sábado, 1 de noviembre de 2008

HISTORIA / Efemérides

MES DE NOVIEMBRE
1 de Noviembre 1493 - Colón, en su segundo viaje, descubre la isla "La Deseada".

El Segundo Viaje Consolida la Presencia Española en America

e Inicia el Declive de Colon



Por:

Alicia Fraerman,



En su segundo viaje, Colon consolido la presencia española en el Nuevo Mundo, aunque el oro y las especies recaudadas no alcazaron los niveles prometidos a la Corona. Esa circunstancia, la muerte de los hombres que dejo en Fuerte Navidad y los conflictos desatados con y entre sus subordinados debilitados por el hambre, las enfermedades y la falta de aclimatación, marcaron el inicio de su descrédito ante los reyes de Castilla y Aragón.

Con las instrucciones de sus soberanos bien aprendidas, el 3 de noviembre de 1493 Colon avisto nuevamente los contornos de America, una isla que bautizo "La Deseada", nombre que dio pie a distintas versiones históricas.

Mientras que para unos ese nombre respondía al deseo lógico de alcanzar tierra, otros opinaban que se debió a que esa isla formaba parte del archipielago de las Antillas, uno de los puntos que busco y no hallo en su primer viaje.


En opinión de Juan Manzano, tanto esa isla como las restantes descubiertas ese mismo día y en los siguientes

(Dominica, Marigalante, Todos los Santos, Guadalupe, etc.) eran las que Colon realmente buscaba, porque ese gran archipiélago era aquel que el sabia "con certeza absoluta" se encontraba a 700 o 750 leguas de la isla de Hierro, y ubicado precisamente en esa region del Océano.


El sino de Colon fue no llegar a explorar territorio continental, a pesar de haber estado en varias ocasiones a punto de hacerlo. Sin embargo, como parte de toda su febril fabulación, implico a su tripulación para que afirmara que Cuba era tierra firme y convenció a la Corona (y se convenció a si mismo de que lo era, y así consto hasta que otros que le sucedieron advirtieron del error.


COMIENZAN LOS DISGUSTOS


Su segundo viaje estuvo marcado por los disgustos. El primero se produjo al certificar la muerte de la totalidad de los hombres que había dejado en Fuerte Navidad. Poco tiempo le llevo averiguar que la mayoría de esas muertes fueron provocadas por los expedicionarios mismos, entregados a excesos que motivaron la ira de los indígenas.


Esas muertes constituyeron para quienes lo acompañaban "de muy mal agüero". Además, sus subordinados no comprendieron nunca por que su jefe no había castigado de inmediato a los culpables de aquel aniquilamiento. Pero Colon, quien ya había previsto que esos excesos podrían producirse, no anuncio castigos, sino que

trato nuevamente al cacique Guacanagari, restableciendo las relaciones entre los nativos y su gente.


Esa actitud se repetiría muchas veces durante su almirantazgo en las tierras conquistadas, dando origen a airadas

discusiones y malos entendidos con sus subalternos, ya que eludía tomar resoluciones, y ante las situaciones difíciles optaba por embarcar para recorrer los parajes y realizar nuevos descubrimientos.


Claro que en su fuero interno Colon ya comenzaba a replantearse lo que de verdad podrían dar de si las tierras

descubiertas: los nativos no eran tan facilites de cristianizar y el oro y las especias no brotaban a su paso. Tanto el como sus hombres sufrían las consecuencias del clima, de las enfermedades y del hambre, y escaseaban cada día mas los bienes que debian recoger para la Corona.


Pero el terco Navegante no se iba a declarar derrotado. Asi, anticipándose a las quejas que le llegarían a la Corona, ya que no podía impedir que las introdujeran en las naves que partian de regreso, redacto un amplio memorial, que hizo llegar a Fernando e Isabel por medio de Antonio de Torres, capitán de la nao Marigalante, y alcalde de la Isabela.


UNAS VERSIONES IDILICAS, PERO IRREALES:


En el memorial, del 30 de enero de 1494, Colon da a los soberanos una particular versión de lo que sucede en la Española; les reitera que "la abundancia de las especerías hace prever un futuro prometedor", que con las minas de oro sucede otro tanto, pero que las enfermedades y el hambre impedían a sus hombres explorar y recoger las abundantes riquezas, por lo que les solicitaba nuevamente auxilio.


Y pedía mas todavía: “Esta provisión ha de durar fasta que aca se aya fecho cimiento de lo que acá se sembrare y plantare, digo de trigos y cebadas e viñas; de lo cual para este ano se ha fecho poco, porque no se pudo de antes tomar asiento, e luego que se tomo adolecieron aquellos poquitos labradores que acá estaban; de los cuales, aunque estuvieran sanos, tenían tan pocas bestias e tan magras e flacas, que poco es lo que pudieron

fazer. . ." De esa manera Colon se curaba en salud, anticipándose a los reclamos y solicitando lo que a todas luces le resulta indispensable para la sobrevivencia de esta segunda expedición. Para lograrlo, utiliza un argumento que ya le ha dado buenos frutos: se extiende en el relato de las maravillas de las tierras descubiertas y de toda la riqueza que de ellas se puede extraer.


Pero en ese extenso memorial, Colon introduce en su discurso nuevos elementos y empieza a hablar de la necesidad de trabajar y comercializar los frutos que den tan fértiles tierras.


COLON PROPONE EL TRAFICO DE ESCLAVOS


El investigador y autor Fernández-Arresto destaca que aunque expresada con entusiasmo y urgencia, como garantía de los fracasos presentes, la visión que narra Colon en ese memorial es negativa en muchos sentidos: Las islas han de ser transformadas en nuevas versiones del Viejo Mundo, se deberá plantar trigo, vid y azúcar; hay que trasladar allí ganado castellano, los nativos han de ser subyugados y evangelizados y forzados a aceptar el modo de vida europeo o ser exportados como esclavos.


Efectivamente, Colon propone a los Reyes Católicos el comercio de esclavos, lo que en un principio es rechazado por Fernando e Isabel. Les dice su Almirante: "Sus altezas podrán dar licencia e permiso a un numero de carabelas suficientes que vengan acá cada ano, e Traian de dichos ganados e otros mantenimientos e cosas de

poblar el campo e aprovechar la tierra, y esto en precios razonables a sus costas de los que les truxieren, las cuales cosas se les podrían pagar en esclavos d' estos caníbales, gente tan fiera e dispuesta e bien proporcionad e de muy bien entendimiento, los cuales quitados de aquella inhumanidad creemos que serán mejores que otros ningunos esclavos, la cual luego perderan que sean fuera de su tierra; y de estos podrán haber muchos con las fustas diremos que acá se entienden de fazer..."


Frente al panorama descrito, Salvador de Madariaga observa que a esa altura bien podrían preguntarse los Reyes si la empresa valia el gasto. Transcribe: “Los caballeros e hidalgos que habian ido a descubrir un El dorado solicitaban humildemente ser puestos en nomina. Castilla y su exhausto tesoro tendría que proveer a todo: animales, carabelas, sueldos, pensiones para la familia de la gente transmigrada; y a cambio de ello, que ofrecía Colon? Caníbales para esclavos."


Contra todo pronostico y a pesar del futuro incierto, los Reyes Católicos respondieron una vez mas a su Almirante enviandole los refuerzos solicitados. Las carabelas portadoras de esos elementos vitales arribaron a La Isabela entre septiembre y octubre de 1494. Antonio Torres llevo a Colon la respuesta de Fernando e Isabel. En ella, los soberanos le ratificaban su confianza y mostraban su acuerdo para establecer un trafico regular de una

carabela mensual entre el reino de Castilla y Aragón y las indias.


De manos de Torres, Colon recibió un segundo documento firmando por Fernando e Isabel, en el que intimaban a todos los caballeros, escuderos, oficiales y hombres buenos a que obedeciesen al Almirante en todo lo que este mandare. Con Torres tambien llego a La Isabela su hermano, Bartolomé Colon.


EL PRINCIPIO DEL FIN


No obstante esa ayuda, Colon no logra dominar la situación. Si bien los víveres y las medicinas recibidas le permiten remediar en parte la situación física de sus hombres, los conflictos que tenia con sus subalternos y el enfrentamiento con los nativos, llegaba a su punto culminante. Decidido a darles "una severa lección" a los nativos (posiblemente como necesidad ante el descrédito que iba acumulando ante sus hombres), el 24 de marzo de 1495 encabeza, con su hermano Bartolomé, una guerra cruenta y sin cuartel. Muchos anos después fue denominada como de "pacificación", aunque se prolongo por mas de 10 meses y en la que De Las Casas, quien con mayor imparcialidad juzgo a Colon, calcula que murieron aproximadamente 50,000 nativos.Resultado de esta expedición fue la captura del jefe indigena Canoabo.


Consciente de que en esta guerra no se habían respetado precisamente las "instrucciones" reales y que sus soberanos llegarian a saberlo, Colon redacto su relato de lo acontecido, misiva que confía otra vez a Antonio Torres, aunque en esta ocasion hace que lo acompañe su hermano Diego. De hecho, sin esperar una respuesta positiva a su propuesta, Colon da orden de embarcar 500 nativos en la carabela próxima a partir.


La llegada de estos indígenas, embarcados ya como esclavos, causa un serio disgusto a Isabel la Católica, quien primero ordena su venta y posteriormente da la contraorden para que sean liberados y devueltos a sus tierras.

Entretanto, en La Española, la situación se precipita; Colon procura obtener la mayor cantidad de oro posible e impone a los indigenas mayores tributos, sea en oro o en algodón, exigencias que sublevan a los nativos, quienes ante la imposibilidad de conseguir lo que les exigen huyen hacia los bosques, muriendo familias enteras a causa del hambre. Las noticias de lo que sucede en los territorios bajo su gobierno, a pesar de los esfuerzos de Colon llegan a oídos de los soberanos, y en octubre de 1495 arriba a La Isabela Juan de Aguado, comisionado por ellos para tomar nota de los hechos en el terreno. Para sorpresa del emisario real, observa Madariaga, el juramento que mas escucha en La Isabela es "así Dios me lleve a Castilla". Sintiendose humillado por la llegada de Aguado, criticado por todos lados y agotado físicamente, Colon resuelve que debe volver a España y hablar personalmente con los Reyes, única forma de revertir la situación en su favor. En esta ocasión influye, segun Madariaga, "la misma soberbia, que era su mayor fuerza y su mayor flaqueza a la vez" y que le inspiro un ademán defensivo caracteristico de su personalidad: se viste de pardo como los frailes de San Francisco y se dispone a embarcar, en lo que seria su cuarto cruce del Atlántico.


Se apresta, pues, para huir de una ciudad acosada por las intrigas y los enfrentamientos de los conquistadores entre si y de estos con los indígenas, cuando un fuerte huracán arrasa La Isabela y destruye los cuatro barcos que trajo Juan de Aguado.


La única opción que le queda es ordenar que se construyan otras naves, y no se amilana, mantiene la orden y consigue que se armen dos carabelas. Serian las primeras naves construidas en aquellas tierras.


Este nuevo regreso, iniciado el 10 de marzo de 1496, dista mucho de ser triunfal, ya que junto a el embarcan hacia España, por orden real, unos 220 conquistadores descontentos y 30 indígenas. Colon no pone de inmediato proa a España, sino que navega sin rumbo fijo recorriendo una vez mas las islas por el descubiertas,

llegando a Cádiz, al cabo de innumerables peripecias, el 11 de junio de 1496. En esta ocasión había descubierto para la Corona de Castilla y Aragón, las islas de Dominica, María Galante, Guadalupe, Montserrat, Santa María de la Antigua, Santa Cruz, las Once mil Vírgenes y Puerto Rico, a la que denomino San Juan.


(Continuara)




This article is about the lack of trust and confidence of the King and Queen of Spain as well as his fellow men, towards Christopher Columbus and his last voyage to the "New World". This was due to the fact that Christopher Columbus' voyages tothe "New World" were not as successful as far as bring gold and

wealth to Spain.


Consulta:

Ediciones Especiales (No. 12)

Reforma 18-4 piso

Mexico, D. F.

September 14, 1992



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