domingo, 26 de febrero de 2012
PREGUNTAS Y RESPUESTAS.
La imagen en un espejo cambia la izquierda por la derecha ¿por qué no cambia la cabeza por los pies?
La culpa de todo la tiene el hecho de que nosotros somos seres con una simetría izquierda derecha y eso es lo que nos hace confundir las cosas. Confundimos una rotación, que es lo que tendría que suceder para que al levantar la mano derecha nuestra imagen
levantara la suya, con una reflexión.
Vamos a analizar lo que vemos ante el espejo para comprender bien el proceso.
Lo mejor es la experimentación, así que le sugiero buscar un espejo grande en el que podamos
vernos reflejados de cuerpo entero. Una vez frente él, extendamos el brazo derecho señalando hacia la derecha. Rápidamente observaremos que la imagen señala en la misma dirección, aunque aparentemente lo haga con su mano izquierda. Lo mismo sucederá si señala hacia arriba, hacia abajo o hacia la izquierda. Invariablemente nuestra imagen señalará la misma dirección que nosotros.
En cambio, si señalamos hacia el frente, nuestra imagen y nosotros estaremos apuntando en sentidos opuestos. Nosotros señalamos hacia nuestra imagen y nuestra imagen nos señala a nosotros. Así pues el espejo no cambia derecha por izquierda, lo que realmente hace es cambiar lo que está delante por lo que está detrás ¡en direcciones perpendiculares al espejo!.
Si ponemos la palma de nuestra mano mirando hacia el espejo, la imagen presentará la palma
hacia nosotros, no porque presente la mano izquierda, sino porque ha cambiado la palma por el revés de la mano.
Otra demostración: Si trazamos una línea recta que una nuestra nuca con la nuca de nuestra imagen, es decir una línea imaginaria que empiece en nuestra nuca, pase por dentro de nuestra cabeza hasta la nariz, y luego vaya al espejo, a la nariz de nuestra imagen y a su nuca, solo habría una forma de hacerlas coincidir: cambiando la nariz por la nuca ¡sin girar la cabeza! Dicho de otra manera: nuestra imagen coincide con nosotros si cambiamos la espalda por el frente, sin
girar .
Así pues existe la misma relación entre la mano derecha y su imagen, la cabeza y la suya o los pies y la suya, en todos esos casos cambia lo de delante por lo de detrás, sin embargo lo que está a la derecha, a la izquierda, arriba o abajo mantiene su posición. La imagen de nuestra mano derecha no es la mano izquierda, es la mano derecha con el frente y la espalda cambiados de lugar.
Lo que nos engaña es que, debido a nuestra simetría corporal, nuestras manos son imágenes
especulares la una de la otra y por lo tanto nuestro concepto de izquierda y derecha nos hace malinterpretar lo que vemos.
Hay una forma de hacer que el espejo cambie nuestros pies por nuestra cabeza: poniendo el
espejo en el suelo y colocándonos encima de él. Entonces, nuestra cabeza y nuestros pies estarán en la perpendicular al espejo y nuestra imagen estará cabeza abajo. Como en esa dirección no somos simétricos no hay duda de lo que hace el espejo.
Así pues no confundamos la reflexión de un espejo con un giro porque por mucho que nos
giremos, jamás lograremos coincidir con nuestra imagen especular.
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