Por las huellas dactilares de un hombre, por las mangas de su abrigo, por sus botas, por las rodillas de sus pantalones, por los callos de sus dedos, por su expresión, por los puños de su camisa, por sus movimientos…cada una de estas cosas revela fácilmente las intenciones de unhombre. Que todo ello unido no arroje luz sobre el interrogador competente es prácticamente inconcebible. Sherlocx Holmes. 1892.
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