sábado, 15 de noviembre de 2008

Mujeres Invisibles





Soy profesor de Biología por muchos anos en un centro privado y publico, siempre mis alumnos y alumnas me hacen preguntas a diarios, y muchas las contentos, otras las piensos, la mas importante de todas, es esta, se me acerco una joven y me pregunto que si sabia que es, ser una mujer invisible. le di una respuesta sin rodeo, le dije, bueno una mujer invisible, es una mujer que no se ve a simple vista, ni usando el microscopio electrónico, ella me mira y se ríe...profesor- me dice- no es un chiste, es en serio, me interesa saber, le prometí que iba a investigar, y que luego le iba a dar una respuesta. Llegue a mi casa, inmediatamente me puse a buscar en mi humilde biblioteca, a lo que no halle nada, me dije iremos a la biblioteca, encendí mi computador, no encontrando nada serio en los enlaces que poseo, doble la esquina y me encontré con Google, me permitió entrar y de tanto buscar, ya afligido y cansado encontré un documento muy significativo e interesante, bajo la firma de la periodista Cuca Alonzo, en Crónica ciudadana, desconozco la fuente periodística.

La periodista Alonzo relata una conferencia que dicto la doctora Carme Valls Llobert en el antiguo Instituto Jovellanos, organizado por la tertulia feminista “Le comadres” dentro de su programa “Mujeres, salud y calidad de vida”

La doctora Valls Llobert es especialista en cirugía, profesora de la Universidad de Barcelona, autora de varios libros: “Mujeres Invisibles” es el ultimo libro editado.


Vamos a transcribir la reseña de Cuca Alonzo tal como la escribió en crónica ciudadana.


Es el último editado. “He tardado cuatro años en reunir datos e investigar sobre la cuestión que centra esta obra, ¿por qué la invisibilidad de las mujeres?”, manifestó Carme Valls, añadiendo una cita de Clarie Lejeune: “La hazaña del Pensamiento de la mujer es haber resistido a la época de la hoguera, de las brujas y de los hospitales psiquiátricos”. Es cierto que durante siglos cualquier fémina que osara exponer una idea matizada de cierta originalidad corría un riesgo imponderable, al ser tachada de infame o loca. Me vino a la memoria el caso de Camille Claudel, confinada de por vida en un manicomio. Carme Valls recordó sus años en la Facultad de Medicina de Barcelona, en los que se mantenía el principio de que el cuerpo del hombre y la mujer eran iguales, pero a la hora de estudiar siempre se hacía sobre el masculino.

Posteriormente, en los años ochenta, el movimiento feminista denunció ciertos problemas de salud de la mujer derivados de la discriminación social y la violencia. Luego, en la década de los noventa, se puso de manifiesto que muchas mujeres eran víctimas de su propio cuerpo y de su biología. Hoy se admite que la salud de la mujer depende de factores biológicos, psíquicos y sociales, pero todo eso no se investiga, “somos invisibles para la Ciencia”. Puso el ejemplo, la doctora Valls, de un marido que al observar fallos en la memoria de su esposa y temer un principio de Alzheimer acudió con ella al médico. Allí se puso al descubierto que la paciente llevaba tres años tomando, por prescripción facultativa, dos antidepresivos, dos ansiolíticos y un hipnótico, en total cinco pastillas diarias porque en su día había tenido problemas familiares. Al ir reduciendo lentamente estas dosis, la mujer recuperó su lucidez. Conclusión: existe ligereza e improvisación científica al enfrentar los temas de salud femeninos. Los asuntos referentes a la violencia, a la salud laboral, incluso a la maternidad, no son preocupantes como cuestiones de

investigación; uno de cada tres niños nace de cesárea, cuando la OMS acaba de manifestar que el 18 por ciento de las cesáreas son innecesarias. Nadie vigila a una mujer en el posparto, la materia referente a la menstruación es casi desconocida y sus irregularidades aún más. En cuanto a la menopausia, se han dado palos de ciego al aplicar terapias hormonales como fruto de estudios que apenas duraron seis meses; luego, la práctica ha delatado que aquéllas aumentan el riesgo de sufrir cáncer de mama.

Todo ello es consecuencia de los estereotipos de género, que no son otros que

considerar a la mujer como invisible, inferior, incapaz; seres para ser poseídos o controlados. En una palabra, agresión, poder, dominación, frente a la pasividad, debilidad, sumisión. Desde esa subyacente perspectiva, la salud de la mujer apenas se investiga.


Acompaño este relato con un video que le dará fuerza al contexto de la misma


Mujeres Invisibles




hcrespoh@hotmail.com

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