LA MISION
El éxito del filme contribuyeron, entre otros, la oportuna elección de un impresionante escenario natural (con el trasfondo de las cataratas de Iguazú, en el río Paraná), que da una idea del sentido de pertenencia territorial que los indígenas pudieron haber tenido, opuesto al concepto de frontera, importado por españoles y portugueses, y basado en el dominio político y en el poder económico de sendos reinos.
El impacto que produjo tempranamente el rodaje de La Misión en Cartagena de Indias, con un presupuesto total de 20 millones de dólares, fue tanto mayor por cuanto que involucró a toda la población, que asistió sorprendida, a la paulatina transformación de su pueblo, que finalmente, se convirtió en la Asunción del Paraguay del siglo XVIII.
El impacto que produjo tempranamente el rodaje de La Misión en Cartagena de Indias, con un presupuesto total de 20 millones de dólares, fue tanto mayor por cuanto que involucró a toda la población, que asistió sorprendida, a la paulatina transformación de su pueblo, que finalmente, se convirtió en la Asunción del Paraguay del siglo XVIII.
Argumento:
La acción se sitúa básicamente, en dos escenarios: los poblados guaraníes de las reducciones (1) de San Miguel, la más antigua; y de San Carlos, situada por encima de las cataratas. El otro escenario correspondería a la capital de la provincia colonial, Asunción (2).
Los hechos ocurrieron realmente, en 1756, en la frontera entre Paraguay y Brasil. Junto a las cataratas de Iguazú, los ejércitos español y portugués asesinaron indiscriminadamente a 1.400 indígenas.
Para entender el detonante de tal genocidio, es necesario remontarse a la llegada de los primeros misioneros, cuya fértil labor espiritual y terrenal fue alimentando, involuntariamente, la hostilidad de la metrópoli, que en su desarrollo, creerá ver a un molesto rival, que podía limitar su autoridad, o poner en peligro su hegemonía.
En 1609, llegaba a aquellas tierras el primer grupo de jesuitas. Las reducciones que instauraron no tardaron en convertirse en fuertes competidoras de ciudades cercanas, como Asunción o Buenos Aires. La prosperidad que alcanzaron obstaculizaba las aspiraciones expansionistas de Portugal en Ultramar, que a esas alturas, consideraba obsoleto el Tratado de Tordesillas firmado en 1494.
El 13 de enero de 1750, en virtud del Tratado de Límites (del que se ha hecho mención anteriormente), impulsado por el ministro José de Carvajal (3), se reconocía a España la definitiva posesión de las islas Filipinas (situadas en el hemisferio portugués de acuerdo con la línea divisoria establecida por el Tratado de Tordesillas), y se fijaba la frontera en la América del Sur. La colonia del Sacramento quedaba en poder de España, alejándose a Portugal del Río de la Plata. En cambio, se le cedían los siete pueblos de las reducciones del Ibicuy (Río Grande del Sur). También se le reconocía a Portugal su expansión a lo largo del río Amazonas. El Tratado, no ejecutado por la oposición del Marqués de la Ensenada y de Carlos III, y la sublevación de los indígenas del Paraguay, fue renovado por el Tratado de San Ildefonso de 1777, y ratificado por el Tratado de El Pardo de 1778. A cambio, Portugal reconoció la soberanía española en Filipinas.
Por esta sucesión de tratados, se resolvieron las divergencias territoriales que mantuvieron durante mucho tiempo España y Portugal, y las frecuentes incursiones de “bandeirantes” (bandoleros portugueses), en territorio español cesaron gradualmente. Sin embargo, la resistencia que, como muestra el filme, opusieron los indígenas a las tropas hispano-portuguesas redundó en perjuicio propio, y afectó, por extensión a toda la orden jesuita. La Compañía fue expulsada de los dominios españoles en 1767, y extinguida en 1773.
Para entender el detonante de tal genocidio, es necesario remontarse a la llegada de los primeros misioneros, cuya fértil labor espiritual y terrenal fue alimentando, involuntariamente, la hostilidad de la metrópoli, que en su desarrollo, creerá ver a un molesto rival, que podía limitar su autoridad, o poner en peligro su hegemonía.
En 1609, llegaba a aquellas tierras el primer grupo de jesuitas. Las reducciones que instauraron no tardaron en convertirse en fuertes competidoras de ciudades cercanas, como Asunción o Buenos Aires. La prosperidad que alcanzaron obstaculizaba las aspiraciones expansionistas de Portugal en Ultramar, que a esas alturas, consideraba obsoleto el Tratado de Tordesillas firmado en 1494.
El 13 de enero de 1750, en virtud del Tratado de Límites (del que se ha hecho mención anteriormente), impulsado por el ministro José de Carvajal (3), se reconocía a España la definitiva posesión de las islas Filipinas (situadas en el hemisferio portugués de acuerdo con la línea divisoria establecida por el Tratado de Tordesillas), y se fijaba la frontera en la América del Sur. La colonia del Sacramento quedaba en poder de España, alejándose a Portugal del Río de la Plata. En cambio, se le cedían los siete pueblos de las reducciones del Ibicuy (Río Grande del Sur). También se le reconocía a Portugal su expansión a lo largo del río Amazonas. El Tratado, no ejecutado por la oposición del Marqués de la Ensenada y de Carlos III, y la sublevación de los indígenas del Paraguay, fue renovado por el Tratado de San Ildefonso de 1777, y ratificado por el Tratado de El Pardo de 1778. A cambio, Portugal reconoció la soberanía española en Filipinas.
Por esta sucesión de tratados, se resolvieron las divergencias territoriales que mantuvieron durante mucho tiempo España y Portugal, y las frecuentes incursiones de “bandeirantes” (bandoleros portugueses), en territorio español cesaron gradualmente. Sin embargo, la resistencia que, como muestra el filme, opusieron los indígenas a las tropas hispano-portuguesas redundó en perjuicio propio, y afectó, por extensión a toda la orden jesuita. La Compañía fue expulsada de los dominios españoles en 1767, y extinguida en 1773.
El Marqués de Pombal, a quien se le muestra acertadamente en el filme contrario a la Compañía de Jesús, convenció al Papa, con quien compartía cierta animadversión hacia la orden, para que enviase a la colonia al Cardenal Saldanha (que no, Altamirano), a fin de supervisar el cumplimiento del pacto hispano-portugués, que debía llevarse a cabo tan pronto como fuera posible, y excluyendo cualquier obstáculo que pudiera paralizarlo. Es por ello, por lo que la ulterior demarcación territorial entre las posesiones coloniales de España y Portugal, no se efectuaría definitivamente, hasta que la orden jesuita no fuera asimilada o expulsada de sus enclaves. Desgraciadamente, españoles y portugueses se decantaron por la segunda opción. Y aunque los guaraníes se defendieron encarnizadamente contra ofensiva tan atroz, no pudieron resistir por mucho tiempo.
Quizás, por otra parte, el martirio del padre Gabriel simboliza un holocausto de gran magnitud, que, como rezan los créditos finales, ha perdurado hasta hoy. Y si bien es verdad, que hubo quien abrazó la fe cristiana, conmovido por el pertinaz testimonio de los misioneros de la orden, como hiciera Rodrigo Mendoza, no hay que olvidar, que el ejemplo cristiano muchas veces no ha disuadido al poder civil de cometer atrocidades como las que denuncia el filme. A este respecto, Roland Joffé declaraba que la película “no está hecha pensando en que sea una alabanza de una u otra actitud. Se trata de contar los hechos tal como son, como ocurrieron, de forma poética, pero comprometida. Se habla de algo que pasó pero que tiene una relación simbólica con la actualidad. El filme habla del contraste entre la vida real de los misioneros y la concepción burocrática de la misma que tiene el poder eclesiástico y político. No dice si lo que pasó es bueno o malo, moral o inmoral. Plantea estos hechos, y espero que desprenda un mensaje de fraternidad, y además, invite o mueva a hacer algo”.
Quizás, por otra parte, el martirio del padre Gabriel simboliza un holocausto de gran magnitud, que, como rezan los créditos finales, ha perdurado hasta hoy. Y si bien es verdad, que hubo quien abrazó la fe cristiana, conmovido por el pertinaz testimonio de los misioneros de la orden, como hiciera Rodrigo Mendoza, no hay que olvidar, que el ejemplo cristiano muchas veces no ha disuadido al poder civil de cometer atrocidades como las que denuncia el filme. A este respecto, Roland Joffé declaraba que la película “no está hecha pensando en que sea una alabanza de una u otra actitud. Se trata de contar los hechos tal como son, como ocurrieron, de forma poética, pero comprometida. Se habla de algo que pasó pero que tiene una relación simbólica con la actualidad. El filme habla del contraste entre la vida real de los misioneros y la concepción burocrática de la misma que tiene el poder eclesiástico y político. No dice si lo que pasó es bueno o malo, moral o inmoral. Plantea estos hechos, y espero que desprenda un mensaje de fraternidad, y además, invite o mueva a hacer algo”.
Datos Técnicos
Título original: The Mission
Nacionalidad: Reino Unido, 1986.
Producción: Goldcrest Kingsmere Prod./Enigma(Gran Bretaña-EE.UU., 1986).
Productores: Fernando Ghia y David Puttnam.
Productor asociado: Iain Smith.
Productor ejecutivo: Alejandro Azzano y Felipe López Caballero.
Director: Roland Joffé.
Argumento y guión: Robert Bolt.
Fotografía: Chris Menges.
Música: Ennio Morricone, interpretada por la London Phillarmonic Orchestra.
Diseño de producción: Stuart Craig.
Diseño de vestuario: Enrico Sabbatini.
Decorados: Norma Dorne, Francesco Bronzi, George Richardson y John King.
Montaje: Jim Clark.
Casting: Susie Figgis y Juliet Taylor.
Intérpretes: Robert de Niro (Rodrigo Mendoza), Jeremy Irons (Padre Gabriel), Aidan Quinn (Felipe de Mendoza), Cherie Lunghi (Carlotta), Ray McAnally (Cardenal Altamirano), Ronald Pickup (Hontar), Asunción Ontiveros (Jefe indio), Liam Nelson (Fielding), Chuck Low (Don Cabeza), Bercelio Moya (Muchacho indio), Sigifredo Ismare (Hechicero), Daniel Berrigan (Sebastián), Joe Daly (Noble), LuisCarlos González (Niño cantor), Harlan Venner (Secretario), Monirak Sisowath (Ibaye), Álvaro Guerrero (Jesuita), Tony Lawn (Padre provincial), Rolf Gray (Joven jesuita), María Teresa ripoll (Sirvienta), Silvestre Chiripua (Indio), Carlos Duplat (Embajador portugués), Alberto Borja y Jackes Des Grottes (Sacerdotes), Enrique Lamas y Antonio Segovia (Nobles).
Color. Duración: 126 minutos. 70 mm. Dolby S.R.
Título original: The Mission
Nacionalidad: Reino Unido, 1986.
Producción: Goldcrest Kingsmere Prod./Enigma(Gran Bretaña-EE.UU., 1986).
Productores: Fernando Ghia y David Puttnam.
Productor asociado: Iain Smith.
Productor ejecutivo: Alejandro Azzano y Felipe López Caballero.
Director: Roland Joffé.
Argumento y guión: Robert Bolt.
Fotografía: Chris Menges.
Música: Ennio Morricone, interpretada por la London Phillarmonic Orchestra.
Diseño de producción: Stuart Craig.
Diseño de vestuario: Enrico Sabbatini.
Decorados: Norma Dorne, Francesco Bronzi, George Richardson y John King.
Montaje: Jim Clark.
Casting: Susie Figgis y Juliet Taylor.
Intérpretes: Robert de Niro (Rodrigo Mendoza), Jeremy Irons (Padre Gabriel), Aidan Quinn (Felipe de Mendoza), Cherie Lunghi (Carlotta), Ray McAnally (Cardenal Altamirano), Ronald Pickup (Hontar), Asunción Ontiveros (Jefe indio), Liam Nelson (Fielding), Chuck Low (Don Cabeza), Bercelio Moya (Muchacho indio), Sigifredo Ismare (Hechicero), Daniel Berrigan (Sebastián), Joe Daly (Noble), Luis
Color. Duración: 126 minutos. 70 mm. Dolby S.R.
113 min video.google.com
De un clip en la pantalla para observar el film completo
De un clip en la pantalla para observar el film completo
1 comentario:
Gran labor de los productores Ghia y Puttnam
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