viernes, 23 de noviembre de 2007

El Mar Muerto podría desaparecer dentro de 50 años.






El punto más bajo de la Tierra sigue bajando, de acuerdo a mediciones satelitales.
Dos satélites de la Agencia Espacial Europea (AEE), ERS-1 y ERS-2, hicieron un reconocimiento del Mar Muerto de 1992 a 1999 e identificaron regiones que se están hundiendo.
Por primera vez, se han podido medir con precisión los índices de hundimiento.
Como promedio, la región completa está bajando dos centímetros al año, aunque en algunas regiones la caída es de hasta seis centímetros.
Durante el período de observación, el nivel del Mar Muerto -que realmente es un lago, alimentado por el río Jordán desde el norte y otras corrientes más pequeñas principalmente desde el este- bajó aproximadamente seis metros.
Esto forma parte de una tendencia de mayor duración que se ha percibido en las rocas circundantes.
El más salado
La región del Mar Muerto contiene el punto más bajo de tierra seca del planeta, bordeado por terrenos que se levantan bruscamente, las montañas del Moab al este y las de Judea al oeste.
Este lago es el cuerpo de agua más salado del mundo, por lo que en él se encuentran pocas formas de vida, y no tiene desagüe.
Los árabes lo llaman Al-bahr Al-mayyit y los israelíes Yam Ha-Melah.
Su parte norte pertenece a Jordania y la sur se divide entre Jordania e Israel, aunque el ejército israelí ocupó en su totalidad la costa occidental después de la guerra árabe-israelí de 1967, la llamada Guerra de los Seis Días.
Durante el siglo XX, el nivel del agua del Mar Muerto cayó continuamente de unos 390 metros bajo el nivel del mar en 1930 a 414 metros bajo el nivel del mar en 1999, acelerándose en los años más recientes.
¿Medio siglo de vida?
Se estima que esto se debe en gran medida a la extracción de agua de su mayor afluente, el río Jordán, en especial por Israel, pero también por Jordania, Siria y Palestina.
Según diferentes organizaciones medioambientales, el Mar Muerto podría desaparecer dentro de 50 años si las aguas siguen bajando al paso actual.
Como solución para salvarlo, se ha propuesto bombear agua del Mar Rojo, un proyecto multimillonario que tiene muy pocas posibilidades de implementarse en medio de la tensa situación política en la región.
Mapa de relieve
Se conoce que los terrenos circundantes también están bajando.
Un grupo de científicos -del instituto de investigación Geological Survey of Israel y la Institución Scripps de Oceanografía de Estados Unidos- utilizó los radares interferométricos de apertura sintética InSar de los satélites ERS para detectar la disminución del nivel del suelo en la región.
Se hicieron dos escanografías por radar de la misma región en diferentes momentos y los cambios de altitud se emplearon para crear un mapa bidimensional de la deformación de la corteza terrestre.
Los investigadores descubrieron que a medida que el agua desaparece del Mar Negro, las rocas porosas debajo de la región se secan.
Eso quiere decir que estas rocas no pueden soportar el peso de las que tienen arriba y caen debido a su presión.


Pero el Mar Muerto no es el mismo de siempre. El mar se está secando.
La principal razón del déficit es que la mayor parte del agua que antes entraba al Mar Muerto hoy es interceptada en el camino y utilizada por Israel, Jordania, Siria y Líbano (en este orden) para beber.
Hoy entra el Mar Muerto menos de la tercera parte que antes de la década del 60.
Se decidió que el agua para beber es más importante que los valores naturales como el Mar Muerto.
Amos Bein, geólogo e hidrólogo
"Se decidió que el agua para beber es más importante que los valores naturales como el Mar Muerto...", dijo a BBC Mundo el doctor Amos Bein, geólogo, hidrólogo y ex director del Instituto Geológico de Israel.
Y de la cantidad que sí llega, otra cantidad importante es evaporada por las industrias israelíes y jordanas que extraen los minerales del agua.
Buscando soluciones
Por el momento, no se ha llegado a ninguna fórmula que los expertos vean como ideal.

Aunque decidamos hoy mismo, en este instante, liberar toda el agua de regreso al Mar Muerto, incluyendo hablar al respecto con los sirios, con Jordania, con los libaneses a liberar su agua, habrá otro precio más allá de ello.
Dr. Ittay Gabrieli, Instituto Geológico de Israel
El doctor Ittay Gabrieli, que coordina el proyecto del Mar Muerto en el Instituto Geológico de Israel, aclara que la visión debe ser amplia.
"Aunque decidamos hoy mismo, en este instante, liberar toda el agua de regreso al Mar Muerto, incluyendo hablar al respecto con los sirios, con Jordania, con los libaneses a liberar su agua, habrá otro precio más allá de ello", explica.
"Tendremos que intervenir en otros sistemas y no podemos saber cuáles serán los resultados, por lo cual hay que ser muy cautelosos", añade Gabrieli.
Las dos opciones son: llevar al Mar Muerto agua de mar (que tiene la ventaja de ser ilimitada), o agregarle agua potable (que tiene la ventaja de ser la más natural y parecida a la que ya recibe). Si se opta por el agua de mar, la pregunta es de cuál: el Mar Mediterráneo o el Mar Rojo.
Los canales
La primera fórmula que se estudió como posible solución al desequilibrio hidráulico en el Mar Muerto fue la construcción de un canal que lo una al Mediterráneo. Fue la crisis del petróleo (y no la falta de agua) la que impulsó el tema, al buscarse ideas que permitan generar energía hidroeléctrica.

El nivel del agua del Mar Muerto disminuye más de un metro cada año.
Dado que el estudio de la opción del canal desde el Mediterráneo hacia el Mar Muerto no llegó a la conclusión de que haya aquí una fórmula ideal, el tema no se concretó jamás.
En el interín, se comenzó a hablar de una opción ya antes sugerida y dejada en el olvido: el canal desde el Mar Rojo. Hoy, al hablarse del "canal de los mares", es a eso que se hace referencia.
En ambos casos, la gran duda es cómo reaccionaría el Mar Muerto al recibir agua tan diferente de la suya propia.
Se sabe que se produciría un "yeso", una especie de "leche blanca", sobre la cual no hay certeza si permanecería en bloques en la superficie o bajaría a la profundidad.
Se teme que el agua cambie de color debido a la multiplicación de los micro-organismos que viven en el Mar Muerto y que haya un fuerte olor, todos éstos elementos que no se sabe si preservarían al Mar Muerto como la fuente de atracción turística que sigue siendo hoy.

Se sabe que se produciría un "yeso", una especie de "leche blanca", sobre la cual no hay certeza si permanecería en bloques en la superficie o bajaría a la profundidad
Pero la ventaja del canal del Mediterráneo es que debería cubrir aproximadamente la tercera parte de la distancia que uno desde el Mar Rojo (unos 70 kilómetros y no cerca de 200), lo cual incidiría claramente en su precio y en los potenciales problemas en el recorrido.
Además, el canal desde el Mar Rojo pasaría inevitablemente por el desierto de la Aravá, una zona de gran potencial de movimientos sísmicos, que se encuentra sobre la fractura sirio-africana.
De verse afectado por algún movimiento telúrico y sufrir grietas o filtraciones, el agua de mar podría ser nociva para los depósitos de aguas profundas y la tierra en Aravá.
El Profesor Dan Zaslawsky, hasta hace poco Director del Consejo Nacional de Israel para Investigación y Desarrollo y ex Comisionado del Agua, considera que esta opción es "catastrófica".
"Esto dañaría más al Mar Muerto. No lo salvaría sino que lo destruiría", asegura Zaslawsky.
Consideraciones políticas
A pesar de ello, la "solución" que más está hoy sobre la mesa, es justamente ésta, la del "canal de los mares", en referencia a una unión entre el Mar Rojo y el Mar Muerto.
Es la única que se dispone a estudiar el Banco Mundial, de miras a financiar su implementación si es aprobada.

Antes, esta zona del Mar Muerto llamada "Ein Fashkha" estaba llena de agua.
"Hay mucho de política en todo esto", dice con tono molesto Raanan Boral, ex Director de la Asociación Protectora de la Naturaleza en Israel, que representa a la asociación Amigos del Planeta Tierra en los contactos con el Banco Mundial.
"No pedimos más, sólo que estudien las otras opciones, que se actúe con responsabilidad", dice Boral.
Al hablar de política, se menciona al actual presidente de Israel, Shimon Peres.
Eli Raz, geólogo, asesor ambiental e investigador en el Instituto del Mar Muerto y la Aravá para Investigación y Desarrollo, sostiene que Peres apoya la opción del Mar Rojo "porque así lo quiere Jordania", por todo lo relacionado a la búsqueda de la paz en la zona.
Jordania, que comparte el Mar Muerto con Israel, tiene un grave problema de agua.
"Lo que más les importa es recibir más agua, no salvar al Mar Muerto, aunque éste parezca el título del proyecto", insiste Eli Raz.

Jordania, que comparte el Mar Muerto con Israel, tiene un grave problema de agua.
Raz afirma que Jordania podría recibir agua de otra forma y hasta con mayor seguridad, pero Amán quiere que la instalación que se lo garantice esté en su propio territorio, por lo cual el canal desde el Mediterráneo, que pasaría todo por Israel, quedaría descartado.
Pero Uri Shor, portavoz del Comisionado de Agua de Israel, explica que el estado debe tomar en cuenta todas las consideraciones y no sólo la de los especialistas.
"Cuando se hace el canal por el Mar Rojo, se solucionan también los problemas de agua de Jordania, no sólo del Mar Muerto. Tomar a un experto que dice que algo determinado conviene más, está muy bien, pero un estado sin duda tiene que tomar en cuenta otras derivaciones", puntualiza Shor.
"La opción norteña"
Y mientras el Banco Mundial se dispone a destinar sumas millonarias al estudio de la opción del canal desde el Mar Rojo, sin considerar siquiera las alternativas, Eli Raz afirma que lo que menos cambiaría el ambiente y sería menos riesgoso sería el agua potable.
El informe y estudio detallado que hemos preparado sobre el tema llegará al Banco Mundial. Si bien también allí hay política (...), sabemos que nadie ha mostrado al Banco Mundial que hay alternativas al canal.
Eli Raz, Instituto del Mar Muerto y la Aravá para Investigación
"Aquí entra en juego la tercera opción, que consiste en una concepción totalmente diferente", explica Raz.
"Se trataría de traer agua desalinizada en la costa del Mediterráneo directamente al Río Jordán, con lo que se ayuda a recuperar también ese río y a quitar menos de lo que va en camino al Mar Muerto", añade.
Este programa, conocido como "la opción norte", tampoco es ideal y tiene tanto ventajas como desventajas.
Pero Raz, en su pequeño despacho en el kibutz Ein Gedi en la zona del Mar Muerto, suena entusiasmado.
"El informe y estudio detallado que hemos preparado sobre el tema llegará al Banco Mundial. Si bien también allí hay política, acá hay suficientes elementos que justifican que esto lo investiguen a fondo por lo menos como las otras opciones. Y, por ahora, sabemos que nadie ha mostrado al Banco Mundial que hay alternativas al canal", explica Raz.
A futuro
El problema no está ni cerca todavía de una solución. Las diferentes opciones siguen siendo estudiadas, pero los expertos no han llegado todavía a una conclusión categórica acerca de cuál es la ideal.
Y el propio Banco Mundial, criticado por varios especialistas por abocarse sólo a una de las fórmulas consideradas, recién está en la etapa de licitaciones para ver a quién encarga estudiar la opción del canal al Mar Rojo.
Lo malo es que mientras el mar se sigue secando, está claro que cualquiera que sea la solución elegida, el proceso hacia su puesta en práctica demorará no menos de 20 años.
Pero el Mar Muerto no es el mismo de siempre. El mar se está secando.
La principal razón del déficit es que la mayor parte del agua que antes entraba al Mar Muerto hoy es interceptada en el camino y utilizada por Israel, Jordania, Siria y Líbano (en este orden) para beber.
Hoy entra el Mar Muerto menos de la tercera parte que antes de la década del 60.
Se decidió que el agua para beber es más importante que los valores naturales como el Mar Muerto.
Amos Bein, geólogo e hidrólogo
"Se decidió que el agua para beber es más importante que los valores naturales como el Mar Muerto...", dijo a BBC Mundo el doctor Amos Bein, geólogo, hidrólogo y ex director del Instituto Geológico de Israel.
Y de la cantidad que sí llega, otra cantidad importante es evaporada por las industrias israelíes y jordanas que extraen los minerales del agua.
Buscando soluciones
Por el momento, no se ha llegado a ninguna fórmula que los expertos vean como ideal.

Aunque decidamos hoy mismo, en este instante, liberar toda el agua de regreso al Mar Muerto, incluyendo hablar al respecto con los sirios, con Jordania, con los libaneses a liberar su agua, habrá otro precio más allá de ello.
Dr. Ittay Gabrieli, Instituto Geológico de Israel
El doctor Ittay Gabrieli, que coordina el proyecto del Mar Muerto en el Instituto Geológico de Israel, aclara que la visión debe ser amplia.
"Aunque decidamos hoy mismo, en este instante, liberar toda el agua de regreso al Mar Muerto, incluyendo hablar al respecto con los sirios, con Jordania, con los libaneses a liberar su agua, habrá otro precio más allá de ello", explica.
"Tendremos que intervenir en otros sistemas y no podemos saber cuáles serán los resultados, por lo cual hay que ser muy cautelosos", añade Gabrieli.
Las dos opciones son: llevar al Mar Muerto agua de mar (que tiene la ventaja de ser ilimitada), o agregarle agua potable (que tiene la ventaja de ser la más natural y parecida a la que ya recibe). Si se opta por el agua de mar, la pregunta es de cuál: el Mar Mediterráneo o el Mar Rojo.
Los canales
La primera fórmula que se estudió como posible solución al desequilibrio hidráulico en el Mar Muerto fue la construcción de un canal que lo una al Mediterráneo. Fue la crisis del petróleo (y no la falta de agua) la que impulsó el tema, al buscarse ideas que permitan generar energía hidroeléctrica.

El nivel del agua del Mar Muerto disminuye más de un metro cada año.
Dado que el estudio de la opción del canal desde el Mediterráneo hacia el Mar Muerto no llegó a la conclusión de que haya aquí una fórmula ideal, el tema no se concretó jamás.
En el interín, se comenzó a hablar de una opción ya antes sugerida y dejada en el olvido: el canal desde el Mar Rojo. Hoy, al hablarse del "canal de los mares", es a eso que se hace referencia.
En ambos casos, la gran duda es cómo reaccionaría el Mar Muerto al recibir agua tan diferente de la suya propia.
Se sabe que se produciría un "yeso", una especie de "leche blanca", sobre la cual no hay certeza si permanecería en bloques en la superficie o bajaría a la profundidad.
Se teme que el agua cambie de color debido a la multiplicación de los micro-organismos que viven en el Mar Muerto y que haya un fuerte olor, todos éstos elementos que no se sabe si preservarían al Mar Muerto como la fuente de atracción turística que sigue siendo hoy.

Se sabe que se produciría un "yeso", una especie de "leche blanca", sobre la cual no hay certeza si permanecería en bloques en la superficie o bajaría a la profundidad
Pero la ventaja del canal del Mediterráneo es que debería cubrir aproximadamente la tercera parte de la distancia que uno desde el Mar Rojo (unos 70 kilómetros y no cerca de 200), lo cual incidiría claramente en su precio y en los potenciales problemas en el recorrido.
Además, el canal desde el Mar Rojo pasaría inevitablemente por el desierto de la Aravá, una zona de gran potencial de movimientos sísmicos, que se encuentra sobre la fractura sirio-africana.
De verse afectado por algún movimiento telúrico y sufrir grietas o filtraciones, el agua de mar podría ser nociva para los depósitos de aguas profundas y la tierra en Aravá.
El Profesor Dan Zaslawsky, hasta hace poco Director del Consejo Nacional de Israel para Investigación y Desarrollo y ex Comisionado del Agua, considera que esta opción es "catastrófica".
"Esto dañaría más al Mar Muerto. No lo salvaría sino que lo destruiría", asegura Zaslawsky.
Consideraciones políticas
A pesar de ello, la "solución" que más está hoy sobre la mesa, es justamente ésta, la del "canal de los mares", en referencia a una unión entre el Mar Rojo y el Mar Muerto.
Es la única que se dispone a estudiar el Banco Mundial, de miras a financiar su implementación si es aprobada.

Antes, esta zona del Mar Muerto llamada "Ein Fashkha" estaba llena de agua.
"Hay mucho de política en todo esto", dice con tono molesto Raanan Boral, ex Director de la Asociación Protectora de la Naturaleza en Israel, que representa a la asociación Amigos del Planeta Tierra en los contactos con el Banco Mundial.
"No pedimos más, sólo que estudien las otras opciones, que se actúe con responsabilidad", dice Boral.
Al hablar de política, se menciona al actual presidente de Israel, Shimon Peres.
Eli Raz, geólogo, asesor ambiental e investigador en el Instituto del Mar Muerto y la Aravá para Investigación y Desarrollo, sostiene que Peres apoya la opción del Mar Rojo "porque así lo quiere Jordania", por todo lo relacionado a la búsqueda de la paz en la zona.
Jordania, que comparte el Mar Muerto con Israel, tiene un grave problema de agua.
"Lo que más les importa es recibir más agua, no salvar al Mar Muerto, aunque éste parezca el título del proyecto", insiste Eli Raz.

Jordania, que comparte el Mar Muerto con Israel, tiene un grave problema de agua.
Raz afirma que Jordania podría recibir agua de otra forma y hasta con mayor seguridad, pero Amán quiere que la instalación que se lo garantice esté en su propio territorio, por lo cual el canal desde el Mediterráneo, que pasaría todo por Israel, quedaría descartado.
Pero Uri Shor, portavoz del Comisionado de Agua de Israel, explica que el estado debe tomar en cuenta todas las consideraciones y no sólo la de los especialistas.
"Cuando se hace el canal por el Mar Rojo, se solucionan también los problemas de agua de Jordania, no sólo del Mar Muerto. Tomar a un experto que dice que algo determinado conviene más, está muy bien, pero un estado sin duda tiene que tomar en cuenta otras derivaciones", puntualiza Shor.
"La opción norteña"
Y mientras el Banco Mundial se dispone a destinar sumas millonarias al estudio de la opción del canal desde el Mar Rojo, sin considerar siquiera las alternativas, Eli Raz afirma que lo que menos cambiaría el ambiente y sería menos riesgoso sería el agua potable.
El informe y estudio detallado que hemos preparado sobre el tema llegará al Banco Mundial. Si bien también allí hay política (...), sabemos que nadie ha mostrado al Banco Mundial que hay alternativas al canal.
Eli Raz, Instituto del Mar Muerto y la Aravá para Investigación
"Aquí entra en juego la tercera opción, que consiste en una concepción totalmente diferente", explica Raz.
"Se trataría de traer agua desalinizada en la costa del Mediterráneo directamente al Río Jordán, con lo que se ayuda a recuperar también ese río y a quitar menos de lo que va en camino al Mar Muerto", añade.
Este programa, conocido como "la opción norte", tampoco es ideal y tiene tanto ventajas como desventajas.
Pero Raz, en su pequeño despacho en el kibutz Ein Gedi en la zona del Mar Muerto, suena entusiasmado.
"El informe y estudio detallado que hemos preparado sobre el tema llegará al Banco Mundial. Si bien también allí hay política, acá hay suficientes elementos que justifican que esto lo investiguen a fondo por lo menos como las otras opciones. Y, por ahora, sabemos que nadie ha mostrado al Banco Mundial que hay alternativas al canal", explica Raz.
A futuro
El problema no está ni cerca todavía de una solución. Las diferentes opciones siguen siendo estudiadas, pero los expertos no han llegado todavía a una conclusión categórica acerca de cuál es la ideal.
Y el propio Banco Mundial, criticado por varios especialistas por abocarse sólo a una de las fórmulas consideradas, recién está en la etapa de licitaciones para ver a quién encarga estudiar la opción del canal al Mar Rojo.
Lo malo es que mientras el mar se sigue secando, está claro que cualquiera que sea la solución elegida, el proceso hacia su puesta en práctica demorará no menos de 20 años.

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