viernes, 2 de abril de 2010

REFLEXION













La Verdad esta donde uno la busque.


Expreso este dicho precisamente por que la vida le ofrece a diarios muchas sorpresas agradables, y es el caso del escritor chileno Hernán Rivera Letelier que ha sido premiado por la Editorial Alfaguara, con su obra 'El arte de la resurrección', este premio está considerado uno de los de mayor prestigio del ámbito hispánico.

La novela ganadora está ambientada en el desierto chileno, en las primeras décadas del siglo XX, y narra las andanzas de un iluminado, el "Cristo de Elqui".

El jurado ha valorado el "aliento y la fuerza narrativa" que contiene la novela, así como "la creación de una geografía personal a través del humor, el surrealismo y la tragedia".

Galardonado en dos ocasiones con el Premio del Consejo Nacional del Libro, Rivera Letelier fue minero en las salitreras del desierto chileno de Atacama, y en ese escenario ha situado varias de sus novelas.

Rivera Letelier es Poeta, cuentista y, sobre todo, novelista, es uno de los escritores de mayor éxito de su país. Ha publicado, entre otras novelas, 'La reina Isabel cantaba rancheras', 'Himno del ángel parado en una pata', 'Fatamorgana de amor con banda de música', 'El fantasista', 'Mi nombre es Malarrosa' y 'La contadora de películas'.

De joven, era el único minero que utilizaba la biblioteca de su pueblo. Comenzó a escribir a los 21 años, literalmente "por hambre", según él ha contado en más de una ocasión. A esa edad salió por primera vez del desierto y comenzó a recorrer su país.

Tendido en una playa, y con las tripas vacías, escuchó en una radio robada por un amigo que convocaban un concurso de poesía cuyo primer premio era una cena en un hotel de lujo. Le bajaron las musas de golpe y escribió un poema de amor de cuatro páginas, con el que ganó el certamen.
Conocí a este escritor chileno por mi profesor de letras en la universidad, el profesor Santiago Cabanes quien siempre nos decía para saber escribir novela no hay que ir a la universidad sino leer muchos, desde los clásicos hasta los pasquines. Este es el mejor ejemplo, así como Hernán Rivera Letelier habrán muchos escondidos, esperando que la elite intelectual le recozca su merito.


BIOGRAFIA:


Hernán Rivera Letelier, datos biográficos

Hernán Rivera Letelier nació en 1950 en la localidad de Talca, al sur de Chile, pero su infancia transcurrió en el norte del país. Allí realizó sus estudios primarios. La crítica situación económica hizo que a los 15 años comenzara a trabajar en los salitres del desierto de Atacama. En sus ratos libres -y cuando sus jefes no lo veían- Hernán aprovechaba para leer los libros que sacaba de la biblioteca del lugar. Primero comienza tímidamente a escribir poesías. “Poemas y pomadas” sería su primer libro de versos autoeditado en 1988. Dos años después publicaría “Cuentos breves y cuesco de brevas”.

Pero las puertas de la fama se abrirían en 1994 con su primera novela : “La Reina Isabel cantaba rancheras”. Premiada por el Consejo Nacional del Libro y de la Lectura es, desde entonces, una de las obras literarias de mayor difusión de la narrativa chilena. La historia se desarrolla en los prostíbulos de la pampa salitrera, rodeada de un ambiente festivo, alegre, en donde las rancheras mexicanas ponen una cuota de alegría y distensión. “Reina Isabel” le decían a una de las prostitutas del lugar.

“Himno del ángel parado en una pata” (1996) -que vuelve a ser premiada- es su novela más autobiográfica. En ella narra sus aventuras de adolescente que lucha por sobrevivir en un mundo que no le ha dado muchas oportunidades. Sus recuerdos familiares, su inicio en el mundo del trabajo, sus primeras aventuras amorosas, su pobreza, picardía, sus sueños y esperanzas hacen de esta novela una obra conmovedora.

Después vendría “Fatamorgana con banda de música en el ’98 y “Los trenes se van al purgatorio” en el año 2000”. Su quinta novela “Santa María de las flores negras”, es su mayor desafío literario. En ella reconstruye uno de los hechos más traumáticos de la historia chilena del siglo XX: la matanza de la escuela Santa María de Iquique allá por 1907. Más de tres mil familias obreras entre hombres, mujeres y niños fueron masacrados por los gobernantes en complicidad con los dueños de las minas. “Esa es mi novela más dolorosa y la que más me gustó escribir”, afirma Letelier, quien además comenta que mientras la escribía “de pronto tenía que parar y salir al balcón a respirar porque era una cosa que me apretaba el pecho. Yo la sufrí mucho esa novela, especialmente en el capítulo de la matanza”.

“Canción para caminar sobre las aguas” es su última novela publicada el pasado año.

¿Sobre qué escribe Letelier? Sobre lo que más conoce: el áspero e interminable desierto chileno, sus salitrales, la vida de los hombres y mujeres que trabajan allí. La explotación laboral a la que son sometidos, las enfermedades mortales a las que están expuestos y sus reclamos por una existencia más digna.

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