La tecnología ayuda en la lucha contra la corrupción
Por Caroline Anstey y Leonard McCarthy*
En días pasados, un hombre del norte de India fue noticia en todo el mundo por arrojar 40 serpientes en el piso de la oficina de impuestos local, enojado al parecer porque le pidieron que pagara sobornos a funcionarios locales por una asignación de tierras. Las personas utilizan los medios que tienen a su alcance para pronunciarse contra la corrupción que agobia su vida cotidiana. Y en el mundo en desarrollo el costo de la corrupción puede tener un precio muy alto: un soborno pagado por un padre para obtener una licencia puede significar que una familia pobre se quede sin comer, los libros que nunca se entregaron en un aula significan que los niños pierden la oportunidad de aprender, el saqueo del riego significa que los agricultores se ven obligados a pagar un elevado precio para regar sus cultivos o los verán morir.
Se estima que cada año los países en desarrollo pierden entre US$20.000 millones a US$40.000 millones debido a la corrupción y que miles de millones de dólares se esconden en refugios seguros en el extranjero. Es una cantidad asombrosa si se considera que con US$100 millones se pagaría la inmunización completa de 4 millones de niños. Del mismo modo debe preocupar el dinero perdido en el terreno en los países, por ejemplo, los bienes y servicios que se prometen y nunca se concretan y los contratos artificialmente altos que solo sirven para llenar los bolsillos de funcionarios corruptos, haciendo que los ciudadanos paguen el precio.
Al celebrar el Día Internacional contra la Corrupción, debemos reconocer que no hay una única solución rápida para reducir este problema. Pero hay medidas que pueden y deben tomarse para subir el costo de ser corrupto y enviar un poderoso mensaje de que la corrupción no paga.
El agricultor tenía serpientes. Lo que no tenía era un programa de gobierno electrónico bien mantenido que podría haber evitado una protesta llena de culebras. (Aunque ya estamos trabajando con el Gobierno de India para poner en marcha uno de esos programas.)
La tecnología está democratizando el desarrollo, mejorando enormemente la manera en que la información y los servicios clave pueden llegar a los beneficiarios. Y cuando esto no sucede, esta puede hacer que sea más fácil comprender por qué y a quién hacer responsable. La utilización de todo el potencial que ofrece la tecnología moderna ─como las iniciativas de gobierno abierto─ puede ayudar a aprovechar la transparencia, reduciendo los perjuicios de la corrupción en el desarrollo. A los delincuentes les resulta mucho más fácil cometer crímenes en la oscuridad.
Ya hemos visto cómo la tecnología puede marcar una diferencia. En Indonesia, por ejemplo, un Programa de Pobreza Urbana, que distribuye US$150 millones anualmente con financiamiento del Banco Mundial y el Gobierno, ha aprovechado con éxito Internet y la telefonía móvil para mejorar la supervisión de los proyectos, la transparencia y la eficacia en general. En la República de Moldova, el Gobierno se comprometió a usar la tecnología para mejorar la gestión de las autoridades y la participación ciudadana. En Filipinas, el secretario de Hacienda Cesar Purisima lanzó un programa de denuncias públicas en línea llamado Pera Ng Bayan, que puso en evidencia a decenas de evasores tributarios y contrabandistas en los primeros seis meses de operación.
Lo hemos comprobado nosotros mismos en el Banco Mundial, donde el simple uso de un teléfono o de Internet ayudó a la Vicepresidencia de Integridad Institucional del Banco, conocida como INT, en sus investigaciones de fraude y corrupción en proyectos financiados por la institución. La línea telefónica directa de INT ya recibe aproximadamente 26.000 llamadas al año. En el ejercicio pasado, unas 370 estaban directamente relacionadas con proyectos financiados por el Banco. Durante el año, el Banco Mundial sancionó a 34 empresas e individuos, mientras que los bancos multilaterales de desarrollo como grupo respetaron 37 inhabilitaciones conjuntas. En ese mismo período, el Banco creó medidas de precaución para proyectos de alto riesgo por valor de más de US$14.000 millones y detuvo un número de contratos que no estaban en regla antes de que se otorgaran.
La nueva tecnología está ayudando a combatir el fraude y la corrupción de otras maneras. La fotografía satelital permitió a los investigadores de la INT confirmar que la construcción de un proyecto financiado por el Banco Mundial en una zona de conflicto no se había completado, a pesar de las afirmaciones del Gobierno en sentido contrario. En los exámenes detallados de la ejecución de los proyectos, la INT utiliza la correlación de datos para identificar miles de transacciones de adquisición sospechosas, por ejemplo, empresas que supuestamente compiten entre sí y tienen los mismos números telefónicos o direcciones idénticas. En una investigación reciente, los procesos de análisis forense digital permitieron a la INT determinar que una firma que tenía que declarar sus resultados financieros, había modificado en dos ocasiones en el último día más de 300 entradas de pago en efectivo para eliminar las indicaciones de abonos corruptos.
El Banco Mundial está desarrollando un software de última generación para detectar señales de alerta que indiquen fraude, corrupción y colusión en las adquisiciones públicas. Fuera del Banco Mundial, las nuevas tecnologías permitirán a los consumidores determinar si un medicamento es falsificado antes de comprarlo. El comprador envía un código marcado en el envase de la medicina a bases de datos centrales a través de mensajes de texto y recibe una respuesta en cuestión de segundos confirmando si el fármaco es falso o auténtico.
Inspirado en el auge de las aplicaciones, el Banco Mundial está creando su propia Aplicación sobre Integridad, destinada a brindar a los ciudadanos un acceso inmediato a la información sobre los proyectos financiados por el Banco Mundial, así como un medio de denuncia al instante de cuestiones de fraude y corrupción. Esta permite a los usuarios enviar directamente al Banco una foto de la escuela a medio construir, una grabación de audio de una solicitud de soborno o cualquier otro archivo o documento que pueda ser relevante. Las futuras versiones de la aplicación informarán a los usuarios sobre la ubicación exacta de los proyectos que financia el Banco y usarán etiquetas de respuesta rápida (QR, por sus siglas en inglés) para proporcionar información específica sobre cuánto dinero se ha gastado y cuán cerca está la finalización de un proyecto. En las zonas donde los teléfonos inteligentes son menos frecuentes, un mecanismo separado permitirá a cualquier persona con un teléfono celular básico ponerse en contacto con la
Aunque la tecnología puede ser una herramienta eficaz para la transparencia, también tenemos que estar atentos a su lado oscuro: el crecimiento exponencial de la delincuencia cibernética. Apenas el mes pasado, PriceWaterhouse Coopers informó (i) que esta es actualmente el cuarto tipo más común de delito económico. Hace 10 años era solo un punto en el radar. Una forma de frenar esta tendencia es realizar mayores esfuerzos para bloquear la transferencia de dinero mal habido a través de sistemas financieros abiertos y transparentes. Es un tema que el Banco tiene la intención de impulsar cuando se vuelvan a reunir en el Banco Mundial el próximo mes de junio las autoridades encargadas de hacer cumplir la ley en todo el mundo, las cuales conforman la International Corruption Hunters Alliance.
Se dice a veces que la integridad es la forma de actuar cuando nadie está mirando. La realidad hoy en día es que con el poder de la tecnología moderna todos podemos vigilar en diferentes grados. La tecnología puede dar un significado real a la transparencia y la rendición de cuentas, puede ayudar a traer claridad sobre lo que era oscuro. Pero esta también está hecha y dirigida por el hombre. La tecnología puede ayudar, no obstante la integridad siempre será importante.
La Sra. Anstey es directora gerente del Banco Mundial.
El Sr. McCarthy es el vicepresidente de Integridad Institucional del Banco Mundial.
* Este editorial se publicó orginalmente en el Huffington Post.
Fuente: Informe Banco Mundia.
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