Léase Marcos 10.46-52
El ciego... dando un salto se acercó a Jesús, que le preguntó: ¿Qué quieres que haga por ti?
-– Marcos 10.51 (VPEE)
UNA trabajadora social se quejó con su supervisor de que no podía completar su trabajo. «El problema», dijo, «es que las personas me interrumpen a cada rato». Su supervisor respon- dió: «Pero esas interrupciones son tu trabajo».
Todos/as experimentamos interrupciones. Sin embargo, también podemos ver posibilidades que nos llegan con ellas. Mirando al pasado, muchos de nosotros podemos ver cómo algunas de las relaciones más importantes que hemos hecho, algunos de los servicios más gratificantes que hemos rendido, han venido de lo que vimos primero como interrupciones.
Jesús nos dio un modelo para lidiar con las interrupciones. Durante el viaje final de Jesús a Jerusalén, el ciego Bartimeo valientemente gritó: «¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí!» (Marcos 10.47). Este viaje a Jerusalén fue un momento importante en el ministerio de Jesús; ¡la salvación del mundo estaba en juego! Pero Jesús escuchó a Bartimeo y lo sanó.
La misión que Dios nos da se concentra en las personas. No hay justificación para ignorar a los hijos de Dios. Las interrupciones en nuestras vidas pueden ser Dios llamándonos a servir.
Sr. Bill Adams (Queensland, Australia)
Oración:
Enséñanos, Señor Jesús, a ser siempre sensibles al clamor de alguien en necesidad. Amén.
PENSAMIENTO PARA EL DÍA
La misión cristiana central es cuidar de las personas.
OREMOS:
Por los trabajadores/as sociales.
FUENTE: El Aposento Alto
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