miércoles, 5 de noviembre de 2008

ELECCIONES EU

POR QUE GANÓ
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¿Por qué ganó Barack Obama?

Estas son las razones claves para la victoria del senador demócrata en la carrera hacia la Casa Blanca.


Consulta:El Tiempo.com


Por qué Barack Obama ganará PDF Imprimir
escrito por Leopoldo Lavín Mujica
martes, 04 de noviembre de 2008

A Barack Obama sólo le queda concretizar en las urnas la sólida ventaja que registra en las encuestas. Obama ganará porque logró encarnar el cambio que ansían millones de norteamericanos hastiados de los 8 años de gobierno de Bush y de los republicanos.

Millones de norteamericanos que están cansados de las manipulaciones e ineptitudes de la Casa Blanca le darán el voto al postulante afroamericano. Otros tantos lo harán bajo el peso de las frustraciones debido al aumento creciente de la desigualdad, así como del desastre económico y de sus consecuencias sociales.

Esta vez, frente a la catástrofe social, los Thinks Tanks neoconservadores no lograron imponer la agenda moral como lo hicieron la última vez cuando era cuestión de armas, homofobia y aborto. Ahora, con Obama se impuso, no la moral individual, sino que la ética social: el derecho a la salud y la reforma del sistema que condena a millones de norteamericanos a la enfermedad, al dolor y a la muerte. También la agenda verde fue motivo de debates esta vez. Los dos candidatos quieren seguir las pautas europeas en medioambiente. Pero los ecologistas desconfían de los republicanos y sobretodo de la candidata a vicepresidenta de McCain.

Obama tiene la delantera en todos los estados donde John Kerry ganó el 2004. Y según The New York Times del sábado pasado, cinco estados ganados por G. W. Bush —Colorado, Iowa, Nevada, Nuevo México y Virginia le darán, esta vez, sus electores al candidato demócrata.

El golpe de gracia a las pretensiones republicanas de seguir gobernando con McCain y Sarah Palin vino de la crisis de las hipotecas, de las quiebras de bancos y de los escándalos financieros de Wall Street. Ahí fue donde el sueño americano se desplomó junto con las bolsas. Fue cuando la Main Street (la calle principal de todo pueblo) levantó la voz para criticar la irresponsabilidad y la “codicia” de los barones de la calle de los financistas.

Las propiedades de millones de ciudadanos norteamericanos han sido embargadas. Los ahorros para la jubilación, depositados en fondos especulativos se han esfumado. Cientos de miles de norteamericanos tendrán que declararse en quiebra personal por el endeudamiento con tarjetas de crédito. La dinámica alienante a la cual no supieron resistir demasiados hogares se explica en gran parte por el bombardeo publicitario omnipresente.

Los norteamericanos de la clase media culta, por su parte, estaban cansados que de viaje por el mundo se los mirara con cierto recelo y desprecio y que las opiniones públicas mundiales consideraran a EE.UU. más peligroso que Rusia, China, Cuba, Venezuela, Corea o Pakistán.

Ahora bien, la comunidad afroamericana se puso como un sólo hombre detrás de Obama. Percibido por la mayoría como una reencarnación de Martin Luther King (sí, por ese lado mesiánico de la campaña y por la mística que despierta en sus seguidores). Por lo mismo, el miedo de perderlo también está presente. El recuerdo del asesinato del líder de los derechos civiles de los negros genera miedos inconcientes.

Los latinos también votarán masivamente Obama. Les es simpático. Ven en él un político sensible a las demandas de los inmigrantes ilegales y, por supuesto, un opositor a la discriminación racial.

Los movimientos multitudinarios contra las expulsiones de latinos lograron designar a los republicanos como los representantes del racismo ordinario, ligados a esa Norteamérica profunda y rural, amante de los rifles y del fundamentalismo religioso. En las grandes ciudades, provistas de centros de investigación y universidades, los demócratas arrasan.

Muchos especialistas insisten en un fenómeno más político y del orden de la voluntad de cambio. En torno a Obama se construyó un verdadero movimiento popular de nuevo tipo. Compuesto por miles de activistas y voluntarios comprometidos que lo dejaron todo por unos meses para trabajar en equipos militantes y cuya primera tarea fue recorrer los barrios y demoler el discurso argumentativo republicano-conservador en contra de la candidatura demócrata de Obama. En un segundo momento se trabajó para inscribir en los padrones a cientos de miles de electores y se los movilizará para ir a votar el día convenido.

Por supuesto, están esas corrientes de fondo (las “trends” en el lenguaje sociológico-comunicacional). Con el pasar del tiempo y ante la inepcias de Bush, los norteamericanos dudaron y comenzaron a pensar que el mal podría venir de sus políticas y no de los países designados como ejes peligrosos por el Departamento de Estado.

Así pues, la campaña del terror de los medios afines a los conservadores actuó como un boomerang. Los Think Tanks neoconservadores perdieron credibilidad y se desprestigiaron solos. Fueron considerados instrumentos de propaganda de la administración Bush. Y sus doctrinas de la hegemonía absoluta en un mundo sin rivales, un delirio de superpotencia trasnochada y una amenaza a un orden mundial equilibrado. Muchos medios se despabilaron y algunos periodistas influyentes comenzaron a pensar por sí mismos.

Ahora bien, es algo que no se puede ignorar, esas poderosas redes de poder, neoconservadoras y neoliberales, siguen intactas esperando la hora de manifestarse y operar. Siguen trabajando el tema de la inseguridad que tanto les sirvió después del 11S del 2001.

Pero Obama supo también encantar. Incluso a los poderosos. Fue a recolectar más dinero que McCain, ahí mismo, en Wall Street. Muchos apostaron a Obama como factor de estabilidad en un mundo incierto (el empresariado, Hollywood los grandes sindicatos de la aeronáutica por ej.). Los consejeros del senador negro de Illinois son hombres de confianza del establishment advierten sus críticos.

Para muchos norteamericanos quedó claro que desde la invasión de Irak, el mundo no era mejor, como trataba de hacerlo creer Bush. Se percataron que la hegemonía de los EE.UU. se había debilitado. Muchos ciudadanos miraron hacia Guantánamo y vieron que en la base militar norteamericana se torturaba a los detenidos sin acusación formal. Que la Constitución era violada con artilugios jurídicos. E incluso, muchos militares y exmilitares, y no pocos republicanos, reclamaron un cambio de política frente a una guerra sin fin en Irak y en Afganistán. Y las amenazas de McCain de atacar Irán fueron consideradas como un intento más de crear caos en vez de pacificar el mundo.

Pero la onda de cambio subterránea se veía venir en las percepciones nacientes de la juventud universitaria educada. Según un reportaje de The New York Times de julio de 2007 los estudiantes eran ampliamente favorables a un cambio. Eran partidarios de una sociedad más igualitaria. Querían un sistema más solidario de salud. Los jóvenes consideraban una aberración que 50 millones de norteamericanos no beneficiaran de un tratamiento médico humano.

El estudiantado de Harvard es ampliamente favorable a Obama pero no sólo porque éste es diplomado ahí y porque haya sido elegido en 1990 presidente de la Harvard Law Review, sino por un cambio de mentalidad en las elites cultas acerca de cómo reconstruir el llamado “American Dream”.

Tampoco aceptaban que en nombre de la libertad y de la no intervención del Estado las desigualdades aumentaran de manera brutal producto de las políticas de Reagan.Y que sólo un 5% de la población controlara el 75% de la riqueza.

Pese a la campaña por las pymes, las bajas de impuestos republicanas beneficiaron siempre a los más ricos. El descontento con respecto al costo de la educación universitaria y el endeudamiento son temas que Obama manejó bien. Su esposa, una brillante abogada, viene de un medio obrero.

Obama es un cosmopolita. McCain un guerrero. Obama dio las respuestas apropiadas en el plano económico.

Obama tiene una mirada comprensiva hacia al Islam moderado y profesa las creencias de las comunidades negras cristianas. Negro y blanco a la vez. Un hábil político, excelente comunicador, táctico y prágmático. Según su único biógrafo, David Mandel, Barak Hussein Obama es capaz de convertir por igual a sus ideas a skins heads racistas, a empresarios o a sindicalistas.

Con él se puede recuperar el “orgullo”, consideran la mayoría de los demócratas y también muchos republicanos.

Obama ganará porque la última carta de la campaña del terror en su contra no logró su cometido. El mote de “socialista” y de amigo de los terroristas o de débil porque está dispuesto a negociar con los dirigentes de países “enemigos” como Irán, Venezuela y Cuba, según la retórica republicana, no hizo mella. Los comunicadores esperaban que los consejeros de McCain y de la poco eficaz Palin sacaran al final una sórdida historia acerca de Obama. Pero éste está “clean”; más blanco que su contendor.

Otra cosa será una vez que Obama esté en en el poder en Washington. Ya Clinton debió retroceder ante el poderoso lobby de la salud privada cuando Hillary fue encargada de proponer reformas importantes. Y Clinton con Blair atacaron a Irak legitimando la doctrina de golpes preventivos. El departamento de la Defensa es un poder dentro del Estado. Estudiosos del tema afirman por ejemplo que el Southern Command tiene sus objetivos políticos propios, impermeables a la influencia de los responsables civiles del Departamento de Estado.

Operadores de poderosas redes, los republicanos y neoconservadores controlan la Corte Suprema, muchos poderosos lobys y el poder económico del aparato militar-industrial-energético interesado en lucrar con las guerras.

Por de pronto Obama buscará a preservar la hegemonía imperial de EE.UU. en lo económico, político y militar. Lo que podrá hacer Obama por los EE.UU. y por el mundo dependerá de las correlaciones de fuerza al interior del complejo aparato estatal norteamericano y del juego de sus actores. También del tablero de ajedrez mundial donde nuevos actores como Latinoamérica comienzan a dar los primeros pasos, con mucho balbuceos por parte de algunos pero con clara resolución por otros.


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Leopoldo Lavín Mujica, Profesor, Collège de Limoilou, Québec, Canadá, M.A. en Communication Publique, Université Laval, Québec, Canadá.



Consulta: ElClarindeChile

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