lunes, 26 de diciembre de 2011

Mathis Wackernagel y su huella ecologica


Mathis Wackernagel ha creado una medida sobre el impacto ecológico conocida como Huella Ecológica. En esta entrevista, explica la importancia del análisis de las Huellas y advierte que, hoy en día, el impacto ecológico de la humanidad es un 20% mayor de lo que la Tierra puede soportar. Este impacto está muy por encima de la capacidad de regeneración de la Naturaleza, y nos llevará, a corto plazo, a un déficit ecológico.


¿Podemos aprender a sanear nuestras cuentas?



La Huella Ecológica
es una herramienta muy sencilla que mide los recursos disponibles en la Naturaleza y los que el hombre utiliza.


Si dividimos la capacidad ecológica del planeta por la población mundial, tenemos un resultado de, aproximadamente, 2 hectáreas por persona. Partiendo de este dato, podemos comparar esta área promedio con la que necesitamos para producir alimentos, fibras, absorber el CO2 y mantener nuestras infraestructuras.


Sin embargo, un ciudadano de EE.UU. necesita, como media, alrededor de nueve a diez hectáreas de capacidad ecológica; lo que significa que, si todos los ciudadanos del mundo viviesen como en este país, necesitaríamos seis planetas como el nuestro. ¡Pero sólo tenemos uno! Y parte de él debería ser para otras especies.

A nivel mundial, ya usamos un 20% más de lo que la naturaleza es capaz de regenerar anualmente. Esto significa que cada año usamos lo que a la naturaleza le toma algo más de un año y dos meses en regenerar. Por eso, en conjunto, podemos decir que estamos en una situación de deuda ecológica.

La Huella nos sirve para conservar nuestros bienes ecológicos. Nos ayuda a mantener nuestras cuentas sanas, pues comprueba que las pérdidas no sean mayores que las ganancias. Pero, hoy en día, las cuentas no están equilibradas y, como cualquier otra compañía, eso significa que, con el tiempo, se arruinará. Sin balances de nuestras reservas ecológicas, seguiremos gastando más que lo que la naturaleza nos puede dar y agotaremos nuestros bienes. Pero, para alcanzar un equilibrio sostenible, es vital proteger estos bienes. La Huella Ecológica nos ayuda a lograr este objetivo.

Gran parte de nuestros recursos se utilizan en las ciudades. La construcción de nuestras ciudades determina el uso que hacemos de los coches o el transporte público, el tamaño de las casas, su mejor o peor aislamiento térmico. Muchos de estos asuntos, se organizan a través de las planificaciones regionales o los principios que establecemos en la ciudad. Por eso, las ciudades tienen una gran oportunidad, ya que, utilizando la gran cantidad de dinero que invierten en infraestructuras, podrían lograr un entorno mucho más eficiente para el medio ambiente y, al mismo tiempo, generar algunos beneficios a escala local.


La Huella Ecológica puede ser una herramienta muy útil para vigilar si, en realidad, nos movemos en la dirección correcta, pues nos ayuda a analizar o describir, de un modo fácil de comprender, cómo utilizamos la naturaleza. Igual que el Producto Interno Bruto (PIB) nos ayuda a entender cuánto dinero se intercambia en la economía de un país— lo cual es muy eficiente para observar la salud de la economía -, también necesitamos consultar la huella ecológica para examinar el buen o mal estado de los servicios de los ecosistemas que mantienen nuestra economía. No sólo podemos actuar en el ámbito nacional o mundial, si no también a nivel local o personal. Cuando las ciudades empiecen a medir su huella ecológica, dispondrán de una herramienta global para vigilar si están siguiendo la dirección correcta.


Es evidente que, sin ayuda exterior, es difícil que las ciudades sean sostenibles. Si, por ejemplo, pensamos en Paris, encontramos que el área en la cual se apoya es trescientas veces más grande que la ciudad en sí. La pregunta es, ¿es esto un problema? No lo sería si hubiese trescientas superficies disponibles para París. Pero vivimos en un mundo con un ecosistema limitado. Hoy en día, todavía usamos un 20% más de recursos que la Tierra puede regenerar. Y es en las ciudades donde se encuentra la verdadera acción y donde debemos encontrar cómo usar las estructuras de forma más eficiente, de modo que todos los ciudadanos del mundo disfruten de unas condiciones de vida digna dentro de nuestras capacidades ecológicas limitadas: hoy en día, alrededor de dos hectáreas por persona. La planificación de ciudades, respetuosas con esta limitación, es un gran reto al que podemos contribuir enormemente.




Perfil biográfico de Mathis Wackernagel
Mathis Wackernagel (Suiza, 1962) es en la actualidad presidente de la Global Footprint Network, un "think tank" internacional sin ánimo de lucro centrado en el desarrollo y la promoción de indicadores de sostenibilidad con sede en Oakland (California), Bruselas (Bélgica) y Zurich (Suiza). Después de obtener un título en ingeniería mecánica en el Instituto Federal Suizo de Tecnología, completó su doctorado en planificación regional y comunitaria en la Universidad de British Columbia en Vancouver (Canadá), en 1994. Allí creó, junto con el profesor William Rees, el concepto de huella ecológica.
Wackernagel dirigió después, desde 1995 a 2001, el Centro de Estudios de Sostenibilidad en México y, desde 1999 hasta 2003, el Programa de Sostenibilidad de la organización Redefining Progress, en Oakland. En 2004 fue también profesor adjunto de la Universidad de Wisconsin-Madison (EE.UU.), en 2010 se le nombró Profesor Visitante en la Universidad de Cornell (EE.UU.) y en 2007, doctor honoris causa por la Universidad de Berna (Suiza).
Por su trabajo ha recibido diversos premios: en 2005 el "Herman Daly" Premio de la Sociedad de EE.UU. para la Economía Ecológica, en 2006 el Premio Internacional de la organización WWF al Mérito en Conservación, en 2007, junto con Susan Burns, el Premio Skoll al espíritu empresarial social de la Fundación Skoll, y en 2008, como parte de Global Footprint Network, el Premio Internacional de la Fundación Calouste Gulbenkian, dedicado al respeto de la diversidad biológica y la defensa del medio ambiente en la relación del hombre con la naturaleza.




Fuente: Big Picture TV.

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