Érase una vez, cuando los acontecimientos principales noticias de la crónica fueron estrictamente profesionales e impreso en papel o transmitida por el aire por unos pocos para las masas, los manifestantes fueron los responsables principales de la historia. En aquel entonces, cuando las multitudes ciudadanos salieron a las calles sin armas a declararse opuesto, fue la definición misma de las noticias - vivos, importantes, a menudo consecuentes. En la década de 1960 en Estados Unidos marcharon por los derechos civiles y contra la guerra de Vietnam, en los años 70, se levantaron en Irán y Portugal, en los años 80, se pronunció en contra de las armas nucleares en los EE.UU. y Europa, contra la ocupación israelí de Cisjordania y Gaza, contra la tiranía comunista en la plaza de Tiananmen y Europa del Este. La protesta fue la continuación natural de la política por otros medios.
Y entonces llegó el fin de la historia, como resume el influyente Francis Fukuyama 1989 ensayo declarando que la humanidad había llegado al "punto final de la evolución ideológica de ..." en el mundo triunfantes "liberalismo occidental". Las dos décadas a partir de 1991 fue testigo del mayor aumento del nivel de vida que el mundo haya conocido jamás. El crédito era fácil, la complacencia y la apatía eran abundantes, y las protestas callejeras parecían inútiles actos secundarios emocionales - obsoleto, pintoresco, el equivalente de la caballería a mediados del siglo 20 la guerra. Las manifestaciones raras grandes en el mundo rico parecía ineficaz e irrelevante. (Vea la batalla de Seattle, 1999).
Hubo algunas excepciones, como las protestas que, junto con las sanciones, ayudó a poner fin al apartheid en Sudáfrica en 1994. Sin embargo, para los jóvenes, las críticas radicales y las protestas contra el sistema en su mayoría limitados a la fantasía de la cultura pop: "Fight the Power" fue una canción en un disco de platino, Rage Against the Machine fue una banda de platino, y el amado rebeldes valiente lucha contra los opresores globales que todo lo abarca eran sólo un montón de personajes de The Matrix.
"Protesta callejera masiva y eficaz" era un oxímoron global hasta que - de repente, sorprendentemente - a partir hace exactamente un año, se convirtió en el tropo que definen nuestros tiempos. Y la manifestante, una vez más se convirtió en un fabricante de la historia.
Preludio de la Revolución:
Se inició en Túnez, donde la vida del dictador, el poder agarrar y alta cruzado la línea de la desvergüenza, y un poco común de la insensibilidad del gobierno en contra de un ciudadano común y corriente - un vendedor ambulante de 26 años llamado Mohamed Bouazizi - se convirtió en el golpe final. Bouazizi vivió en la ciudad sin encanto tunecino de Sidi Bouzid, 125 kilómetros al sur de Túnez. En un viernes por la mañana casi exactamente hace un año, se dispuso para el trabajo, la venta de productos en un carrito. La policía había molestado Bouazizi rutinaria durante años, dice su familia, multando a él, haciéndolo pasar por el aro burocrático. El 17 de diciembre de 2010, un policía empezó a darle la pena una vez más. Se confiscó su escala y, al parecer le dio una bofetada. Se dirigió directamente a la construcción de capital provincial para quejarse y no obtuvo respuesta. En la puerta, él mismo empapado en disolvente de pintura y encendió un fósforo.
En Egipto, las incitaciones eran absurdamente fraudulentas elecciones nacionales de 2010 y, como en Túnez, un acto de brutalidad no es raro imperdonable por parte de agentes de seguridad. En los EE.UU., tres de las crisis agudas de dinero y la acumulación - la economía se estancó, la imprudencia financiera sistémica, la deuda pública gigantesca - junto con continuas revelaciones de la doblez de los bancos, las nuevas leyes estatales asegurándose de empleados públicos, demandas sindicales ilegales y la negativa del Congreso a considerar los impuestos, incluso ligeramente superior en los ingresos más altos movilizado Ocupar Wall Street y sus millones de seguidores. En Rusia fue la constatación de que otros seis (o 12) años de Vladimir Putin no puede conducir a una mayor prosperidad y de normalidad democrática.
En Sidi Bouzid y de Túnez, en Alejandría y El Cairo, en las ciudades y aldeas árabes a través de los 6.000 kilómetros del Golfo Pérsico hasta el océano Atlántico, en Madrid y Atenas y Londres y Tel Aviv, en México y la India y Chile, donde los ciudadanos se movilizaron contra crimen y la corrupción, en Nueva York y Moscú, y docenas de otras ciudades de EE.UU. y Rusia, el odio y la ira contra los gobiernos y sus compinches se hizo incontenible y se alimenta de sí mismo.
Las apuestas son muy diferentes en lugares diferentes. En América del Norte y la mayor parte de Europa, no hay dictadores, y los disidentes no se torturaba. Cualquier día que los tunecinos, egipcios o sirios ocupan calles y plazas, saben que algunos de ellos podrían ser golpeados o tiro, no sólo spray de pimienta o flex esposadas. Los manifestantes en el Medio Oriente y África del Norte están literalmente muriendo para conseguir unos sistemas políticos que se asemejan a los que parecen intolerablemente antidemocrática de los manifestantes en Madrid, Atenas, Londres y Nueva York. "Creo que en otras partes del mundo", dice Frank Castro, de 53 años, los Teamsters que conduce una mezcladora de cemento para ganarse la vida y ayudó a ocupar Oakland, California, "tiene más huevos que nosotros".
En Egipto y Túnez, hablé con los revolucionarios que fueron MBAs, médicos y directores de cine, así como las hijas de un selector provincial de oliva y un miembro de la Hermandad Musulmana supergeeky de 29 años de edad, llevar un cuaderno de Tigger. Ocupar el movimiento en los EE.UU. se puso en marcha por un par de editores de la revista - un canadiense de 69 años de edad, un afroamericano de 29 años de edad - y una antropóloga de 50 años de edad, pero los pilotos de avión y las abuelas y una tienda empleados y lavavajillas han sido parte de la multitud.
En un nuevo libro del tiempo, ¿Qué es ocupar? En el interior del movimiento global, nuestros periodistas explorar las raíces y el significado del levantamiento sobre la justicia económica. Para comprar una copia de un e-book o libro de bolsillo uno, vaya a time.com / whatisoccupy.
Y entonces llegó el fin de la historia, como resume el influyente Francis Fukuyama 1989 ensayo declarando que la humanidad había llegado al "punto final de la evolución ideológica de ..." en el mundo triunfantes "liberalismo occidental". Las dos décadas a partir de 1991 fue testigo del mayor aumento del nivel de vida que el mundo haya conocido jamás. El crédito era fácil, la complacencia y la apatía eran abundantes, y las protestas callejeras parecían inútiles actos secundarios emocionales - obsoleto, pintoresco, el equivalente de la caballería a mediados del siglo 20 la guerra. Las manifestaciones raras grandes en el mundo rico parecía ineficaz e irrelevante. (Vea la batalla de Seattle, 1999).
Hubo algunas excepciones, como las protestas que, junto con las sanciones, ayudó a poner fin al apartheid en Sudáfrica en 1994. Sin embargo, para los jóvenes, las críticas radicales y las protestas contra el sistema en su mayoría limitados a la fantasía de la cultura pop: "Fight the Power" fue una canción en un disco de platino, Rage Against the Machine fue una banda de platino, y el amado rebeldes valiente lucha contra los opresores globales que todo lo abarca eran sólo un montón de personajes de The Matrix.
"Protesta callejera masiva y eficaz" era un oxímoron global hasta que - de repente, sorprendentemente - a partir hace exactamente un año, se convirtió en el tropo que definen nuestros tiempos. Y la manifestante, una vez más se convirtió en un fabricante de la historia.
Preludio de la Revolución:
Se inició en Túnez, donde la vida del dictador, el poder agarrar y alta cruzado la línea de la desvergüenza, y un poco común de la insensibilidad del gobierno en contra de un ciudadano común y corriente - un vendedor ambulante de 26 años llamado Mohamed Bouazizi - se convirtió en el golpe final. Bouazizi vivió en la ciudad sin encanto tunecino de Sidi Bouzid, 125 kilómetros al sur de Túnez. En un viernes por la mañana casi exactamente hace un año, se dispuso para el trabajo, la venta de productos en un carrito. La policía había molestado Bouazizi rutinaria durante años, dice su familia, multando a él, haciéndolo pasar por el aro burocrático. El 17 de diciembre de 2010, un policía empezó a darle la pena una vez más. Se confiscó su escala y, al parecer le dio una bofetada. Se dirigió directamente a la construcción de capital provincial para quejarse y no obtuvo respuesta. En la puerta, él mismo empapado en disolvente de pintura y encendió un fósforo.
En Egipto, las incitaciones eran absurdamente fraudulentas elecciones nacionales de 2010 y, como en Túnez, un acto de brutalidad no es raro imperdonable por parte de agentes de seguridad. En los EE.UU., tres de las crisis agudas de dinero y la acumulación - la economía se estancó, la imprudencia financiera sistémica, la deuda pública gigantesca - junto con continuas revelaciones de la doblez de los bancos, las nuevas leyes estatales asegurándose de empleados públicos, demandas sindicales ilegales y la negativa del Congreso a considerar los impuestos, incluso ligeramente superior en los ingresos más altos movilizado Ocupar Wall Street y sus millones de seguidores. En Rusia fue la constatación de que otros seis (o 12) años de Vladimir Putin no puede conducir a una mayor prosperidad y de normalidad democrática.
En Sidi Bouzid y de Túnez, en Alejandría y El Cairo, en las ciudades y aldeas árabes a través de los 6.000 kilómetros del Golfo Pérsico hasta el océano Atlántico, en Madrid y Atenas y Londres y Tel Aviv, en México y la India y Chile, donde los ciudadanos se movilizaron contra crimen y la corrupción, en Nueva York y Moscú, y docenas de otras ciudades de EE.UU. y Rusia, el odio y la ira contra los gobiernos y sus compinches se hizo incontenible y se alimenta de sí mismo.
Las apuestas son muy diferentes en lugares diferentes. En América del Norte y la mayor parte de Europa, no hay dictadores, y los disidentes no se torturaba. Cualquier día que los tunecinos, egipcios o sirios ocupan calles y plazas, saben que algunos de ellos podrían ser golpeados o tiro, no sólo spray de pimienta o flex esposadas. Los manifestantes en el Medio Oriente y África del Norte están literalmente muriendo para conseguir unos sistemas políticos que se asemejan a los que parecen intolerablemente antidemocrática de los manifestantes en Madrid, Atenas, Londres y Nueva York. "Creo que en otras partes del mundo", dice Frank Castro, de 53 años, los Teamsters que conduce una mezcladora de cemento para ganarse la vida y ayudó a ocupar Oakland, California, "tiene más huevos que nosotros".
En Egipto y Túnez, hablé con los revolucionarios que fueron MBAs, médicos y directores de cine, así como las hijas de un selector provincial de oliva y un miembro de la Hermandad Musulmana supergeeky de 29 años de edad, llevar un cuaderno de Tigger. Ocupar el movimiento en los EE.UU. se puso en marcha por un par de editores de la revista - un canadiense de 69 años de edad, un afroamericano de 29 años de edad - y una antropóloga de 50 años de edad, pero los pilotos de avión y las abuelas y una tienda empleados y lavavajillas han sido parte de la multitud.
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