sábado, 24 de noviembre de 2007

FECHAS INOLVIDABLES






UNA VIDA AL SERVICIO DEL PUEBLO DOMINICANO
MANUEL TAVAREZ JUSTO


Un recuerdo para un luchador democrático que combatió al trujillismo y a las fuerzas neotrujillistas del balaguerismo, apoyadas por los Estados Unidos.


Por: Luis Mayobanex Rodríguez


Manolo Tavarez, líder del Movimiento Revolucionario '14 de Junio', inicio el 28 de Noviembre de 1963 una insurgencia armada en la zona rural de República Dominicana que guardaba como objetivo la restauración del gobierno de Juan Bosch, desplazado del poder dos meses antes mediante un golpe de estado promovido por los Estados Unidos. El 21 de diciembre del mismo año Manolo moriría asesinado.
Manolo Tavarez Justo fue un producto extraordinario de un periodo en la historia nacional de búsqueda, definición y rebeldía.

Manolo se reafirmó en sus creencias políticas y en su sueño de nación libre en medio de una sociedad medularmente violenta, intolerante y excluyente; en un entorno donde predominaba la desconfianza, el temor y el terror. Donde ser auténtico se pagaba con la libertad y hasta de la vida.

A Manolo le toco vivir intensamente las consecuencias que para una nación significaba estar sometida a un régimen decrépito, antihistórico y en crisis terminal. Un régimen aislado en el marco internacional y rechazado hasta por sus antiguos aliados.

Vivir, además, en su sentido de tragedia y esperanza la repatriación armada de junio de 1959, acontecimiento histórico que lo marcaría para siempre y seria nutriente permanente en sus convicciones ideológicas y propuestas políticas.

Consecuente con su tiempo y sus creencias, Manolo vio en la derrota de la insurgencia armada del '59 la posibilidad real de enfrentar y derrotar a la dictadura de Trujillo. Comprendió que el movimiento guerrillero de Constanza, Maimon y Estero Hondo ayudaría a incrementar el repudio en contra de la dictadura. Encontró en los expedicionarios razón para seguir luchando, no motivo para el abandono del ideal ni la deserción política. Reaccionó consciente de que el futuro se construía en el momento exacto en que vivía.

Por eso sale, junto a un grupo de sus más cercanos compañeros de ideal, entre ellos su adorada y brillante Minerva Mirabal, a darle forma orgánica a la resistencia antidictatorial. Adquiere conciencia del valor de la organización en la lucha política con propósito transformador. Lentos, pero sin pausa, salieron a difundir su mensaje liberador. A ganar adeptos. Así va creciendo su proyecto y el Movimiento Clandestino 14 de Junio, con todo su simbolismo histórico y compromiso de futuro, se convierte en una incuestionable realidad en la nariz misma de la dictadura, en su propio vientre.

Las banderas programáticas y el sacrificio de los expedicionarios del '59 encuentran en el proyecto de Manolo sus mas consecuentes continuadores.

De esta manera se articula el más serio esfuerzo orgánico de la resistencia interna. Develado en Enero de 1960, sorprende hasta a la misma dictadura sus ramificaciones y alcance; la diversidad social y la calidad de sus integrantes. Cientos y cientos de ellos son apresados y torturados, incluidos Manolo y las hermanas Patria, Minerva y María Teresa Mirabal.

La resistencia continúa. Adquiere forma y expresión en las ergastulas del régimen y en una sociedad controlada y atemorizada. Sedienta de sangre, la dictadura continuaba destrozando todo lo que asume como obstáculo a los propósitos perversos del tirano, sus familiares y cortezanos más cercanos.

Las alas de las mariposas son calcinadas. El 25 de noviembre de 1962 son asesinadas las hermanas Mirabal. La patria llora su impotencia, al tiempo que acumula mas odio y rebeldía. Ojo de Agua, Salcedo, recorre la geografía mundial, al tiempo que sus heroínas acceden a la inmortalidad.

Sin embargo, el barco naufragaba. El entorno internacional más cercano mostraba su rechazo al régimen de terror. La conciencia dormida de un pueblo despertaba, penetrando con su ímpetu liberador la estructura misma de poder en que por 30 años se había mantenido la dictadura de Trujillo.

La cúpula de la iglesia católica, históricamente comprometida y beneficiaria del régimen, se suma a la protesta y a la condena del reino del miedo, de la negación de la libertad y la dignidad humana. Su Carta Pastoral de los inicios de 1961 contribuyó, al margen de sus reales intenciones, a la campaña internacional articulada contra Trujillo y sirvió de aliento a la resistencia interna.

Desde la cárcel Manolo, y parte de sus compañeros, renovaron el compromiso. El dolor ante la pérdida de lo amado no anula la razón, tampoco ahoga el grito contenido de libertad. Es la hora de los hornos: o se claudica o se templa el espíritu de rebeldía.

El horror toca otras puertas y provoca las muestras de dignidad que aun laten en el espíritu encarcelado de seres humanos subalternos del régimen. Hasta el poder imperial, que nunca ha conocido el pudor, ya había opinado que el dictador era un 'hijo de puta', aunque propio, del cual había que salir antes que perderlo todo. Cuba es un ejemplo de dignidad y esperanza demasiado cercano y contagioso. Es un faro de esperanza hacia el cual miran miles de domincanos/as. Ejemplo emancipador que quiere emular en este y en otros continentes la contestaria generación política de los '60.

En ese contexto se produjo el atentado y ajusticiamiento de Rafael Trujillo el 30 de mayo de 1961, por parte de un grupo de antiguos y activos miembros de los círculos militares del poder.

Si bien este acontecimiento marcó el inicio del fin de la dictadura, no significó el colapso inmediato de la estructura política, militar y legal sobre la cual había sido edificada.

Se dio, a partir del 30 de mayo, un complejo, convulso y doloroso proceso que cubriría la primera mitad de los '60'.

Su punto más sobresaliente lo constituirá el empeño de unos pocos por sostener el andamiaje y las figuras básicas del régimen decapitado, mientras que por el contrario viejas y nuevas fuerzas sociales y políticas pugnando por darles termino al remanente, aun determinante, de la dictadura y abrir la sociedad a un real proceso de libertad y democratización.

En esa hora definitoria de la historia, un presidente titular buscando situarse en el medio de estos excluyentes propósitos. Un presidente titular que busca reafirmarse como tal temeroso de las fuerzas que buscan desatarse, pero sin voluntad ni recursos para confrontar a los descendientes mas directos de Trujillo y figuras claves del poder dictatorial.

Aun con toda su carga de muerte y dolor, este proceso de apertura a una primera fase de un régimen democrático se proyectaba como inevitable.

Sorteado, aunque no superado del todo, el vendaval sangriento de la contraofensiva de los remanentes del trujillismo, se afianza en el escenario nacional la voluntad de cambio y el reclamo de destrujillización de la sociedad. Surgen las expresiones políticas organizadas de diversa fuerzas sociales, entre ellas las tres que predominarían en el primer lustro de la década del '60: el Partido Revolucionario Dominicano -PRD-, Unión Cívica Nacional -UCN- y la Agrupación Política 14 de Junio.

De estas importantes organizaciones, el 14 de Junio emerge de la clandestinidad en julio del '61 encabezada por Manolo, el más prominente prisionero político de esa época. Desde sus inicios se proyecta como una agrupación sin ningún tipo de vínculos con el pasado que se buscaba enterrar.

Con la pasión y el arrojo que les caracterizaron, Manolo y el 14 de Junio se lanzaron a la lucha por desmantelar las esferas de poder que garantizaban el trujillismo sin Trujillo. Unas esferas del poder dictatorial que Joaquín Balaguer no se atrevía a tocar y que perversamente esperaba fueran destruidas por la acción popular, para el recoger sus frutos y hacerse dueño de un poder que no se atrevía desafiarle a Ranfis Trujillo, hijo mayor del tirano, y demás familiares.

Ya no era posible controlar el proceso desde el poder mismo, como pretendía Balaguer. El regreso de exiliados, la libertad de prisioneros políticos y la acción publica de diversos partidos, lejos de mediatizar, agudizaron el accionar antidictatorial ciudadano.

Para el '14 de Junio' la lucha contra los remanentes no solo contemplaba a los hijos y familiares del dictador, sino también a Balaguer. Para el '14 de Junio' la destrujillización era una condición fundamental para la democratización del país. Esta ultima era una consecuencia de la primera.

La presión popular, la ausencia de un líder y una opción política que pudiera unificar a los partidarios del status quo, los conflictos en los mismos mandos y estamentos militares y la ausencia de un consenso entre los principales partidos que permitiera una salida negociada a la crisis, hacia inexorable el derrumbe del viejo régimen.

Conscientes de esa realidad en desarrollo, Ranfis y los hermanos del dictador se juegan la aventura de hacerse nuevamente del poder total, incluyendo el Ejecutivo en manos de Balaguer. Al estar fuera de tiempo, esta acción fracasó irremediablemente. Así no hay futuro en el marco nacional para los Trujillo; solo el destierro le quedó como salida.

La mitad misma de noviembre del '61 marca la salida para siempre de los familiares del dictador; no sin antes Ranfis cargar consigo los restos del tirano, una parte de su millonaria fortuna y asesinar, con sus propias manos, a casi todos los participantes en el ajusticiamiento de su padre.

La partida de esos personajes del régimen abrió la compuerta para la acción masiva del pueblo. La destrujillización ya no solo era una aspiración en el ámbito de las ideas, también lo era en la simbología material que representaba y recordaba tan funesto pasado de nuestra vida como colectividad nacional.

Los seguidores de Manolo estaban a la cabeza del pueblo urbano en este proceso de catarsis liberadora colectiva; porque eran el pueblo mismo. Es posible que políticamente erraran al convertir la destrujillización en la bandera central de su lucha, mientras otros se preparaban para coger el poder. Pero lo que nadie puede jamás negar es el indiscutible papel desempeñado por Manolo y su organización en la movilización y presión popular, y en la propia salida, en Enero del '62, de Balaguer del poder.

Vista así la historia, Manolo y el '14 de Junio' fueron un factor de incuestionable valía en el proceso de democratización y redefinición de la nación en uno de sus momentos históricos mas decisivos. Contar la historia de la democracia dominicana en su fase post-trujillo, si se hace con apego a la verdad, es recrear la vida misma de valor y sacrificio de Manolo y sus compañeros/as de lucha.

Durante el periodo de gobierno del denominado Consejo de Estado, Manolo y su organización constituían una realidad política a considerar en la búsqueda de salida o solución a las situaciones y momentos de crisis inevitable en una sociedad como la nuestra que recién acababa de salir de una dictadura.

Su peso e influencia políticas buscaban que las reformas políticas en discusión sirvieran al avance del proceso de transición, no a su retroceso; al tiempo que el '14 de Junio' levantaba las demandas económicas y sociales que contribuyeran a hacer mas digna la vida de la mayoría poblacional.

En ese periodo de debate y movilización políticas, en su discurso Manolo subraya mas el cambio en la estructura política y social de la nación.

Con su predica y praxis Manolo va perfilando en la sociedad una marcada corriente antiimperialista. Incisivamente critica el poder oligárquico, a la vez que el régimen de tenencia de tierra atrasado y de sólidos rasgos feudales.

A partir de las características nacionales propias y de la incuestionable influencia que en su generación tenia la Revolución Cubana, Manolo va articulando la propuesta de Revolución Democrática acentuadamente antiimperialista como solución a las principales contradicciones que regulaban la sociedad dominicana de entonces.

Bajo ese predicamento caminaba el país. Entraba en contacto con el pueblo. Crecía su liderazgo entre el estudiantado, entre los profesionales y sectores trabajadores de la ciudad, al mismo tiempo que el 14 de Junio se iba desarrollando como organización de masa y antiimperialista.

Consciente de la fragilidad institucional del país y de la influencia norteamericana, negativa a partir de la historia misma, Manolo alentaba un proceso de lucha extrainstitucional, en un periodo donde la mayoría de los actores políticos y económicos de la sociedad apostaban a cerrar 'la primera transición' mediante el sufragio electoral.

Alertaba también sobre el peligro que representaba para la democratización del país grupos económicos, militares y religiosos de poder medularmente antidemocráticos.

Convencido de la necesidad de darle curso a un proceso de liberación nacional y transformación social y dada su desconfianza hacia las elecciones como método para viabilizarlo, Manolo y el '14 de Junio', al igual que otras formaciones políticas menores, llamaron a la abstención en las elecciones del 20 de diciembre del '62, posición que resulto irrelevante y desoída hasta por parte de sus propios seguidores.

Celebradas las elecciones y electo Juan Bosch presidente en la boleta del PRD con un 59.53% de la votación general, se acentúo en el país un realineamiento político sujeto, esencialmente, a la condición social de sus actores.

Aun con sus criticas a las inconsecuencias oficial, el '14 de Junio' captó desde el principio de la gestión perredeista la trama que desarrollaban los sectores mas retardatarios de la sociedad para hacer zozobrar el ensayo democrático.

Indicó las graves consecuencias que tendría para el país una interrupción del orden institucional inaugurado el 27 de febrero del 1963 y aseguro que cerrado los espacios de la lucha legal, al pueblo, y al '14 de Junio', solo les quedaría el camino de la lucha armada para mantener viva la llama de la libertad y la democracia.

Consumado el golpe de estado, el 25 de septiembre, contra el gobierno constitucional, el '14 de Junio', perseguido, acosado y reprimido, como todo el pueblo, por el gobierno de facto del Triunvirato, dio inicio, el 28 de noviembre del '63, a una insurrección armada que tuvo como escenario 'las escarpadas montañas de Quisqueya'.

Con mas dignidad y patriotismo, que armas y experiencia militar, los catorcistas, incluido su máximo líder, escogieron el camino insurreccional buscando restaurar el gobierno que legal y legítimamente se había dado el pueblo dominicano.

23 días después de iniciada, la acción guerrillera terminaría con la muerte de una parte de sus integrantes, incluido Manolo, el mas consecuente y brillante líder antiimperialista de nuestra historia republicana.

Su gran legado orgánico, el Movimiento Revolucionario 14 de Junio, no resistiría su ausencia. Aunque registro momentos de heroísmo y abnegación, la imprudencia y la inmadurez de quienes estaban supuestos a dirigirle, junto a la acción externa del enemigo, ahogaron su condición de proyecto de masa y su potencialidad de ser un factor protagónico en la construcción de una sociedad democrática, libre y solidaria.

La guerra de Abril del '65 encontraría fragmentado al '14 de Junio'. Aun así, eso no fue obstáculo para que sus dirigentes y militantes desempeñaran acciones de leyendas en el transcurso de la guerra.

La figura, el ejemplo y el pensamiento político de Manolo servían de aliento a miles de combatientes constitucionalistas que defendían la patria y resistían la ocupación extranjera iniciada el 28 de abril de 1965.

El sobresaliente papel militar desempeñado por los catorcistas durante el período de la Guerra de Abril, si bien estimulo la esperanza de contar con una patria libre, no impidió que posterior a la misma sucumbiera tan valioso instrumento de lucha patriótica y antiimperialista del pueblo dominicano.

El pensamiento político de Manolo, aunque reducido a los discursos que se pudieron rescatar y publicar, influyó en la definición y en el compromiso político de miles de jóvenes de ambos sexos, que en el periodo posterior a la Guerra de Abril le toco vivir bajo el régimen de la contra-revolución triunfante.

El recuerdo de Manolo era, en este periodo, razón de lágrimas en parte de los mas veteranos y razón de orgullo y rebeldía para las nuevas generaciones de combatientes revolucionarios.

Un factor relevante de su legado es su vida consciente marcada por el desprendimiento y la entrega a la causa asumida como correcta.

Me atrevo asociar los mejores momentos de las fuerzas revolucionarias y antiimperialistas dominicanas, a la vida y al ejemplo de Manolo Tavarez. Es su liderazgo, en medio de una coyuntura excepcional, lo que contribuyo de manera decisiva a que el '14 de Junio' alcanzara la notoriedad y la importancia política que tuvo en la primera mitad de la década del '60. Y en su pensamiento y en su ejemplo encontró una parte de la izquierda revolucionaria de los '70.s luz y aliento para el desarrollo de su trabajo político.

Manolo supero su tiempo y su pensamiento insuficientemente estudiado y mas insuficientemente defendido, todavía es razón de recuerdo y lucha en quienes siguen creyendo en la posibilidad de construir una sociedad justa y equitativa.

Su honradez a toda prueba, su amor a la patria y su dedicación a defender y a construir lo que asumía como su verdad, son valores que adquieren vigencias ahora cuando aumenta el numero de quienes confunden lo posible con el ideal; en que hablar de defender la patria suena anacrónico, aun y cuando el modelo económico neoliberal la esta destrozando, y en un momento en que la militancia política contestaria es cuestión de tiempo libre, no de cotidianidad.

Recordar a Manolo obliga a impugnar una clase política corrupta; una clase política que asocia el éxito personal o de grupo a la capacidad demostrada en el arte de la corrupción y en el enriquecimiento ilícito; a una elite con una increíble capacidad de perversión social.

Su memoria nos compele a seguir apostando a la edificación de una sociedad en que las necesidades humanas sea prioritarias antes que el mercado; donde la solidaridad anteceda a la competencia y donde el sentido colectivo que provoca el amor a la patria verdadera, prevalezca ante las legitimas aspiraciones personales y de grupo que siempre acompaña el comportamiento humano.

Cada época obliga un tipo de homenaje a los mártires de la patria caídos y caídas. Y para mi, en las actuales condiciones, el mejor homenaje que pudiéramos brindarles es colocar lo que queda del acumulado histórico de la izquierda a la construcción de un nuevo, amplio y progresista referente político que desafíe y confronte el poder de la tradición partidaria dominante y que propugne por producir un giro con sentido de la historia y propósito colectivo en el rumbo de la nación dominicana.

Es posible hacerlo; nos reta abrir un sincero espacio de dialogo, reflexión y acción de los hombres y las mujeres, organizados o no, que de verdad la patria les duele; entre quienes prosiguen creyendo en la divisa de servirle al pueblo de todo corazón. Entre quienes encuentran en la solidaridad, como diría el poeta, la ternura y la expresión de los pueblos.


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