
investigación y conservación de ecosistemas en peligro de desaparecer, Pimm es
uno de los invitados especiales de la Feria Internacional de las Aves (Colombia
Birdfair 2015), que se realiza en el zoológico de Cali durante este fin de
semana.
Allí
dirá cómo establecer prioridades de conservación y cómo hacerlas realidad en el
neotrópico, especialmente en Colombia. Pero antes habló con EL TIEMPO del valor
y futuro de sus valorados seres alados.
Colombia
es el país más biodiverso del mundo en aves, con un poco más de 1990 especies.
¿Cuál es la importancia de tener este récord mundial?
Que
el país se transforma en un lugar clave para desarrollar procesos de
conservación. Si cuidamos las aves colombianas, estaremos protegiendo el 20 por
ciento de las especies del mundo.
¿Para qué nos debe servir ser conscientes de estas cifras?
Los
colombianos deben sentirse orgullosos de tal diversidad de aves, porque los
hace únicos. Pueden hacer cosas tan sencillas y exclusivas, imposibles en otros
lugares, como disfrutar de la belleza de las aves cada día. Y emprender temas
más técnicos o especializados como documentarlas y aprender de ellas. En
Colombia hay alrededor de 72 especies de aves endémicas, es decir, no viven en
ningún otro lugar, y esto atrae un fuerte turismo de observación y justifica
grandes esfuerzos de preservación. Pero no todo son beneficios; los colombianos
tienen una gran responsabilidad de protección de todas estas aves, para
beneficio de la humanidad.
La
deforestación es uno de los problemas que más afectan a las aves en Colombia.
Muchas comunidades pobres cortan árboles para vender su madera y sobrevivir.
¿Qué estrategia sugiere para frenar este problema o solucionarlo y para que
esas comunidades tengan otras oportunidades de ingresos?
La
pobreza es un asunto directamente relacionado con la conservación en muchos
casos. Es importante que las personas tengan fuentes de ingreso adicionales a
la explotación de los recursos naturales, y que tengan acceso a una buena
educación para valorar estos recursos. Un buen mecanismo de generar trabajo es
incorporando a la comunidad local en los esfuerzos de conservación. Por
ejemplo, la Fundación Colibrí, que trabaja por las aves en sitios como Cauca y
en la serranía del Perijá, contrata personas que anteriormente eran cazadores y
leñadores para proteger y monitorear la reserva natural. Biólogos que hacen
estudios de campo también pueden ser apoyados, porque ellos generan
oportunidades laborales y de aprendizaje para estas comunidades.
Se
ha hablado de que muchas comunidades podrían sobrevivir si se les involucra con
la conservación, dándoles un pago por preservar.
¿Cree que este esquema de pago por servicios ambientales
funcionaría para la protección de las aves?
El
pago por bienes y servicios ambientales es una gran manera de generar
incentivos de conservación para el bosque, y para las aves. Sin embargo, pienso
que muchos de estos protocolos y estrategias aún están en etapa temprana, en
diseño, y no se han definido mecanismos prácticos para su aplicación.
¿Qué tanto peso está teniendo el tráfico ilegal de especies
silvestres en la estabilidad de las poblaciones de aves?
El
tráfico ilegal de fauna silvestre es la segunda causa de extinción de aves,
después de la destrucción de hábitat. Este tráfico tiene un gran impacto en
poblaciones de aves de algunas familias que son preferidas como mascotas, como
loros, sinsontes o turpiales. Es importante y urgente que exista una
reglamentación clara y fuerte contra este tráfico en un país tan biodiverso
como Colombia.
¿Cree o considera viable que se desarrollen la agricultura y la
ganadería sostenibles para evitar que estas dos actividades sigan ampliando su
frontera y afectando las poblaciones de aves?
Alternativas
sostenibles de producción agrícola y ganadera que tengan mayor productividad
son fundamentales para evitar la expansión de estas tierras a ecosistemas
naturales. También es importante que las actividades se realicen en áreas donde
la tierra tenga vocación precisamente para la explotación. En los Andes veo
constantemente laderas erosionadas con una o dos vacas, en un sitio donde
debería haber un bosque. Este tipo de tierras son las que mi organización,
SavingSpecies, está adquiriendo para restaurar, reforestar y traer nueva
biodiversidad.
¿Considera que un buen camino es la creación de áreas protegidas o,
mejor, hacer corredores biológicos ampliando aquellas zonas protegidas ya
existentes?
Debemos
crear áreas protegidas en sitios importantes para la conservación, en los
hotspots o sitios calientes de biodiversidad, donde la concentración de
especies endémicas y amenazadas es alta, y donde las amenazas a la tierra son
inminentes. También considero que la conectividad de fragmentos es una de las
mejores soluciones en áreas aisladas. En SavingSpecies hemos contribuido a que
la Fundación Colibrí compre áreas clave que mantienen la conectividad entre
fragmentos importantes para las aves; ese es un buen y replicable camino.
Usted
anunciará en Cali la creación de una reserva privada, de 254 hectáreas de
bosque de niebla sobre la cordillera Occidental, que protegerá cerca de 300
especies de aves, muchas de ellas endémicas. ¿Qué especie sobresale o cuáles
podrían ser las más importantes por conservar?
Estoy
superentusiasmado con la ampliación de esta reserva en la cordillera
Occidental. Entre las especies más interesantes de aves se encuentran: el
recientemente redescubierto colibrí del sol (Coeligena orina), el amenazado
loro orejiamarillo (Ognorhynchus icterotis), la majestuosa águila crestada (Oroaetus
isidori) y el recientemente descubierto cucarachero de Munchique (Henicorhina
negreti). Esta reserva también es hogar del mamífero descubierto el año pasado,
el primer carnívoro hallado en 30 años: el olinguito.
¿Por qué se ha escogido este lugar, y no otro en la Sierra Nevada
de Santa Marta, en la Amazonia o la Orinoquia, por mencionar otros lugares
biodiversos?
Como
lo muestran investigaciones de la bióloga Natalia Ocampo Peñuela y otras
ejecutadas por mí, este lugar tiene la mayor concentración de aves endémicas y
de rango restringido en Colombia. En esta área encontramos un lugar que, al ser
restaurado, contribuiría a la reconexión de un gran fragmento de bosque con
otro de la cordillera Occidental. Es una combinación de áreas prioritarias para
la conservación, con buenas oportunidades para generar restauración de tierras.
¿Algún lugar en Colombia que le haya impresionado por la cantidad
de aves que conserva, y que deba ser protegida o apoyada?
La
reserva Mesenia-Paramillo. Otro lugar que me ha fascinado como observador de
aves es Anchicayá, en el Valle del Cauca. Este lugar tiene increíbles
cantidades de bosque con grandes números de especies endémicas y una
combinación entre ecosistemas del Pacífico y andinos.
¿Existe alguna especie de ave que le cause mayor admiración?
Me
encanta la gran diversidad de tángaras y colibríes que hay en Colombia; con
tantas especies hermosas es difícil escoger una.
Usted
ha dicho que el planeta está al borde de una extinción masiva de especies. ¿Cómo afectaría esto a las aves?
Sí,
estamos en la sexta extinción masiva. Las especies se están extinguiendo más
rápido ahora que nunca antes. Las aves han demostrado ser un grupo vulnerable a
perturbaciones antrópicas y posiblemente serán afectadas fuertemente.
¿Qué papel debería cumplir un ciudadano del común de las ciudades
en la protección de las aves?
Debe
conocerlas, no puede permanecer indiferente ante tanta riqueza. Cuando una
población conoce lo que tiene, se transforma poco a poco en la base de toda
justificación de conservación.
Una feria que les rinde culto a las aves de Colombia Cali.
Colombia
es el país de las 1.876 especies de aves, por las que más de un millar de
empresas están dedicadas a promocionarlas para lograr atraer, en el 2016, a por
lo menos 22 mil ecoturistas extranjeros.
El
Ministerio de Comercio, Industria y Turismo sabe del potencial que puede
generar la llegada de esos visitantes para la industria del turismo nacional, y
esta es la meta que empezó a trazarse con empresarios ecoturísticos. Solo por
un visitante, o mejor, un aviturista, el costo diario por un plan con recorridos
y alojamiento puede oscilar entre 350.000 y 500.000 pesos.
Las
cifras que maneja el Ministerio para hacer más atractivas esas ofertas a los
veneradores de los pájaros incluyen 70 especies endémicas que hacen de Colombia
uno de los países de América Latina con más posibilidades en este nicho.
Existen 116 áreas para la conservación de las mismas, 56 de las cuales están
protegidas, y abarcan el 11% del territorio colombiano. Por eso se puede
trabajar en este tipo de turismo, siempre pensando en la conservación de su
hábitat.
Este
panorama motivó al caleño Carlos Mario Wagner-Wagner a organizar por primera
vez en el país, la Feria Internacional de Aves o Birdfair, que culminará mañana
en esta capital.
Cortesías:
JAVIER SILVA HERRERA
Redactor
de EL TIEMPO
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