Celulares: nueva arma contra la pobreza
Escrito por Jordan Schwartz.
Confucio y JFK tienen una cosa en común: ambos reconocen que la ignorancia es el primer paso hacia la sabiduría. Confiemos en su perspicacia por un momento y aceptemos que hay más cosas en torno al desarrollo económico que no sabemos de las que sí sabemos.
Pareciera que luego de 50 años de estudios sobre el desarrollo, los economistas comienzan a darse cuenta del significado de esta ignorancia. Todavía desarrollamos modelos que estiman las probabilidades de alcanzar resultados específicos, simulando economías enteras para averiguar cómo un cambio en las políticas o una inversión pueden afectar a un mercado complejo.
Sin embargo, aumenta el uso de enfoques para la recopilación e intercambio de información que “agolpan” la información proveniente de fuentes no explotadas —consumidores, contribuyentes, inversores, académicos, profesionales y diseñadores de políticas, los pobres, jóvenes, mujeres— cualquier grupo poblacional que pueda proporcionarnos una opinión relevante respecto al desarrollo o que posea la llave para un problema escurridizo.
La tecnología nos permite un acceso cada vez mayor a estos grupos. Hace mucho que los mercados financieros probaron que estos grandes grupos de personas ajenas entre sí suelen tener mayores conocimientos que un grupo de expertos. Para las agencias de inversión es una obviedad, es casi imposible que un agente de bolsa o un inversor individual puedan ganarles al mercado de valores a largo plazo.
El economista James Suriowecki explica que los mercados de información —como los mercados de valores— trabajan acumulando nuestro conocimiento, dejando que nuestros errores se anulen entre sí. (Las burbujas son la excepción. Éstas ocurren debido a olas de información errónea que se desplazan a través de los mercados como una enfermedad contagiosa).
De manera similar, los profesores de economía del comportamiento o heurística, como Scott Page de la Universidad de Michigan, subrayan la importancia de la diversidad de la percepción y la experiencia a la hora de resolver un problema.
El trabajo masivo es uno de los enfoques para la recopilación de ideas disgregadas, y es ahí donde los mercados de la información pueden ser útiles. Intrade.com —el sitio web de apuestas en línea que funciona como un mercado de predicciones vendiendo contratos a futuro sobre eventos políticos, económicos y deportivos— comenzó a vender en corto a Herman Cain como precandidato republicano semanas antes de su más reciente ola de escándalos.
De hecho, un contrato de US$10,00 para “comprar” a Cain nunca costó más de US$1,60, es decir que la “masa” de personas dispuestas a apostar su propio dinero jamás le dio más que un 16 por ciento de probabilidades de obtener la designación. Uno de los desafíos más grandes a la hora de utilizar el trabajo masivo para recopilar información de grandes segmentos poblacionales es la capacidad de definir la naturaleza demográfica de los participantes.
En un sistema cerrado, como una gran corporación, es posible realizar trabajos masivos de manera inteligente mediante plataformas por Internet que supervisen la capacidad de predicción de diferentes grupos de participantes.
Un director ejecutivo puede hacer uso de la plataforma para ver, por ejemplo, qué grupo —científicos de investigación, personal de ventas o gerentes medios— tiene más capacidad de predecir la popularidad de un nuevo producto. En caso de una pregunta sobre la importancia para el bienestar social, esto se hace más difícil.
Las respuestas a preguntas complejas como “¿cómo afectan realmente los cambios en el precio de los alimentos a los pobres?” podrían requerir la retroalimentación de una comunidad sancionada, y el análisis de estos resultados requiere de conocimientos respecto a las condiciones demográficas de los encuestados —educación, ubicación, género, ingreso, acceso a servicios.
Una reciente innovación de la región ALC del Banco Mundial proporciona una encuesta instantánea para aquellos que tengan un teléfono celular. L2L nos permitirá obtener información continua sobre el impacto de los descalabros sociales en los hogares.
La disponibilidad de datos en tiempo casi real les permitirá a diseñadores de políticas, al Banco y a otros donantes detectar signos de peligro para que puedan prepararse y responder a una crisis de manera más efectiva. Realizando encuestas por celular, L2L elimina los atrasos e imprecisiones propias del ingreso de datos.
En las pruebas piloto que se están llevando a cabo en este momento, las preguntas (de 5 a 8 por sesión) de la encuesta se dividen en seis temas relacionados con la vulnerabilidad y las estrategias para afrontar problemas: empleo, violencia, fenómenos climáticos, hambre, enfermedad, y acceso a servicios sociales.
La idea es que los datos estén disponibles al público a través de una plataforma de acceso público una vez que los identificadores de hogar sean eliminados. Gallup está ayudando con una prueba piloto de esta tecnología en Perú y Honduras.
Economistas y urbanistas del Banco están utilizando un enfoque a dos puntas para elaborar una estrategia para el uso económicamente óptimo de las tierras devueltas (antiguas bases militares de los EE. UU.) a lo largo del Canal de Panamá. Primero, estamos elaborando modelos para estimar los beneficios en crecimiento y empleo derivados de las inversiones en sectores diversos —centros logísticos, puertos, propiedad industrial, aprovisionamiento de buques, almacenamiento de combustible, reparación de buques e incluso ecoturismo.
Sin embargo, en lugar de depender exclusivamente de modelos y perspectivas de mercado, simultáneamente estamos aprovechando el conocimiento del sector privado interno, de inversores internacionales y funcionarios públicos locales y federales para llevar a cabo encuestas y tener en cuenta sus opiniones respecto al uso más viable de la tierra, parcela por parcela.
Al igual que la encuesta L2L, el primer principio de la encuesta panameña es que no tenemos todas las respuestas. Esta comprensión en sí misma puede llegar a ser el primer paso de la iluminación.
Fuente: Banco Mundial
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