lunes, 9 de noviembre de 2009

EDUCACION ARTISTICA


La Escuela de Chicago




La Arquitectura


En el año 1871, en un momento de auge económico, Chicago sufrió un incendio que la destruyó. En ese momento se dieron las circunstancias para la aparición de un tipo de edificio nuevo, el rascacielos. Estas circunstancias son las siguientes: la especulación del suelo, que anima a los propietarios a sacar la máxima rentabilidad; la sensibilidad americana, más abierta a las novedades que la europea, donde se podía hacer tanto un uso aleatorio de los elementos históricos como evitarlos; el perfeccionamiento del ascensor; la aplicación, por vez primera, de estructuras metálicas internas, que permitían superponer espacios iguales, más tarde ornamentados a discreción, lo que inicia la desaparición del muro portante que había sido, hasta entonces, la base de la arquitectura.
Así nace la llamada «escuela de Chicago», cuya figura más importante es Louis Sullivan (1856-1924), autor, entre otros, del Auditorium de Chicago: articulado externamente con referencias históricas, apunta ya hacia una estructura modular.

La arquitectura del hierro
Durante la segunda mitad del siglo XIX, gran parte del debate arquitectónico se sustentó en la conveniencia de imitar unos u otros estilos del pasado. La elección se realizaba según la función del edificio o el lugar donde se ubicaba. Así, por ejemplo, para las iglesias se prefirió el gótico, mientras las construcciones oficiales se levantaron en estilos clasicistas. También, unas determinadas formas artísticas se asociaban con un país, lo que dio lugar a unos supuestos «estilos nacionales», cuya utilización se convirtió en un elemento expresivo de primer orden.
Este fenómeno se denomina eclecticismo y sobrevivió, incluso, al cambio de siglo. La situación arranca de una identificación simplista entre arquitectura y elementos formales, donde los aspectos escenográficos o simbólicos parecían tener más importancia que los estructurales o espaciales. La experiencia no fue, en modo alguno, estéril, ya que sirvió para plantear la arquitectura en términos relativamente abstractos de formas, funciones, espacios y símbolos, cuyas soluciones eran, de hecho, muy variadas, y dependían de condicionantes económicosociales y técnicos cada vez más importantes.
El hierro ya se había utilizado antes como material auxiliar de la construcción. Pero alcanzó gran auge cuando surgió la posibilidad de fabricar en serie piezas de hierro colado, que se podían transportar y ensamblar rápida y fácilmente. El diseño era realizado por ingenieros, como si su empleo fuera una concesión utilitaria, ajena a la belleza de la arquitectura, que debía ser histórica.
Primeramente se usó en los puentes, pero su popularidad se extendió gracias a los pabellones de las exposiciones universales, como el Cristal Palace de J. Paxton (1803-1865), en la de Londres de 1851, o la Galería de las máquinas de C. L. F. Dutert y V. Contamin, en la de París de 1889. En esa ocasión se levantó la torre Eiffel, concebida por el ingeniero Gustave Eiffel como un gigantesco monumento a los logros de la civilización, en una ostentación inusitada de la estructura y del material como parte sustancial de una nueva idea de arquitectura.
El hierro fue utilizado en otro tipo de edificios, como en la sala de lectura de la Biblioteca Nacional (1862), en París, obra de Henri Labrouste (1801-1875), donde se acomoda a unas formas históricas, que generan un espacio diáfano.

Definición del término eclecticismo:
El Eclecticismo, término que proviene del griego y que significa escoger, fue el resultado de un proceso que se inicia con el fin de la hegemonía del Neoclasicismo, quizá el último estilo unitario con códigos figurativos organizados en un único sistema. El movimiento romántico había facilitado la llegada de los Historicismos, desde su enfrentamiento a la tradición académica y a su rigor a la hora de imponer un estilo universal, el punto de referencia ya no era un estilo único, como en el caso del Neoclasicismo, ahora se pone el acento en lo plural, lo subjetivo, de modo que las fuentes de inspiración y los repertorios se amplían en gran manera. Como señala C. Rowe, la tradición se había centrado en la búsqueda del ideal y en su plasmación física y para ello había promulgado una serie de leyes inmutables, eludiendo las particularidades. Pero ahora son precisamente esas particularidades, esas excepciones y accidentes los que imprimen el carácter a la obra.5 Así la variedad frente a lo único y universal. Un arquitecto podía ahora inspirarse en un edificio o en una época que no tenía por qué ser necesariamente Grecia o Roma, sino la Edad Media, el Renacimiento, pero también el arte del Antiguo Egipto o la arquitectura árabe o hindú. Tras la liberación de un único referente estilístico o temporal, el arquitecto adquiere una total libertad de acción a la hora de abordar su proyecto y ello le lleva a tomar elementos de origen diverso y plasmarlos en un solo edificio. De esta manera, en una misma obra pueden convivir elementos medievales y clasicistas, elementos cultos y populares, elementos de una procedencia geográfica con otros de otra.
Por su parte L. Patetta6 entiende por Eclecticismo la producción arquitectónica que va de la crisis del Clasicismo (1750) a los orígenes del Movimiento Moderno (finales del XIX) y que esta denominación no se limita a la predisposición de los arquitectos de la segunda mitad del siglo XIX a adoptar estilos distintos indiferentemente o a combinarlos entre sí en un solo edificio, él lo concibe, por el contrario, como un entramado y sucesión de experiencias revivalistas, con las que la burguesía ha tratado de determinar sus ideales figurativos. Patetta subraya la importancia de la "relectura" de las obras del pasado concebidas como una búsqueda de una justificación y confirmación ejemplar de los principios y razones nuevas y modernas.
Con esto y para concluir
"Si el historicismo es, pues, una cualidad de la cultura europea desde mediados del XVIII que, por lo tanto, repercute en todas las esferas particulares del pensamiento, no puede extrañar que se hable de la arquitectura "historicista" para identificar el modo de la creación arquitectónica en una sociedad en la que se ha impuesto una peculiar forma de entender los acontecimientos históricos y la utilidad del legado artístico de otras épocas. Puede decirse, entonces, que hablar de arquitectura "historicista" y arquitectura "ecléctica" serían expresiones equivalentes. No sería erróneo; pero conviene aclarar, que en el primer caso, se quiere situar los hechos arquitectónicos en el ámbito de los intereses culturales contemporáneos; mientras que, en el segundo caso, se tiende a des-tacar la naturaleza específica del pensamiento arquitectónico. El contexto de un análisis, en definitiva, puede conducir a usar una expresión u otra.

El esplendor del eclecticismo
Además de un eclecticismo de carácter historicista, más o menos fundamentado en el conocimiento del pasado, en los edificios construidos durante la expansión de las ciudades europeas y americanas en torno al cambio de siglo, los elementos formales de los estilos del pasado, tales como columnas, pilares, arcos, frontones, etc., se manejaron de manera arbitraria, a capricho del arquitecto, sobre todo en lo que se refiere al tamaño y a la combinación de esos motivos. Uno de los mejores ejemplos es la Ópera de París (1861-1874) de Charles Garnier (1825-1898), que constituye un modelo ampliamente imitado por toda la arquitectura oficial y representativa.
En esta corriente se detecta cierta dualidad estética entre los deseos de esplendor y lujo de la burguesía, visibles en los edificios más representativos de la ciudad, o de diversas instituciones. En ellos se trataba de ofrecer una imagen monumental, y la resignación a emplear nuevos materiales, como el hierro, para las nuevas necesidades arquitectónicas, cuyas estructuras eran ideadas por ingenieros y, después, «embellecidas» por arquitectos. Quizá sea en las estaciones de ferrocarril que, junto con los grandes almacenes y galerías comerciales, son los «templos modernos», donde se puede analizar mejor esta coexistencia.


Documentos a consultar: lenguaje en arquitectura

FUENTES: Santillana
Kalipedia

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